AMOR A LA LETRA (y 4)- Bibliografía Razonada XI Jornadas de la ELP: Un nuevo Amor... Ricardo Acevedo, Rosa Mª Calvet, Ana Castaño, Shula Eldar, Antoni Vicens, Rodolfo Pujol Ríos, Rosa Ruiz.

SIGNO DE AMOR = CAMBIO DE DISCURSO
Ricardo Acevedo

En el texto de Rimbaud -“A una razón”-, Lacan señala aquello que escande con esta réplica y termina cada versículo: “Un nuevo amor” (1)

El planteamiento de un cambio de razón es decir, de discurso (2), encuentra una posibilidad constatada en la emergencia del amor como signo.

Lo que nos atañe y detiene en esta observación, es en cuanto a la praxis, porque hay también una constancia en el cambio de discurso, en el franqueamiento de un discurso a otro (3).

Y lo que precisamente se hace presente en cada cambio discursivo en un sujeto, es la emergencia del discurso analítico.

Verificada esta existencia (hay que parar la oreja – dice Lacan), el amor como signo, y el discurso analítico, comparten un espacio y un designio en común: el cambio de una razón discursiva.

En el seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” (1964) se nos indica la cuestión de un amor sin límites; más allá de las coordenadas significantes y límites de la ley (ley del padre).

En “Aun” (1972/3) el amor se plantea como signo escandido –(no como significante). Como tal opera en el acceso del sujeto a su propia división en el goce y determina esa división en disyunción… (4) .

Nuevamente hallamos la resonancia con la operación del discurso analítico -(Separación de S1 y a)-

Pero ahora incluimos la presencia de un analista en la semblanza de su agente.
Entonces, podemos interrogarnos acerca de la tensión/articulación, entre transferencia, amor y saber.

Donde el amor sería condición, más que de un cambio de discurso, aquello que posibilitaría emergencia del inconsciente como saber, lo constatamos en la conferencia de J.-A. Miller “Una fantasía” (Comandatuba, 2004). El inconsciente primario no existe como saber. Para que devenga un saber hace falta el amor.

Precisamente, el texto alude que el amor tiene en el seminario Aún, una promoción muy especial por la mediación entre los S1 solos… Es el único modo de establecer una relación entre S1 y S2.

La transferencia juega aquí su destino inicial, haciendo soporte del Sujeto supuesto saber (y no a la inversa).

Nuestra clínica está orientada hacia lo real, pero con una fundamentación lógica.
La ética de nuestra época requiere a nuestra tarea, un esfuerzo de amor y poesía para re-establecer las coordenadas simbólicas deterioradas esencialmente por su carencia o el olvido.

Bibliografía
(1) Seminario XX - AUN - 1972/3. Editorial Paidos - página 25
(2) Op.cit. p. 25
(3) Op.Cit. p. 25
(4) Op.Cit. p. 34

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“LAS COSAS DEL AMOR”
Rosa Mª Calvet

A contracorriente de las populares tesis baumanianas de un amor liquido que despliegan con amplitud todo tipo de significaciones fantasmáticas uretrales del vinculo social, –S. Freud, “Sobre la conquista del fuego”.1932-. Las enseñanzas de Jacques Lacan sostienen una apuesta decidida por un tipo de amor que haga suplencia, es decir, que haga lazo allí donde un agujero real no cesa de no escribirse.

La falta real de referencia a la no inscripción de la ratio sexual entre un hombre y una mujer puede encontrar una salida sintomática vía un amor “más digno”.

No abundaremos aquí en las referencias al amor narcisista, vilipendiado, no sin una fina ironía, una y otra vez a lo largo tanto de sus Escritos como en sus Seminarios.

Queremos poner el acento en que la insistencia de esta apuesta lacaniana por el amor como suplencia y lazo va a la par del aumento en sus textos de las referencias a la destrucción de los vínculos que comanda el discurso capitalista.

Podemos destacar dos rasgos del capitalismo, por un lado forcluye al operador de la castración con los consiguientes afectos depresivos que acompañan a la falta de deseo.

A su vez esta falta es tratada socialmente con la promoción de intoxicaciones masivas de goces narcisistas imbricados en la pulsión de muerte, de ahí la mezcla híbrida de individuos deprimidamente maniacos.

Jacques Lacan, en la serie de seminarios destinados a los internos de psiquiatría del hospital de St. Anne, que tuvieron lugar en noviembre y diciembre de 1971 y en enero del siguiente año, pone el acento en que aquello que distingue al discurso capitalista es, “el rechazo simbólico -la Verwerfung- de lo que llamamos “simplemente las cosas del amor”, es decir, el operador de castración.

