Crónica: “La violencia en la vida cotidiana”*. Ana Jiménez (Madrid)

El lunes 8 de octubre escuchamos la tercera de las “6 Conferencias introductorias al psicoanálisis”, espacio del NUCEP, coordinado por Amanda Goya y Gustavo Dessal. Este año nos convoca bajo el título: “La subjetividad en la era de la crisis globalizada” Sufrimientos provocados por el nuevo orden del mundo.

Exasperada del inútil “bla, bla, bla”, que caracteriza últimamente los análisis que se hacen en todas partes sobre la situación actual, presentando un panorama desolador y sin salida, me topé con uno diferente.

Antonio García Cenador centró en el terreno laboral su ponencia sobre “La violencia en la vida cotidiana”. Distinguió entre agresividad, reservándola al dominio intrapsíquico, y violencia, situándola del lado del acto. Ambas -en mayor o menor medida- están en cada uno de nosotros, seres hablantes. Que no queramos reconocerlas, no nos libra de ellas.

Pasó, ¡cómo no!, por la alianza del discurso de la ciencia con el pseudo-discurso capitalista, dado que rigen el estado actual de la civilización. Sus características y sus consecuencias: Universalización y homogeneización de los modos de gozar, empuje al goce, destrucción del lazo social… Producción de individuos, en el fondo desamparados e imposibilitados para la dialéctica, y forclusión del sujeto del deseo.

El “sufrimiento en el trabajo” es el correlato de un nuevo modo de gestión empresarial, que recurre a todo tipo de métodos de evaluación y control; que ha permitido que se devaluara la calidad del trabajo, fruto de la experiencia, en favor de reducir costes; y que recurre, sin que le tiemble el pulso, a la amenaza de despido. ¡Un acoso institucionalizado! El trabajo, algo vital, se ha convertido, para muchos, en algo insoportable. ¡Desolador!

Una viñeta clínica mostró el cambio de posición de un sujeto: sacrificada a la exclusión de que era víctima, al localizar en su análisis los determinantes de dicha posición, se topó con su participación en ese sufrimiento y pudo elegir renunciar a esa posición. Responsabilizándose de ello, ha ido apropiándose de sus capacidades y de sus logros. Ahora es capaz de defender con habilidad su “lugar”.

¡Hay salida! … Para cada uno, la suya.

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* Conferencia pronunciada en el ciclo de conferencias del Nucep 2011/12 (Madrid)