"Comer: la enfermedad del Siglo". Entrevista a Patrick Monribot por José Manuel de Manuel (Palencia).

Recién llegado de Burdeos a Palencia con el propósito de intervenir en el ICF de Castilla y León y de dar la conferencia anual que éste organiza con el título, “Comer, la enfermedad del siglo” Monribot accedió solícito a nuestra petición de realizarle una pequeña entrevista.

José Manuel de Manuel: ¿Goza el psicoanálisis, hoy en día, de buena salud?

Patrick Monribot: El psicoanálisis en la actualidad está siendo atacado por los practicantes de las TCC con lo que podemos pensar que puede haber un peligro para el psicoanálisis, sin embargo, Jacques-Alain Miller dice que como Mao Tse Tum: “Nunca se está tan fuerte como cuando estás atacado”, y puede ser una manera de relanzar el psicoanálisis en el malestar de las civilizaciones.

J. M. de M.: Hoy en Palencia dictará una conferencia con el título "Comer: la enfermedad del Siglo". ¿Por qué este título? ¿Por qué, es tan importante comer en nuestras sociedades?

P. M.: La clínica hoy, está cambiando con el "fallecimiento" del Nombre del Padre. Así, la función paterna declina el lugar, observamos que va al finito que dice Lacan. Y por esta razón el objeto oral encarna el paradigma del objeto plus de goce que toma una importancia creciente en la sociedad. Ahora no tenemos síntomas a partir de la función paterna que es problemática, sino síntomas a partir del objeto “a”. A partir de un objeto de goce directo, no es solamente el objeto oral, pero si es un prototipo importante por que en esta sociedad de consumo capitalista el objeto oral no se puede detener.

J. M. de M.: ¿Por qué se produce la distorsión en el espejo por parte de la anoréxicas?

P. M.: Significa que la imagen reflejada en el espejo no es exactamente construida como una imagen física. En el estadio del espejo desarrollado por Lacan dice: que primero hay una imagen, pero se encuentra en el espejo plano la dimensión del gran Otro como lugar de la dimensión de la palabra, de la demanda del lenguaje, y eso da una alquimia particular al espejo, a su funcionamiento y a la imagen. La imagen es constituida a partir de lo imaginario y de lo simbólico, y si el Otro desfallece tendremos una distorsión de la imagen. Hay un problema de más: en el fondo de de la imagen, Freud y Lacan dijeron que encontramos la pulsión de muerte; como en el mito de narciso, que encuentra la muerte cayendo en el agua. Me parece que si la dimensión simbólica del gran Otro esta desfallecida, el espejo se apoya sobre lo imaginario y sobre lo real de la pulsión de muerte, sin posibilidad de tapar la pulsión de muerte mediante lo simbólico. Mi opinión es que esto implica una distorsión de la imagen. No hay una imagen fiable en el estadio del espejo sin la dimensión de un Otro simbólico que funciona correctamente, sino que crea una distorsión de la imagen. Lacan habla de que antes de la intervención del otro simbólico, el espejo que el mundo organiza es el Kakon, es un mundo desorganizado, es un mundo caótico. La imagen de la anoréxica es una imagen minimalista.

J. M. de M.: ¿Se puede hablar de provocación por parte de la anoréxica al mostrar un cuerpo tan consumido?

P. M.: No sé si es podemos generalizar el hecho de que sea una provocación por parte del enfermo. Si tenemos una anoréxica que es una histérica, podemos pensar que en el otro hay una provocación, pero ahora bien, si hay una anoréxica que presenta una suplencia en la psicosis, no sé si podemos hablar de una provocación. Así, depende el uso de la imagen en el vinculo social, provocación o no depende de la posición que el sujeto puede ocupar en el vinculo social. La histérica ocupa un cierto lugar y va a provocar al padre…, y va a utilizar su propia imagen pero, como dice Lacan, un psicótico está fuera del vínculo social y no sé si puede permitirse el lujo de utilizar la imagen para provocar.