Un año después en Televisión cuando habla a los psicoanalistas, una vez mas insiste en que el capitalismo, al arrinconar las cosas del amor testimonia del temor -repudio- a la ética del bien decir y, en consecuencia, escinde en acto a la problemática del deseo y del goce sexual de cualquier vinculo social.

También es en esta orientación ética y epistémica su propuesta al grupo italiano en el año 1973, en tanto pide a quienes deseen ser reclutados en la Escuela Italiana por el dispositivo del pase, que den testimonio frente a algunos otros, de que un recorrido analítico llevado hasta su conclusión autoriza a decir algunas palabras sobre un amor mas digno que la cacofonía de tonterías y parloteo vacío en que se lo ha convertido el capitalismo.

Bibliografia
Jacques Lacan. Je Parle Aux Murs, pag 96 ,103 y 103. Collecction CHAMP FREUDIEN. Ëditions du Seuil, août 2011.
Jacques Lacan.Televisión, pag 556 y 557. Otros Escritos. Ed Paidós, 2012
Jacques Lacan. Nota Italiana”, pag 331. Otros Escritos .Ed Paidós, 2012


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DE LA CREACIÓN EX NIHILO
Ana Castaño

Pensando en el tema de nuestras próximas jornadas sobre ese nuevo amor al que cada uno arribará como producto de su propia experiencia analítica evoqué un seminario de Lacan que siempre me resultó fundamental y al que cada tanto vuelvo con una mirada diferente; Se trata del número VII “La Ética del psicoanálisis” porque “Conviene que nos detengamos en ese desfiladero, en ese paso estrecho, en el que Freud mismo se detiene y retrocede con un horror motivado: Tú amarás a tu prójimo como a ti mismo”

Sabemos bien como hay que ir desprendiéndose de todas esas imágenes que nos capturan en la relación con el partenaire ya que no se trata ni de Sade ni de Antígona, cada uno con su posición extrema, sino más bien de elevar el objeto a la dignidad de la cosa, saber hacer ahí con lo real, con ese real que es el vacío que bordea el alfarero.

“Ahora bien, si ustedes consideran el vaso desde la perspectiva que promoví primero, como un objeto hecho para representar la existencia del vacío en el centro de lo real que se llama la Cosa, ese vacío tal como se presenta en la representación se presenta como un nihil, como nada y por eso el alfarero, al igual que ustedes a quien les hablo, crea el vaso alrededor de ese vacío con su mano, lo crea igual que el creador mítico, ex nihilo, a partir del agujero” ( pág. 151, Seminario de la Ética, editorial Paidós).

Ese lazo inédito que promueve este nuevo amor lleva la marca, la letra que cada uno pone en juego en su particular modo de goce, letra que se puede considerar como su creación ex nihilo.

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LO QUE DISTINGUE AL DISCURSO CAPITALISTA…
Shula Eldar

“Lo que distingue al discurso capitalista es esto: la Verwerfung, el rechazo fuera de todos los campos de lo simbólico, con las consecuencias que ya he dicho, ¿el rechazo de qué? De la castración. Todo orden, todo discurso que se aparente del capitalismo deja de lado lo que llamamos simplemente las cosas del amor, mis buenos amigos. Veis, eh, no es cualquier cosa.” Je parle aux murs. (Seuil, 2011. P. 97).

Lacan hablaba así en la capilla de St. Anne en el curso de una serie de charlas sobre el saber del analista publicadas en 2011 que acaban de aparecer traducidas al castellano. Estas charlas tuvieron lugar el mismo año que dictaba su Seminario “…o peor”. (Paidós, 2012).

¿A quién le hablaba?,- (Je parle aux murs , p. 89)-.
No tenemos necesidad de adivinarlo: “Hablo a la capilla, es decir, a las paredes”, -(P. 87)-, a los (a)murs, a los (a)mures.

Al lugar que la castración instaura como vacío, a la brecha, -siempre abierta-, entre un hombre y una mujer, entre madre e hijo, entre el analizante y el analista y a lo que, éste último ha de saber, que el Eros no es el Uno de lo universal y que el amor es significación, es decir vacío. (Seminario XXIV. Inédito. Clase del 15 de marzo de 1977).

