Acción Lacaniana – Foros de la ELP: EL MALESTAR EN LA DEMOCRACIA. EFECTOS POLÍTICOS Y SUBJETIVOS. (Selección 2). Hector García de Frutos, Rodolfo Rieznik, Celeste Stecco, Olga Montón, Margarita Alvarez, Gabriela Medin.

NO ES MOMENTO DE ATRINCHERARSE
Hector García de Frutos. Psicoanalista.

Aquello que hemos dado en llamar, a partir de Lacan, discurso psicoanalítico, consiste en una brújula subversiva cuya condición es evanescente. Ni se adquiere, ni se tiene; acude en boca de alguien solo de forma contingente. No en vano, la destitución subjetiva necesaria para hacer del objeto a agente del discurso no acontece definitivamente: se sostiene, en el lapso de un acto, de un deseo que no sabría ser puro.

El discurso ubica además el saber extraído del propio análisis en el lugar de la verdad. Sin embargo éste no puede constituirse como entidad, pues se asienta sobre un agujero simbólico. Es preciso operar pues desde un sostén de inconsistencia, cuando la tendencia humana, demasiado humana, es hacer de un saber sistema.

No hay, por tanto, garantía de fundamento: solo podemos saber après-coup si se operó o no desde el discurso analítico, y solo por los efectos que eso produjo.

En lo que concierne a la época contemporánea, Jacques-Alain Miller reiteró en Comandatuba que hoy el discurso del amo tiene la estructura del discurso del analista. Quizás, con ello apuntaba más a provocar un replanteamiento de los fundamentos operativos del psicoanálisis, que a deleitar al auditorio con un análisis sociológico argumentado mediante la elegancia convincente del matema. ¿Cómo estar en el reverso del sistema imperante, cuando éste se constituye de forma equivalente a ese logos que pretende subvertirlo?

El problema no es de índole teórica: los efectos susceptibles de acontecer en el encuentro con un analista dependen de cómo éste se sitúa en su civilización ambiente. No sólo en el diván, sino también cuando habla en la polis. Ello es solidario de una política que concierne al vínculo social, una que debería desacreditar por igual los ideales ajenos y los propios de la comunidad analítica. Pero también de una pregunta: ¿qué efectos persigue el discurso analítico cuando aborda el malestar en democracia?

Puede proponerse que las dos preguntas formuladas están articuladas por su respuesta: el acto y su resultado consisten en perturbar la defensa.

Trastocar al amo es hoy denunciar sus cenitales objetos fetiche como lo que son: semblantes mezquinos que hacen de toda condición miseria. Al pagar para perder, un analizante subvierte el discurso capitalista. Si persiste, podrá bordear el resto que lo constituye como cosa ajena al Otro, y, desde ahí, ser incauto de la ficción austera que haya elegido… pero no de las demás.

De la misma forma, cuando el psicoanálisis se propone como interlocutor de movimientos o discursos sociales que interrogan y denuncian el malestar, apunta a hacer vacilar los semblantes bienpensantes que son su estandarte.

Sin embargo, y este es el punto crucial, la valía de la empresa depende de las formas, ergo del estilo. Siendo más precisos: del manejo de la transferencia. No se persigue hablar con los movimientos de indignación o denuncia para alentarlos, para confundirse con ellos, o para reprimirlos. Se conversa de la buena manera para que el banquete analítico pueda escuchar lo que saben, lo que defienden… y también aquello de lo que se defienden. Pudiendo aportar, de paso y si procede, una orientación alejada del peso mortífero del ideal o de la iteración del goce.

Puede retomarse cierta indicación de Gil Caroz en el contexto de PIPOL VI: el analista después del Edipo hace, sale de su consulta. Se mezcla en la política de la ciudad, enfrentándose pragmáticamente con su cuerpo a un goce que concierne al inconsciente real que hay, más que al inconsciente transferencial que sabe.

Es decir: no se disfraza de silencioso y agalmático sujeto supuesto saber. Se presenta con curiosidad e interviene, presto a sostener la ética analítica, afín a un funcionamiento social más digno que aquél impuesto por una oligarquía que ha dado sobradas muestras de su impunidad y mediocridad.

Sin embargo, es preciso no engañarse: en la medida en que es portador de un real incómodo, el analista bien ubicado nunca será aplaudido, ni apreciado. Le corresponderá, sencillamente, hacerse interlocutor de aquellos que puedan sentirse interpelados por las lecturas tangenciales que propone.

