Crónica: Lugares Alfa y acontecimiento interpretativo. Julio González (Bilbao)

En esta 3ª jornada del Seminario “Clínica y pragmática de la desinserción en psicoanálisis” , que organiza el Seminario del Campo Freudiano-Bilbao, partimos del hecho de considerar a la interpretación en tanto que medio, en tanto que táctica según los términos del escrito de Lacan “La dirección de la cura”, que posibilita la operación de introducción de un imposible en el discurrir de la palabra del analizante, en la medida en que puede verificar un limite a la traducción, un ininteligible.

Para abordar esto se tomó como punto de apoyo la tesis de Leonardo Gorostiza que dice así: La interpretación es homogénea con el sinthome.

La cuestión que se nos plantea entonces es cómo en la sesión analítica la palabra puede alcanzar efectos de goce, y no efectos de sentido; cómo por medio de la interpretación poder producir acontecimientos de cuerpo que permitan un desplazamiento del goce, pues recordemos tal y como nos señala Jacques-Alain Miller en su curso del 12 de marzo de 2008 que una interpretación es una interpretación en la medida en que es juzgada a partir del “acontecimiento de goce que es capaz de engendrar a término”. ¿Cuál es, por lo tanto, el lugar de la interpretación?

La interpretación es homogénea con el sinthome, pues el lugar de la interpretación es el lugar de lo indecible, su lugar es el límite de lo interpretable, es decir, el agujero. Es la vía que Lacan nos abre a partir de su escrito “L’étourdit” al plantear la interpretación apofántica, es decir, en tanto se ubica en una zona en la que el y el no son equívocos, una zona de evocación, zona de un cierto silencio. La interpretación en el discurso analítico se ubica como correlato del propio límite de lo interpretable, lo verifica, no es por tanto una traducción.

En un texto de 1996, titulado “La interpretación al revés”, Jacques-Alain Miller anuncia lo que constituye esta nueva practica interpretativa: retener el S2, no añadirlo, con los fines de cernir el S1, es decir “reconducir al sujeto a los significantes propiamente elementales sobre los que, en su neurosis, ha delirado”. Podemos evocar en esta misma dirección como Lacan en “El saber del psicoanalista” nos señala que el analista reproduce la neurosis, ocupa la misma posición que el padre traumático; y esto con el fin de reducir el goce opaco del síntoma.

La interpretación supone entonces una operación que revela la opacidad irreducible de la relación del sujeto con lalengua, supone por lo tanto una operación de corte “que hace acontecimiento” (Jacques-Alain Miller, 12 de marzo de 2008). El corte otorga a la interpretación su dimensión de acontecimiento. Así pues, podemos decir que interpretación y sinthome surgen y participan, ambos, de la dimensión equívoca e intraducible de lalengua.

Para concluir recordemos que Lacan en “La tercera” señala el carácter equivoco de la interpretación “para no alimentar al síntoma con el sentido”. La interpretación en tanto que a-semántica extrae un significante de su contexto asociativo, separándolo de su S2, por medio del equivoco homofónico, reduciéndolo a su carácter de letra, y como tal, intraducible.