Comentario sobre las XIV Jornadas de la ELP realizado en Radio Lacan | Mónica Unterberger
"Te agradezco la oportunidad de hablar de lo que fueron para mí estas 14ª. Jornadas de la ELP, realizadas el 12 y 13 de diciembre en la bella Barcelona y convocadas bajo el título de “CRISIS: ¿qué dicen los psicoanalistas?”.
Es un hecho más que evidente que el título de las jornadas, recoge y toma buena nota de lo que de ello nos toca hasta la más honda conmoción subjetiva: la crisis, en su declinación más plural, en sus diversas aristas. Crisis, cuya dimensión tuve el gusto de encontrar explorada y desplegada en las reflexiones que los analistas nos han ofrecido en sus trabajos, en la clínica y en la transmisión efectuada del lugar que le cabe al psicoanálisis en nuestra época.
Me han sorprendido de la buena manera, varias cosas: por ejemplo, la amplia presencia de jóvenes que se suman e interesan por la tarea que cumple el psicoanálisis en el mundo ,como discurso. Discurso que incide tanto en la clínica como en la lectura menos tonta que éste nos permite realizar.
Eso ya es una excelente noticia para el lugar que tenga en el futuro, teniendo en cuenta que los significantes amos bajo los que se configura nuestra época, exige- vuelvo a insistir en ello- un discurso menos tonto, capaz de leer el malestar que se presenta desde una perspectiva distinta a los diferentes saberes que imperan.
Nuestras jornadas han mostrado la nueva configuración de la problemática de la sexualidad, de la debilidad del amor, las dificultades con el saber, las servidumbres ignoradas, la debilidad de los ideales que, al brillar en la ausencia de su operatividad, arrojan a los sujetos a aferrarse a las ofertas de la tecnociencia para intentar darse, no sólo un cuerpo, sino una manera de gozar acorde a lo que el mercado permite.
De esto, las jornadas nos dieron el ejemplo de no estar ajenos ni desatender la novedad de sus manifestaciones para interrogarlas con planteos, con rigurosas precisiones, no infatuadas sino serias. Las invitaciones a los discursos de otros oficios, otras profesiones, otros saberes, los tomo como un ejemplo de estar atentos a lo que se prepara en la ciencia, en el arte, en el periodismo, en el teatro, en la actividad política, pero también en la obscenidad política y económica.
Incluir estos saberes, es una manera de no desoir los impactos y los desgarramientos bajo los que se vive en el mundo. Un mundo, sí, desgarrado por el odio en su ferocidad, que ya ha introducido una fórmula inquietante que sobrevuela, que nos sobrevuela: “todos amenazados” “la libertad amenazada”.
No es de nuestro menor interés: eso no deja de conmover la subjetividad. Ya estamos observando sus consecuencias sintomáticas.
También quiero destacar con mayúsculas, los testimonios del los AE de la Escuela Una, que hemos tenido ocasión de escuchar. Son una enseñanza sin par. Sólo posible por el acto del discurso analítico que procura el paso de estar empujado por lo que no se sabe y no se oye, a la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo con la pulsión. Pero nos enseña también que hay esa oportunidad de decidir si se quiere lo que se desea y desear lo que se quiere.
Son una enseñanza de lo que sí se puede. Es una prueba del filo de la verdad del descubrimiento de Freud y que, insistiré muchas veces, Lacan supo rescatar y transmitir.
Cuando una comparte estas conversaciones a la que nos convoca la puesta en obra de la comunidad analítica, experimenta lo que nos causa a seguir en el trabajo por una apuesta que se demuestra, cada vez, en acto, en su capacidad de transformaciones subjetivas y, entonces, no puede menos que celebrar que este discurso , el del psicoanálisis de orientación lacaniana, tome cada vez más su fuerza, su peso de existir.
Alegría, por lo tanto, de compartir este ejemplo de seriedad, rigor, esfuerzo y la affectio societatis, que el cuerpo a cuerpo de los encuentros propicia."