Cosas de finura en psicoanálisis*. Jacques-Alain Miller (París)

(...) Por lo tanto, lo que quisiera este año, bajo el título de Cosas de finura en psicoanálisis, es examinar, para decirlo de modo kantiano, el psicoanálisis desde el punto de vista pragmático, es decir, lo que el psicoanálisis hizo de sí mismo, o puede hacer de sí mismo, parafraseo aquí a Kant en esta fórmula. Y entiendo examinar esto con la ayuda del agujero que hay entre estructura y contingencia.

Hay un agujero entre los conceptos fundamentales del psicoanálisis organizados como estructura, y de los cuales da una idea estos matemas en el pizarrón -he constatado con pesar que continuaban hablando entre nosotros de setting en tanto que Lacan dice discurso, el setting es un concepto barroco que mezcla a la vez datos de estructura y luego datos secundarios como el emplazamiento, el número de entrevistas, etc, no se trata de setting se trata del discurso analítico-, por lo tanto, esta es la noción de una estructura, y hay un agujero con lo que es contingente.

Lo que es contingente está separado del concepto –forma parte del concepto de la contingencia.

Un caso particular, no es un caso de una regla, no es el ejemplar de un universal, no es la ejemplificación de lo general. Y la pragmática es precisamente la disciplina que intenta encontrar la regla a partir de un caso particular, es decir, que toma en el fondo el caso particular siempre como una excepción a la regla. A partir de allí, el caso particular es una cosa de finura, que debemos abordar con lo que Pascal llamaba el espíritu de finura y que Kant llamaba, en su lenguaje menos elegante, un juicio que reflexiona.

Es allí, es en ese hiato donde se desliza esta práctica mal ubicada que llamamos control, El control es lo que se supone tapona la hiancia entre estructura y contingencia. Y me gustaría que pudiéramos decir sobre el control -palabra de la que a veces se hace un uso abusivo-, me gustaría que pudiera decirse sobre el control cosas mejor estructuradas si puedo decirlo.

Y luego, en la misma línea, se plantea la cuestión de la educación del psicoanalista.

Prefiero aún decir educación antes que formación. Esto deja ver mejor lo exorbitante del tema, porque si hay un dominio donde la pedagogía no puede mucho, no puede nada como lo decía hace un momento, es este. Y por lo tanto, hay que saber aquí lo que el analista debe a su análisis, lo que el analista debe a su experiencia de pacientes y bajo qué forma, y lo que podría deber a otras disciplinas.

Existe también lo que invalida la pedagogía en psicoanálisis, es que el saber se paga, es decir, se adquiere a expensas del sujeto. La transmisión según la imagen de los vasos comunicantes no da cuenta de este pago. Pero eso se paga. Y el saber que se puede adquirir en el análisis mismo se paga. He jugado sin duda yo mismo con demasiada ligereza. Pero pensaba que eso debería estar en una muy pequeña superficie, a título experimental –he jugado con un dato sin embargo constante y radical de la experiencia analítica, la gratuidad, he jugado a sustraer el dato del dinero. Y lo que he descrito como el fenómeno presente, se debe sin duda en amplia medida a la sustracción de este elemento. El dinero no es sólo la pasta, -como decía Lacan-, destinada a proveer a las necesidades del interesado y de su familia, es aún un elemento que tiene la propiedad de matar todas las significaciones y que opera por sí mismo una acción de límite. El siempre más que he señalado hace un momento, está evidentemente articulado esta vez, no a la adquisición del dinero, sino al abismo que su desaparición arrastra, ese llamado sin límite de una demanda a la cual no sabemos sustraernos.

En fin, pragmática. Digo también pragmática porque el saber hacer tiende, en el psicoanálisis a suplantar el saber, la pragmática tiende a suplantar lo epistémico. Hay que reconocer a la vez este movimiento en lo que lo funda y al mismo tiempo ajustarlo. Es lo que querría tratar este año en lo que es en el fondo un ejercicio de anticipación: ¿A dónde va el psicoanálisis?

Si seguimos las indicaciones del tiempo presente: ¿A dónde va el psicoanálisis? Y según nosotros ¿A dónde debe ir? Suponiendo que él pueda.

Hasta la semana que viene.

* Extractos del Curso del 12 de noviembre de 2008.

Traducción: Silvia Baudini

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