Crónica: Presentación del libro “El dolor y los lenguajes del cuerpo”. Santiago Castellanos (Madrid)

Con una numerosa asistencia -alrededor de 100 personas- se presentó en la Casa de la Cultura del Ayuntamiento de Gandía, el día 21 de mayo de 2010, el libro:
El dolor y los lenguajes del cuerpo.

El acto estuvo organizado por la Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica de la localidad. Entre el público había numerosas pacientes que forman parte de la Asociación.

Tengo que decir que el debate y las preguntas que se formularon fueron de mucho interés, y acercar los postulados del psicoanálisis y el trabajo clínico que desarrollé en los últimos años sobre la fibromialgia era un desafío para mí.

Otro discurso pudo ser escuchado y explicado. La medicina se encuentra en un impasse en el tratamiento del dolor crónico porque aborda el tratamiento de este padecimiento en las coordenadas de considerar el cuerpo como una máquina, excluyendo la subjetividad.

Para el psicoanálisis el cuerpo y el organismo no son la misma cosa. La discusión sobre el origen psíquico o somático de la fibromialgia es una discusión falsa y equivocada.

Desde Freud el psicoanálisis elabora una teoría que articula lo psíquico y lo somático. El cuerpo en el ser humano está hecho con las palabras y en el encuentro con el lenguaje.

Un tratamiento desde el psicoanálisis en alianza con la medicina es posible. La palabra es una herramienta fundamental para tratar los síntomas corporales allí donde la medicina se encuentra con un límite.

Las orientaciones terapéuticas que les proponen una salida del lado de la fatalidad del destino, de la adaptación al dolor como es el caso de la Terapias Cognitivo-conductuales les colocaban en un callejón sin salida.

Se comentaron algunas viñetas clínicas recogidas en el libro y en el debate también se planteo que las reivindicaciones de las asociaciones exigiendo más recursos para el tratamiento de la fibromialgia son justas, pero que eso no obvia el hecho de que las mujeres que padecen del "dolor crónico" también tienen que preguntarse por su causa.

Ellas también se tienen que hacer cargo de la parte que les corresponde, ellas tienen que hacerse cargo de encontrar una salida al sufrimiento que padecen. Desde el psicoanálisis se les ofrece una escucha para que ese trabajo lo puedan hacer.

El acto se prolongó durante dos horas y nadie se levantaba de la silla. Al final un empleado del ayuntamiento nos comunicaba que teníamos que terminar.

La Asociación me entregó un obsequio y entre aplausos se dio por finalizado el acto.

Numerosas mujeres se acercaron una a una para hablar un "ratito". Me contaban algunas historias muy personales. Alguna puerta quedó abierta y algunas preguntas también.

Tengo que reconocer que fue emotivo para mí. Me daba cuenta de la posibilidad y la potencialidad de que el discurso analítico pueda abrirse paso más allá de sus fronteras.