Por esa razón poner de manifiesto su lugar de semblante de saber, -“el analista hace el objeto a en persona”, -(Je parle aux murs, p.97)-, es lo que tiene efectos cuando apunta a la juntura entre saber y verdad, o sea, a la anomalía de la relación del hombre con el lenguaje. La castración se opone al universo, al régimen del “todo”. El analista lo debe saber muy especialmente en este momento, en el tiempo que nos toca vivir como decimos, cuando el discurso capitalista y la palabra burocrática se han apoderado de una civilización adormecida por el plus de gozar. “Que la Verwerfung vuelva loco a un sujeto no quita que reine sobre el mundo (...) como un poder racionalmente justificado”. (…o peor . p. 192).

¿Cómo hacer para que la voz del psicoanálisis no se debilite, para que no se deje absorber por una falsa ciencia kantificada que se empeña en imponerse como la lengua de todos?

“¿Cómo remar a contracorriente?”, pregunta Jacques-Alain Miller. Y responde: “Se hace necesario un retorno a Lacan. Nunca utilicé esta expresión y si lo hago hoy es persuadido de que nos hemos alejado de él”. (Sutilezas analíticas. Paidós, 2011. P.13).

(No obstante, ya había utilizado la expresión en el capítulo XVII: Clínica de la civilización de: El Banquete de los analistas. Paidós, 2000. P. 297) “Así pues, ante este movimiento general de degradación del psicoanálisis, no creo abusivo invitar a un retorno a Lacan….”).

Lacan había criticado ferozmente las relaciones de los analistas con el poder, a los burócratas, a los profesionales. No solamente por medio del sarcasmo en los textos de los años 50. Volvió sobre la cuestión hasta su última enseñanza.

En 2008, Jacques Alain Miller situó el retorno a Lacan bajo la égida de este problema: de los lazos de los analistas con el poder, de los efectos de la profesión que no dejan de manifestarse en la manera de abordar la clínica, del primum vivere que no es más que la adaptación al contexto, del grupo que es el guardián del narcisismo…

Si el lugar que le corresponde al analista en la estructura que determina su discurso propio, el de un saber que no puede explicitarse, es abandonado ¿cómo podría seguir siendo su deseo aquél que se oponga a la voluntad de goce, cómo podría seguir siendo un deseo que abra al amor?

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PESSOA Y EL ACENTO DEL AMOR
Antoni Vicens

Poema de Fernando Pessoa, de su libro Poemas de Álvaro de Campos

Todas as cartas de amor são
Ridículas.
Não seriam cartas de amor se não fossem
Ridículas.

Também escrevi em meu tempo cartas de amor,
Como as outras,
Ridículas.

As cartas de amor, se há amor,
Têm de ser
Ridículas.

Mas, afinal,
Só as criaturas que nunca escreveram
Cartas de amor
É que são
Ridículas.

Quem me dera no tempo em que escrevia
Sem dar por iso
Cartas de amor
Ridículas.

A verdade é que hoje
As minhas memórias
Dessas cartas de amor
É que são
Ridículas.

(Todas as palavras esdrúxulas,
Como os sentimentos esdrúxulos,
São naturalmente
Ridículas).

[Todas las cartas de amor son / ridículas. / No serían cartas de amor si no fuesen / ridículas. // También escribí en mi tiempo cartas de amor, / como las demás, / ridículas. // Las cartas de amor, si hay amor, / tienen que ser / ridículas. // Pero, al fin y al cabo, / sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor / son, sí, / ridículas. // Quién me volviera el tiempo en que escribía / sin darme cuenta / cartas de amor / ridículas. // La verdad es que hoy / son mis recuerdos / de aquellas cartas de amor / los que son / ridículos. // (Todas las palabras esdrújulas, / como los sentimientos esdrújulos, / son naturalmente / ridículas).]

Este famoso poema de Fernando Pessoa (recomiendo la recitación de Maria Bethânia) liga la carta de amor al ridículo. En cuatro tiempos, el ridículo va pasando de la carta de amor a la ausencia del amor, a la escritura, al recuerdo y, finalmente, al ridículo mismo por esdrújulo. El héroe del amor es cómico y da risa, quizá, para el cálculo de los hombres. Menos a las mujeres, que, salvo el éxtasis, viven entre el amor fatídico y la angustia trágica.

La letra del amor es ridícula en la medida en que lo contingente (lo que cesa de no escribirse) se hace brújula, micrófono y oxígeno del “encuentro en el partenaire de los síntomas, de los afectos, de todo lo que en cada cual marca el rastro-trazo de su exilio, no como sujeto sino como hablante” (Lacan, Encore, pág. 114). El goce de cada cual deviene, sí, ridículo, cuando el cándido consigue penetrar su código, como el poeta, como el psicoanalítico. Y hacer signo de ello, más.

