De camino a La mujer no existe

Inicio este trabajo de investigación, en el marco del Espacio Central Sede de la Comunidad de Valencia CV-ELP: Preparación del 12 – 13 Congreso de la AMP: “La mujer no existe”, con las miras puestas al Congreso, es decir para avanzar hacia este sintagma durante año y medio, para lo que me he planteado un programa de trabajo de siete puntos:

  1. La niña
  2. La sexualidad femenina
  3. La feminidad
  4. La posición femenina
  5. Del lado mujer
  6. El goce femenino
  7. La mujer no existe

Hoy, me quedaré en la vereda freudiana vislumbrando las posibles rutas lacanianas.

La niña aparece en el marco del mayor escándalo freudiano, la sexualidad infantil, con la que Freud se atreve a poner patas arriba a la moral imperante, dándole a la pulsión sexual infantil un carácter de ley: se manifiesta en todos los seres hablantes.

De entrada, presupone que hay un mismo proceso de desarrollo libidinal para ambos sexos en los primeros años de vida, hasta la encrucijada nodal que es el complejo de Edipo.

En estos primeros años de vida, ambos son pulsionalmente activos, es decir, la sexualidad en las niñas tiene un carácter masculino. Para dejar enmarcada la cuestión, de la polaridad masculino-activo, femenino-pasivo, de la que parte Freud, me remito a la reflexión que hace en 1925; al explicar las consecuencias psíquicas de las diferencias anatómicas, dice: “Todos los seres humanos tienen una disposición bisexual, por su herencia cruzada… la masculinidad y la feminidad son construcciones teóricas de contenido incierto”1.

Las diferencias entre la niña y el varoncito comienzan con el apercibimiento de la diferencia anatómica de los sexos, y aquí, de la niña dice: “en el acto se forma su juicio y su decisión. Sabe que no lo tiene y quiere tenerlo”2. O bien, comienza la desmentida: la creencia de que lo posee. A partir de la envidia de pene, puede hacer la equivalencia pene = hijo, y entrar así en la encrucijada edípica y tomar al padre como objeto de amor. Es decir, en la niña el complejo de Edipo es una formación secundaria, que está precedida por el complejo de castración, por este instante de ver y de tomar una decisión. Freud nos indica que el complejo de castración tanto en la niña como en el muchachito son procesos inhibidores y limitadores de la masculinidad, a la vez que promotores de la feminidad.

Quisiera introducir una cuestión que me parece también relevante: el asombro de Freud por la amnesia infantil sobre los primeros años de vida, en la que hay una intensidad de la vida pulsional, emocional, en la que gran parte de las funciones cognitivas se ponen en marcha, y sin embargo la memoria queda inactiva.

Los textos sobre la sexualidad femenina y la feminidad son producciones de la obra ya madura de Freud, que nada tiene que ver con un tratado de sexología, aunque sus títulos pudieran evocarlo.

En el texto de la sexualidad femenina trata de explicar cómo una niña se convierte en una mujer, y para ello introduce conceptos como identificación y elección de objeto; además, para hablar de la sexualidad femenina se retrotrae a la infancia, a la relación que ha tenido con su madre y con su padre. Lo que me ha hecho recordar la orientación que Lacan dio a Françoise Dolto: si quiere saber sobre sexualidad femenina, estudie antes la sexualidad infantil.

Quiero también poner de relieve que tampoco es un tratado sobre la vida amorosa de las mujeres: ya en los “Tres ensayos…”, Freud advierte: “La vida amorosa del hombre es la única asequible a la investigación, la mujer permanece envuelta en una oscuridad todavía impenetrable. La oscuridad estaría en suponer que la psicología de la mujer podría considerarse simplemente análoga a la del hombre”3.

Desde el inicio Freud pone el acento en la importancia de la fase preedípica, de la primera vinculación, la ligazón a la madre; Freud dice: “En este ámbito de la primer ligazón-madre todo me parece tan difícil de asir analíticamente, tan antiguo, vagaroso, apenas reanimable, como si hubiera sucumbido a una represión particularmente despiadada”4.

En la conferencia 33ª sobre “La feminidad”, pone el acento en el vínculo entre feminidad y vida pulsional, y dice: “no se puede comprender a la mujer si no se pondera esta fase de la ligazón con la madre preedípica”5.

Es decir, más allá de las ficciones de la novela familiar, me parece importante poner de relieve el peso que tiene en la subjetividad, para cada quién, el tiempo anterior a la entrada en el lenguaje, el tiempo anterior al consentimiento de dejarse atrapar en el orden simbólico, porque aquí -es mi primera hipótesis- está el germen de la feminidad, para cada ser hablante.

Freud define la feminidad como la resolución que una mujer ha tomado en su vida adulta, es algo a lo que se accede, a lo que se llega.

Las rutas lacanianas que me parece se pueden tomar, tienen para mí las siguientes indicaciones:

  • El texto de Lacan de 1960, sobre la sexualidad femenina, en el que hay dos referencias que se pueden seguir para abrir campos de investigación:
  1. El sintagma: “El narcisismo del deseo”6. Podemos orientarnos con los textos de Eric Laurent sobre las posiciones femeninas del ser, que lo entiende, este sintagma, como un amor al deseo, un deseo de deseo, y con ella se abre la vía de la relación que el sujeto femenino tiene con la falta y con la nada. Abriendo la clínica de la privación, del estrago y del superyó femenino.
  2. El otro sintagma: “La sexualidad femenina aparece como el esfuerzo de un goce envuelto en su propia contigüidad”7.

Ahí donde Freud percibía oscuridad, Lacan empieza a concebir un goce que envuelve por su inmediación, es decir, sin la medida fálica.

Me parece el punto de partida para despejar este goce contiguo que experimenta el sujeto femenino “entre una pura ausencia y una pura sensibilidad”8.

La siguiente indicación será el Seminario 19, O peor, en concreto el capítulo XIV, que es una charla, que se titula “Teoría de las cuatro fórmulas”; entonces, para despejar este goce contiguo, es decir, separarlo, diferenciarlo del goce fálico, Lacan recurre a la lógica formal, que introduce dos tipos de NO:

  • No existe, que llevará al No hay, no hay relación sexual, no hay la mujer.
  • No todo, no todo Fi de x, la mujer no toda es.

 

Quiero introducir también, de esta charla sobre las cuatro fórmulas, el lugar de lo indecidible, en el lado derecho, en lo que llamará el lado mujer. Situando lo indecidible en el movimiento de lo imposible al encuentro con lo contingente (en la misma zona en la que más adelante situará la escritura de: La tachada) nos dice: “lo que está en juego es lo imposible, es decir, a fin de cuentas, lo real. Sigan bien ese caminito”9.

 

 

 

Notas:

  1. Freud, Sigmund. “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” (1925). Obras Completas. Vol. XIX. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986, p. 276.
  2. Ibid., p. 271.
  3. Freud, Sigmund. “Tres ensayos de teoría sexual” (1905). Obras Completas. Vol. VII. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986, p. 137.
  4. Freud, Sigmund. “Sobre la sexualidad femenina” (1931). Obras Completas. Vol. XXI. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986, p. 228.
  5. Freud, Sigmund. “Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. 33ª Conferencia. La feminidad” (1933 [1932]). Obras Completas. Vol. XXII. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986, p. 111.
  6. Lacan, Jacques. “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” (1960). Escritos 2. Siglo XXI editores, Madrid, 1988, p. 712.
  7. Ibid., p. 714.
  8. Ibid., p. 712.
  9. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 19, O peor (1971 -1972). Editorial Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 205.