Eso es todo. Pero no debe dejar de hacerse.

Algo está sucediendo en la sociedad contemporánea. Le corresponde al analista mojarse en eso. Ya lo hizo Freud, impecablemente, en “El porvenir de una ilusión”: “No hace falta decir que una cultura que deja insatisfecho a un núcleo tan considerable de sus partícipes y los incita a la rebelión no puede durar mucho tiempo, ni tampoco lo merece”.

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EL NEOLIBERALISMO Y LA DEMOCRACIA LIBERAL
Rodolfo Rieznik. Economista.

Parangonando neoliberalismo económico y político vigente con el neoclasicismo cultural que recuperó o se inspiró en la antigüedad clásica, el neoliberalismo no es un regreso ni una recuperación de las formas clásicas del capitalismo primitivo.

El modo de producción capitalista surgió como una acumulación primitiva de capital, originaria (Marx), un “proceso histórico de escisión entre el productor individual y los medios de producción”. El “empresario” capitalista, en lenguaje de hoy, se hizo con la propiedad de los medios de producción y, el hasta entonces productor directo, se convirtió en trabajador libre a disposición de quien quisiera contratarlo. El trabajador fue liberado del yugo feudal y separado de sus medios de producción para que pudiera “venderse” libremente cómo mercancía y extraer de él, el plusvalor, esto es, trabajo no pagado, valor no remunerado; fundamento de la ganancia capitalista. Ese capitalismo, de la primera hora, se correspondía con las ideas liberales de los derechos individuales, de propiedad, fundamentalmente, de los de los agentes económicos para contratar, producir, comprar, competir, etc.

Sin embargo, los muchos capitalistas individuales originarios que competían por una misma masa de plusvalía, hacían que individualmente cada unos de ellos ganara proporcionalmente menos. La acumulación capitalista tendió desde el inicio a la concentración, esto es, a la expropiación de capitalistas por capitalistas para contrarrestar la pérdida de ganancia individual inherente a la génesis de éste modo de producción en los períodos próximos a la revolución burguesa e industrial. La concentración, es decir, el “incremento de masa de riqueza que funciona como capital” (Rieznik), también fue necesaria para incrementar las escalas de producción, la productividad, compensar el reparto de la ganancia entre varios.

A la concentración del capital, le siguieron la centralización de las decisiones de acumulación en cada vez menos manos. A la expropiación de capitales por otros, la continuó el crédito que aceleró aún más los procesos de acumulación y concentración rápida del capital. Aunque en éste último caso, de manera perversa para la autentica dinámica de valorización del capital dinero. Al autonomizarse y separarse de la esfera productiva atentó contra sus propios fundamentos de cómo obtener plusvalías reales.

El mercado nacional protegido del capitalismo joven dónde los empresario individuales concurrían competitivamente con las mercancías para realizar el producto de la acumulación, el capital invertido, e ingresar el beneficio de la venta pasó a la historia de los tiempos.

La conformación de un mercado mundial desregulado, la internacionalización del capital a través de la gran industria monopólica y la expansión del capital financiero internacional a nivel mundial se fue imponiendo como fruto de la expansión del modo de producción y de las necesidades crecientes de la acumulación competitiva.

La liberalización y desregulación rápida y violenta de los mercados mundiales se ha convertido en la expresión más nítida del neoliberalismo en la periferia capitalista. En particular a partir del decálogo de medidas propuestas por Williamson en el difundido “Consenso de Washington” de los años ‘90. Expresión sintética, en el ámbito de la economía, de medidas tendentes a recomponer el “nuevo orden mundial de la economía capitalista”. El expolio de las colonias, o de los países más débiles de la economía mundial capitalista forma parte también de la acumulación, en este caso no originaria, sino por apropiación directa, por desposesión cómo dice Harvey

Las diferentes crisis económicas del siglo XX, con sus correlatos de guerras y conflictos han sido, entonces, la expresión de un capitalismo que maduró de manera inevitablemente inestable. La diferencia entre la crisis actual y las anteriores es que esta tiene, como crisis económica, un alcance planetario, globalizado; esto es, donde las fronteras entre la periferia y el centro capitalista se han diluido como resultado de la expansión del mercado mundial (Dumenil y Levy, Harvey).