Hablar del amor siempre se queda corto ante el estado del goce, aquel del que, como hablantes, estamos exiliados sin remedio. Vano término, entonces, el de, con un poco de amor, encontrar la patria de la que somos bárbaros: no está ahí, es sólo un poco de necesidad hecha de letra de amor, por la que algo no cesa de escribirse. Y, como Lacan lo enuncia en Encore (pág. 131), ese “no cesa” implica un “no cesará”, con el tiempo inscrito en el mismo orden de necesidad.

El otro ridículo de la carta de amor es el que puede sentir un varón. El amor implica una feminización, más allá de la castración por la que sostiene su carácter excepcional. Pero el hombre no se hace excepcional por ser amado. El amor está en el registro del no-todo y del uno-por-uno: síntoma gárrulo, con suerte poético. Tras el acento en el “sin”, quedan aún por decir dos sílabas: toma.

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DE UN AMOR A OTRO
Rodolfo Pujol Ríos

“El reverso del amor”, testimonio de Silvia Salman -AE- comienza con una pregunta ¿en qué el Pase es una contribución a la teoría del amor?

Al ser -nos dice- una demostración del Final de Análisis, es una vía para captar el programa de goce que condicionó la elección de objeto amoroso. Sitúa a la transferencia como el lugar para su lectura, postulando que a la entrada el sujeto habla al nivel del amor, a la salida sabe que habla al nivel de la pulsión.

Un psicoanálisis es una experiencia de amor.
Salman, toma como eje en su trabajo la dimensión libidinal de la transferencia, donde el analista forma parte de los circuitos de goce del sujeto.

Este movimiento que va del amor a lo pulsional, permite demostrar que el fundamento de la transferencia no es tanto el amor sino la pulsión y que el amor la reviste con sus encantos para desconocer la condición de goce que la determina.

En la elección de su segundo analista, concentra el control, el estudio, el análisis, que transcurrió cara a cara, desde el comienzo hasta el final. La muerte prematura del analista puso fin a esa experiencia, que aún no había llegado a su término. ¿Qué quedaba por analizar? Sólo lo sabrá a la salida de su último análisis: es el resto transferencial y la posición femenina que estaba definitivamente articulada a ella, resto que era un velo de las marcas de goce.

Analizar el resto transferencial implicó desvelar las marcas de goce, construidas por elementos contingentes que hacen escritura, que dan lugar a la repetición. Por un lado la mirada del padre escribe un trazo, “eres mi dibujo animado”, ese significante por el cual la niña comienza a ser nombrada por el padre, por el otro lado una escena infantil la niña se mira al espejo dejando al descubierto sus genitales y un hombre la mira a través del espejo, fija un goce.

El analista formó parte de los recorrido del goce a través de los cuales el sujeto desplegó su síntoma, su fantasma y su repetición, del síntoma “huidiza”, deriva a la fórmula del fantasma “ser agarrada por la mirado del Otro”, que cerrará el círculo pulsional de “hacerse agarrar para huir”. Si huidizo fue el significante que nombraba la condición del segundo analista, alguien que no me deja ir es la elección que porta el último analista.

Erosión del goce, producción de un vacío e invención.
Señala que el analista más allá del engaño del amor articulado al SSS, se presta para aislar la condición del goce pulsional. El final de análisis trata de la liquidación de ese engaño para revelar el goce de cada uno. Aquí la posición del analista supone el reverso del amor.

Esta última experiencia transcurre alrededor de la erosión del goce que se hallaba concentrado en el objeto mirada, que se recortan en el horizonte del padre, que los espejismos fálicos velaban.

¿Cuál fue la posición analítica que permitió acceder al reverso del amor? La interpretación del analista “usted no encontró todavía el significante desanimado”.

“Desanimada” es una modalidad de equívoco que apunta a una significación vacía, iniciando un tiempo de desinvestidura, esto significa poner a disposición esa libido que se alcanza cuando se desinviste los circuitos de la pulsión. Algo se inviste al final, en este caso el significante “encarnada”, que surge como invención al final del análisis. Como tal, no forma parte de la serie de significantes amo del sujeto, pero está hecho de lo que resta de ella, una vez que se vaciaron y desanimaron las identificaciones del Otro. “Encarnada” es el reverso de “animada”, una nueva investidura del sujeto.

Y concluye: “Si el sinthoma es lo que viene a escribirse en el lugar de la relación sexual imposible de ser escrita, lo que se ama en el fondo en alguien es su sinthoma, es decir, los signos que este envía y que refleja la manera que cada uno trata la ausencia de la relación sexual”, en definitiva, un amor sinthomático.