J. M. de M.: ¿Anorexia y bulimia son la misma cara de una misma moneda?

P. M.: No se puede generalizar.

J. M. de M.: Pero, ¿acaso no se vacían de alguna manera las dos?

P. M.: Hay vacío y vacío. No es lo mismo el vacío de la histérica que el vacío en la psicosis. El vacío del objeto “a” no existe como tal en la psicosis. Ahora, hay que tener cuidado con la imagen de un vacío que llena. Es la imagen, es la concepción imaginaria de la bulimia, “me siento vacía: como, para llenar mi vacío”. Es una concepción imaginaria de una forma; que se vacía, que se excava, que se llena. La topología de Lacan nos enseña otra consistencia de la anoréxica o bulimia cuando funciona como un nudo para juntar lo real, lo simbólico y lo imaginario. No se trata de llenar un vacío, sino de anudar lo que sería disjunto; diferente de la topología del vacío. Por el contrario, si se trata de una histérica, si pone delante el vacío del menos phi, de la castración, aquí lo podemos pensar como un agujero que quiere llenar, o quiere tapar. No tenemos una topología mejor que en el último Lacan.

J. M. de M.: ¿Cuándo se puede decir que una anoréxica esta curada?

P. M.: Un conductual dice tú has comido, tú estás curado. Pero en psicoanálisis es más complicado ya que existen dos etapas para hablar de curación.
Primero, hay que transformar el trastorno alimentario en un síntoma, es decir, que tome un valor de síntoma para la persona; lo que implica el sujeto, lo que implica el saber, lo que implica el enigma inconsciente, etc. Y después, una segunda etapa cuando tenemos un síntoma (que no es fácil de obtener) podemos transformar el síntoma. Y, finalmente la curación en psicoanálisis es un problema de metabolismo del síntoma, de transformación del síntoma. Empezamos con un síntoma y la cesamos con un síntoma, pero no es el mismo, es una curación del síntoma mediante el síntoma. Pero como dice Miller, el síntoma al inicio de la cura es un disfuncionamiento y el síntoma esperado al final de la cura es un modo de funcionamiento en realidad.

J. M. de M.: ¿Cómo hacer que una anoréxica vaya a un psicoanalista?

P. M.: Hay que dejar trabajar al paciente con lo que es un problema para ella, y hay que trabajar hasta poder introducir la problemática anoréxica en la cura. No hay que tratar de decir ¡háblame de la anorexia!, por que no podría subjetivarlo. ¿Cómo hacerlo? Hay que esperar a que se presente una oportunidad, que se presente o no en la transferencia. Es el arte del analista. Esperar el momento para captar la implicación subjetiva en el trastorno, por que si no, vamos hacer un forcem como los TCC, puesto que sin subjetivación no vamos a tener curación. No hay técnica para transformar finalmente el trastorno en un síntoma que implique la subjetividad, no hay una técnica que se pueda aplicar a todos los pacientes.

J. M. de M.: ¿Por qué en la adolescencia y ahora además, cada día más, en los bebés?

P. M.: Es verdad hay casos graves en los bebés pero ¿por qué en la adolescencia? Porque en la adolescencia hay un despertar de las pulsiones y una reorganización del orden pulsional. Antes tenían una cierta homeostasis y ahora se desarregla con la adolescencia, y después hay que poseer la facultad de reorganizar el juego pulsional, ya que finalmente la adolescencia funciona como revelador fotográfica de una homeostasis.

J. M. de M.: ¿Parece que Ud. da más importancia a lo real que a lo simbólico en la dirección de la cura?

P. M.: A partir de lo real, incluso cuando se trata de un síntoma de tipo histérico ciertamente podemos pensar a través del significante. Freud apercibió que la gente recaía y se pregunto ¿Por qué?, si la interpretación era buena, era exacta, y además a ello le seguía un alivio, ¿por qué una recaída?; y Freud se dio cuenta de que no había tocado la dimensión pulsional del asunto; que es la dimensión real, que es el núcleo, que es lo más difícil de tratar tras la envoltura formal. En cuanto a la psicosis ordinaria -ahora más frecuente que la neurosis- la anorexia sobre todo puede servir de suplencia. Es una clínica de lo real como la clínica de Joyce con su obra, y hay que pensar la clínica de hoy, si queremos que el psicoanálisis siga gozando de buena salud, que se adapte al malestar actual de la civilización, a la clínica contemporánea. Tenemos que pensar la clínica analítica a partir de lo real y no de lo simbólico. Vamos a ver cuándo se puede hacer, pero hoy con las toxicomanías, con todas las problemáticas del objeto, hay que pensar la clínica a partir de lo real y eso va imponer una dirección de la cura un poco diferente. Eso es la cura lacaniana, y si no, no vamos a resistir a la exigencia contemporánea de inmediatez. Son problemas más allá del Edipo, y más allá de éste se trata de tocar a lo real en juego en el asunto, incluso en la neurosis.