El neoliberalismo, no hay que confundirse, no es una reacción ilustrada a un capitalismo barroco y algo rococó de tintes aristocráticos y una vuelta a las esencias originales. Por el contrario es la expresión decadente de un capitalismo financiarizado, monopólico, industrializado y atascado en la obtención de una tasa de beneficio suficiente en correspondencia con la ingente acumulación de capital dinero. Además no puede serlo porque la crisis económica, que al mismo tiempo es de sobreacumulación de capital o de subconsumo que no valoriza el capital, da igual a esos efectos, viola constantemente los principios liberales de la propiedad presentes en el pensamiento fundacional (Naredo).

Nada tiene que ver con el capitalismo liberal primitivo, que se alineaba con un orden burgués defensor de las libertades democráticas individuales necesarias para el despegue del sistema, fundamentalmente en el siglo XIX, tal como explicamos más arriba.

Este neoliberalismo del siglo XXI se ha instalado con fuerza en los países desarrollados más violentados por la Gran Recesión, en particular los europeos de tradición socialdemócrata. Es, además, profundamente, antidemocrático porque impone la recomposición capitalista como un ataque profundo a los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos, como son la educación, la sanidad, la cultura, y en general, los derechos de los más débiles que dependen de la presencia redistributiva y democrática de los ingresos del estado para sobrevivir. Se confunde libre circulación del capital con libertades individuales y colectivas. Se defiende la libre actuación de los agentes en el mercado como un mecanismo racional de ajuste de los derechos sociales básicos de las personas, cuando el mercado no puede conformar un sistema universal de acceso, porque los servicios básicos son para todos y su disfrute no está sujeto a la capacidad de poder de pagar un precio por su utilización.

Con la irrupción de China y la previsible conformación de un nuevo orden mundial, liderada por el gigante asiático, por lo menos en lo económico, en un más corto que largo plazo, nos preguntamos si alguna región puede escapar a esta globalización en descomposición neoliberal y progresivamente antidemocrática en referencia a los principios liberales de los vicios de la era capitalista. Paradójicamente se verifica que el “agente” neoliberal de esta tendencia en curso se articula a través de un Partido Comunista.

Alguien ha designado como la 5ta Internacional, más por su alcance que por su connotación continuadora de la 4ta Internacional trotskista, el movimiento de indignados, que heterogéneo y difícil de delimitar, se expande sin solución de continuidad y con resultados aún contradictorios. Las mareas enormes de afectados que exigen más democracia y defienden derechos básicos de las personas, crecen y copian métodos. Son confusas en cuánto a expresión de poder alternativo. Pero son al mismo tiempo contundentes e irreductibles en las consignas y defensa de conquistas democráticas.

Quizá lo curioso, pero merecedor de un debate profundo, es que se registran en países y regiones que hasta ahora conformaban un espectro económico, político y social totalmente distante en lo social e ideológico.

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(AMO)RDAZADOS
Celeste Stecco. Psicoanalista. Miembro ELP y AMP.

¿Queréis un amo? ¡Lo tendréis!

Bajo este enunciado fue expuesta la obra del artista vasco Juan Pérez Agirregoikoa dentro del Programa Fisuras del Museo Reina Sofía, en Madrid.

El enunciado es extraído por el artista de la conferencia que dio Jacques Lacan en la Universidad de Vincennes en diciembre de 1969. En esta, Lacan es interpelado por algunos estudiantes, que en tanto parte del movimiento del Mayo Francés, buscaban suprimir al “viejo amo”; es a ellos a quienes Lacan se dirige diciendo: “A lo que ustedes aspiran como revolucionarios, es a un amo. Lo tendrán”*. Podemos decir que así fue, ya que la revuelta universitaria contra los viejos amos dejó en su reemplazo a los nuevos: los tecnócratas.

La obra de Agirregoikoa, compuesta por acuarelas, carboncillos, pancartas y proyecciones audiovisuales transmite la visión del artista acerca de la relación del sujeto contemporáneo con el amo, en un doble movimiento: el amo que se encarna en el Estado y en la cultura pero sin perder de vista que al amo más feroz se lo puede llevar dentro.

Salvajismo, empuje a la muerte, dolor, sometimiento, obediencia, domesticación, pilares alrededor de los cuales gira una obra que no deja indiferente a quien la contempla.

El artista se sirve de la figura del perro como metáfora del sujeto contemporáneo y de su sometimiento al amo en la obediencia con el Estado y en su domesticación por el sistema capitalista. A lo largo de la obra, el perro pierde su fuerza asesina para consentir al bozal y la correa que el amo le brinda.