Bibliografía
* Animo de amar – S. Salman - Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 10 – octubre de 2010
* El reverso del amor – S. Salman – Revista El Caldero de la Escuela Nº 14 - 2010
* El misterio del cuerpo que habla – S. Salman - Colección Orientación Lacaniana 2011

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¿CURARSE DEL AMOR?
Rosa Ruiz

El próximo encuentro de las XI Jornadas de la ELP en A Coruña, nos reunirá bajo el epígrafe: “Un nuevo amor… destinos del amor en la experiencia”.

Para tratar este tema me remito a un texto de Jacques-Alain Miller (1) que se titula “Lógicas de la vida amorosa”. Este escrito aborda una nueva concepción del amor como resultado de la experiencia analítica, situando el amor en la enseñanza de Lacan, como un más allá de la repetición.

El libro comienza diciendo que hay dos momentos de la cura: la entrada y la salida. Se entra por la puerta del amor, se sale por la del pase.

El inicio del análisis se instaura por la transferencia de amor y se dirige a un gran Otro (A) supuesto saber. Ahora bien, no sólo existe el lugar del Otro como significante, si no que la estructura del lenguaje, incluye el objeto a. Para que este objeto emerja, el analista, su posición, debe operar primero a partir del no-todo, escrito A/ (A barrado) y segundo como objeto a.

Si en el inicio de la experiencia es necesario la condición del amor que presupone un Otro, la cuestión que nos formulamos es: ¿Cómo se aborda el amor al final de un análisis? ¿Se trataría de “curarse” del amor? Sabemos, que el amor tapa, vela el verdadero estatuto del objeto a. Entonces, ¿qué hay del amor? ¿Qué queda del mismo, al término de la experiencia?

Jacques Alain Miller, en su escrito señala un más allá del amor, situándolo en el paso de A/ (A barrado) al objeto a. “De un Otro-Autre, con A mayúscula-al otro-autre, con la a minúscula del objeto a”. Es en este punto que ubica la invención respecto a eso que Lacan nombra como el surgimiento de “un nuevo amor” tomando esta noción del poema de Rimbaud.

El autor en estas páginas, distingue el amor como repetición, del amor como invención. Dice: “La novedad de Lacan, en psicoanálisis… es que hay nuevos amores posibles. El Edipo freudiano significa que amor es repetición. Y eso parecen mostrar las contribuciones de Freud a la psicología de la vida amorosa: cuando amamos, no hacemos más que repetir; encontrar el objeto es siempre reencontrarlo y todo objeto de amor es sustitutivo de algún objeto fundamental, previo a la barrera del incesto. Todo esto está hecho para demostrar el amor como repetición. La vertiente más original de amor lacaniano es, al contrario, que el amor es invención… que el amor es un modo de dirigirse al a a partir del Otro del significante. Este es, en la teoría del amor, el papel de las palabras de amor, de las cartas de amor.”

Resumo lo que Jacques-Alain Miller dice sobre una de las concepciones lacanianas del final de análisis respecto al amor. Expone que no se trata tanto de curarse del amor como de “… una transformación de la transferencia, no de su desaparición. Es un final del análisis donde el descubrimiento del A / (A barrado), el descubrimiento de que no hay Otro del Otro, no hay Otro, da lugar, por el contrario, a una invención. Quizás, sí, curarse del amor, pero del amor en tanto repetición”.

Entiendo que al final del análisis, hay una versión más allá de la repetición, un más allá del padre, que procuraría un destino diferente respecto al amor, otra manera de arreglárselas cada uno con lo real pulsional que queda del goce. Es decir, que una vez revelada la inexistencia del Otro y del “goce uno”, se trataría de inventar a partir de ahí, una nueva relación o lazo con un partenaire que pasaría por un saber hacer del objeto a, de ese resto irreductible que es núcleo del síntoma, causa.

En relación a la transformación de la transferencia al final del análisis, creo que podemos decir que el dispositivo del pase fue creado por Lacan para inventar un nuevo lazo libidinal en su Escuela, a partir de S(A barrado) y de las dos vertientes del objeto a. Tal vez, llegados a este punto y para referirse a ese cambio del amor inicial, cabría preguntarse si ese amor quedaría al final transmutado en un ¿amar el síntoma?

Nota:
Miller, J.-A. “Lógicas de la vida amorosa” - Ediciones Manantial, 1991.

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*Les recordamos que pueden consultar los números anteriores, tanto de Amor a la letra como de las Cartas de aLmor en la página Web de las Jornadas http://www.elp-debates.com/jornadas.html

Paloma Blanco Díaz, Responsable de la Comisión Bibliográfica