Aguirregoikoa expone a la mirada aquello que no suele ser dicho, y aunque haga uso del humor, no evita inquietar al sujeto que queda expuesto a las contradicciones en las que se halla sumergido.

“Nos prestamos a ser adiestrados y sometidos. De vez en cuando, en momentos excepcionales, nos negamos y nos plantamos en una plaza (La Bastilla, Sol….) pero tendemos al adoctrinamiento y nos dejamos pisotear”.

(…) ninguna de estas reflexiones son consecuencia directa de la crisis. Ya Platón se replanteaba en estos términos el papel de la educación y de la cultura. Son temas universales y eternos ante los que debemos de estar vigilantes”**.

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* Jacques Lacan. Sesión desarrollada en la Universidad de Vincennes el 3 de diciembre de 1969. Editada en el Seminario 17 El reverso del Psicoanálisis por la Editorial Paidos.

** Entrevista realizada al artista por El País publicada el 15 de octubre de 2012 y que puede leerse en el siguiente enlace:

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/09/actualidad/1349804792_953835.html

HYPERLINK http://experpento.es/?p=13757

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EL MALESTAR EN LA EDUCACIÓN
Olga Montón. Psicoanalista. Miembro ELP y AMP.

Nos encontramos en una situación donde las presuntas democracias europeas, y particularmente la española, nos presentan un Estado que se esconde en su “adolescencia”.

Ante la hegemonía capitalista, el Estado muestra su cara más irresponsable, permitiendo que los pilares de la sociedad: educación y sanidad, queden denegados para los ciudadanos.

Me quiero centrar en la cuestión de la educación, en la indignación de miles de profesores que contemplan este Estado que quiere dimitir de su responsabilidad ante lo que supone la educación, mientras ellos se encuentran “arrojados”, solos y sin recursos. La educación y la cultura son el alimento del alma, y asistimos a un proceso intencionado de “desnutrición educativa”.

Desde mi punto de vista, la energía que se está moviendo al tomar la calle en sucesivas mareas, tiene una gran oportunidad si “toma el aula”.

Me viene a la memoria la figura de miles de maestros republicanos que sin medios y con limitaciones de todo tipo, pusieron en juego el deseo decidido de trasmitir su amor por el conocimiento, de trasmitir su pasión por lo que estudiaban y por aquello con lo que ellos disfrutaban estudiando.

El aula y el vínculo educativo entre el profesor y el uno por uno de los alumnos, puede ser un verdadero lugar de “resistencia”, un lugar donde mantener una disposición subjetiva a la diferencia y la imposibilidad. Cada uno de nosotros probablemente hayamos tenido la experiencia de conocer a un profesor que vio en nosotros un futuro que ni nosotros mismos veíamos. Los alumnos necesitan encontrarse con profesores que a pesar de estar sometidos a objetivos y protocolos puedan sostener su verdadero deseo: su pasión por el estudio y el saber.

El saber es lo que vincula al profesor y al alumno. Igual que en psicoanálisis, el vínculo educativo no funciona si no hay trasferencia, lo que se basa en una suposición de saber. La trasferencia se dirige a un rasgo del educador, sea propio o sea un semblante, pero para el alumno tiene que funcionar como signo de un deseo. Esto tiene función de causa, lo que le llevará a trabajar.

Volver la mirada al aula, donde cada profesor pueda encontrar la oportunidad de libidinizar el conocimiento, es mi propuesta de resistencia educativa.

Frente a la trampa “científico-capitalista” que afirma que todo es posible y que toda relación es mercantil, Lacan nos advierte de que el amor no debe desfallecer arrastrado por la denegación de la imposibilidad y la diferencia.

Convoco al amor por la enseñanza que cada profesor guarda y así ofrecer a cada alumno un lugar que le permita constituirse como sujeto singular.

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"POLÍTICA DE LAS COSAS Y POLÍTICA DE LOS HOMBRES"* DE JEAN-CLAUDE MILNER
Margarita Alvarez. Psicoanalista. Miembro ELP y AMP.

Es cuestión de política. La expansión de la evaluación y su carácter aparentemente irresistible no se comprenderán sin tener en perspectiva la promesa que anuncia: gracias a ella, las cosas podrán al fin gobernar. Gobernarse ellas mismas y gobernar a los hombres.

Fue un sueño del siglo XIX que el gobierno de las cosas sustituyera a las miserables acciones humanas. El movimiento es siempre que las cosas deciden el lugar de los hombres. La política es justamente lo contrario. Comenzó en la historia y comienza cada día, en cada sujeto, por una afirmación: las cosas nos gobiernan. Podríamos entonces preguntarnos: si las cosas nos gobiernan, ¿se pueden gobernar las cosas? Pero tal vez no deban plantearse estas preguntas. El gobierno de las cosas ofrece grandes ventajas a quien quiere imponer el silencio. Dispensa de toda política a todo el mundo, especialmente a los políticos.

La democracia moderna no entrega el gobierno de las cosas a los hombres, lo entrega a las cosas. En eso, rompe tanto como es posible todo lo que se ha presentado como democracia desde la Antigüedad a la Revolución Francesa.

Se ha conservado el nombre pero ha habido una gran mutación. La democracia moderna no es nada más y nada menos que una democracia verbal. Pero la lengua tiene grandes poderes. Precisamente porque es verbal, puede establecer el gobierno de las cosas y hacerlo pasar como un progreso del género humano.

Se dice que la democracia es igualdad; pero ¡qué va! Los seres hablantes son inconmensurables e insustituibles. Esa inconmensurabilidad constituye la sustancia de sus libertades. ¿Qué igualdad se puede instituir entre inconmensurables? Atenas se había encontrado con el problema sin resolverlo de ningún modo; los hombres de 1789 no solo lo encontraron sino que lo trataron: si los seres humanos son libres, declararon en 1789, su igualdad será formal. Las libertades y las igualdades formales son las únicas que tocan lo real. Libres e iguales en derechos, es suficiente con el término “derechos” para impedir que “libres e iguales” sea contradictorio.

Pero la democracia verbal no lo entiende así, quiere la igualdad sustancial porque es el tipo de igualdad que conviene a las cosas. Con ello, sumerge a los seres hablantes en el espacio de lo conmensurable y lo sustituible y, para conseguirlo, inventa métodos como la evaluación, que alimenta e instala la transformación de los hombres en cosas.

La realización de la sociedad ideal se apaga con esta transformación. No es de extrañar que nos neguemos a reconocerlo porque, con ello, la democracia se acaba. Tiene que sobrevivir aunque sea reducido a una vibración sonora. Sin ese término seductor, la realidad de la obediencia generalizada corre el riesgo de no poder ser negada. La trasparencia absoluta requiere el disimulo absoluto.

Se descifra ahí una nueva definición de hombre que se sostiene en una ecuación: ser plenamente hombre es saber obedecer ciegamente a las cosas.

Esta es la igualdad moderna: la que hace abolir las libertades. Cuanto más se humanizan los hombres, más se igualan y entonces más se parecen a las cosas y más se confunden en la masa indistinta en la que se deroga la distinción entre cosas que gobiernan y cosas gobernadas. Y cuanto más ocurre esto, más se consolida la palabra democracia. Mediante este arte de la inversión, todo está preparado para que la evaluación se presente como un humanismo democrático de nuevo cuño. De hecho, como el humanismo democrático del siglo XX. Nadie se debe extrañar que la Europa de los eurócratas se pretenda evaluadora.

El nombre de Europa también ha sido tocado por el equívoco. Tanto como la palabra democracia de la que se reclama. Hubo sin duda un tiempo que Europa tenía como referencia a los seres hablantes. Antes que nada el tema de las lenguas fue decisivo. En apoyo de ellas vinieron las obras de la cultura y los derechos del pensamiento jurídico. Algunos sostienen que los distintos tratados y ampliaciones prometen su realización.

Pero la Europa del pasado, en mi opinión -señala Milner-, no tiene las manos puras; la Europa prometida no tiene manos; y esta ausencia la volverá tan criminal como siempre ha sido. Hay una diferencia infinita entre la Europa prometida y la Europa realizada. La paciencia comienza a agotarse.

Se constata que la Europa de hoy en día no es un lugar para los seres hablantes. Para algunos, el proyecto real es que Europa sea el lugar del gobierno de las cosas.

Entre la Europa de las obras y la Europa de las cosas queda la palabra Europa, pero todo está al revés. La balanza se inclina hacia la segunda, pero no por error sino adrede. De balance en balance, solo se escucha en Europa una voz: la de las cosas que gobiernan. Resulta fácil arremeter contra los burócratas. Es fácil burlarse de los políticos pro-europeos. Podemos extrañarnos de que sus declaraciones acaben recientemente con recriminaciones contra los pueblos, culpables de no haberse convencido con sus balbuceos. Un paso más y se llegará a proclamar que Europa es un asunto demasiado serio para ser confiado a los seres humanos.

Pero la afasia, los balbuceos, las recriminaciones no revelan una insuficiencia personal. Todo viene del mismo proceso. La Europa realizada no es ni será nunca aquella que quieren los que creen en Europa. Será la que ellos no quieren. La evaluación reinará en ese apagado mundo. El evaluador reinará en ese apagado mundo. El evaluador no será un instrumento del poder, será el poder mismo.
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Nota:
Jean-Claude Milner: “Política delas cosas y política de los hombres”. En: La política de las cosas (2005). Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2007. Este texto es un resumen del capítulo 2. Actualmente se está imprimiendo una segunda parte de esta obra con el título: Por una política de los seres hablantes (Buenos Aires: Grama, 2013). Ha sido traducida por Jesús Ambel.

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“TIME IS MONEY”. ¿CÓMO HA IMPACTADO EL MODELO CAPITALISTA ACTUAL EN EL USO DEL TIEMPO Y EL MODO DE LAZO SOCIAL EN LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA?
Gabriela Medin. Psicoanalista Miembro ELP Y AMP.

Vamos corriendo a todos lados, chequeamos el mail en el transporte público, la división entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio se difumina, queda borrada. Los sujetos que nos consultan se quejan del exceso de trabajo, de la presión para producir, aún en distintos campos profesionales. Tanto en la industria como en la educación, en la sanidad o en el ámbito científico hay un mismo patrón: el siempre un poco más del consumo, también se expresa en el imperativo de “Produce más”. Salarios ligados a evaluaciones de productividad, falta de proyectos colectivos, evaluación según cantidad de publicaciones en el ámbito científico, dificultad para hacer un uso más satisfactorio de su tiempo, falta de espacios de encuentro.

A partir de este tema, nos hemos interesado en al obra de Gustavo Romano, artista visual que trabaja en diversos medios como el arte de acción, el net art, el vídeo, la instalación y la fotografía.

Particularmente, dos de sus proyectos ofrecen una perspectiva interesante para reflexionar acerca del intercambio social y el valor del tiempo y del dinero en la sociedad actual.

El proyecto "Time Notes" consiste en una serie de acciones en espacios públicos que ha ido realizando desde 2004, utilizando un nuevo sistema de dinero basado en unidades temporales (billetes de 1 año, 7 días, 60 minutos, etc.). Realizó diferentes acciones en ciudades como Berlín, Singapur, Vigo, México, Buenos Aires, San José, Silicon Valley, Múnich, Madrid. Una de las más difundidas ha sido la Oficina de Reintegro de Tiempo Perdido, acción en la que una improvisada oficina es montada en plena calle, ofreciendo devolver a las personas que se acercan al puesto, el tiempo que les fue robado o cedido involuntariamente o también aquel tiempo perdido por decisiones equivocadas.

En 2009 comienza el proyecto "Psychoeconomy!" , una plataforma artística de debate e investigación que propone un enfoque alternativo sobre temas globales. Cada edición incluye una reunión de artistas, un evento público y una publicación. En la primera edición se realizó el "Corporate Summit 2010", una cumbre cuyo objetivo discutir la crisis financiera internacional y los sistemas de intercambio monetario imperantes. Para ello se reunieron cuatro artistas (directores ejecutivos de sus propias corporaciones ficticias) y redactaron la "Declaración de Madrid", presentada en un acto público en Matadero Madrid.

Os invitamos a conocer su obra:
www.gustavoromano.org
www.timenoteshouse.org
www.psychoeconomy.org
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DIRECCIÓN DEL FORO:
Jorge Alemán, Joaquín Caretti Ríos, Javier Garmendia
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COMISIÓN ORGANIZADORA:
Jorge Alemán, Pilar Berbén, Joaquín Caretti Ríos, Blanca Cervera, Javier Garmendia, Julia Gutierrez, Gabriela Medin, Olga Montón, José Alberto Raymondi, Luis Seguí, Celeste Stecco.

EL BOLETÍN DEL FORO:
Gabriela Medin (responsable), Blanca Cervera, José Alberto Raymondi, Celeste Stecco.

CORRESPONSALES:
Carmen Conca, Graciela Elosegui, Antonia García Lozano, Esther Gonzalez Iñiguez de Gordoa, Marta Maside, Graciela Olivari, Juan CarlosTazedjián.

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LISTAS:
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