UN COMENTARIO SOBRE EL PADRE EN LACAN DEL ‘58. Por Cristina Califano (Bilbao)

Iban a comunicar, Juan Manuel Díaz-Caneja (Palencia, 1905-Madrid, 1988), Fundación Díaz Caneja, Palencia.

¿Qué es el padre?

La pregunta ¿qué es el padre?, está en el centro de la experiencia analítica, Lacan sitúa la función del Nombre del Padre como fundante del sujeto y no atributos del padre. El padre está vinculado con la ley de la interdicción del incesto, es mediante los efectos que en el inconsciente del niño tiene su presencia, como lleva a cabo la interdicción de la madre. Pero, ¿qué es el padre?, más allá de cualquier personaje imaginario, el padre lacaniano nos remite a una función lógica, no se trata del objeto real, aunque así deba intervenir para “dar cuerpo a la castración” sostiene Lacan en el Seminario V. El padre es una metáfora, siendo una metáfora “un significante que viene al lugar de otro significante”. El padre, es un significante que sustituye a otro significante. “Esto es el padre en el Complejo de Edipo”, dirá Lacan. Entonces, la función del padre en el Complejo de Edipo, es ser un significante que sustituye al primer significante simbolizado que es el significante materno.

Cuatro términos

La cuestión es ¿qué es lo que quiere la madre?, el significado de las idas y vueltas de la madre es el falo. La madre desea otra cosa más allá del niño, el falo. Es la estructura de cuatro términos, el niño, la madre, el padre y el falo.

La partida de la madre

Freud en “Más allá del principio del placer”, al hablar del juego de “fort-da”, presencia y ausencia de la madre, sitúa “la interpretación del juego resultó obvia. Se entramaba con el gran logro cultural del niño: su renuncia pulsional de admitir sin protestas la partida de la madre. Se resarcía, digamos escenificando por si mismo, con los objetos a su alcance, ese desaparecer y regresar”.
El niño de entrada es un “subdito”, se halla sometido al capricho de aquello de lo que depende (la madre), en este entramado de cosas se deberá verificar no ya la relación de la madre con el padre, sino la relación de la madre con la palabra del padre.

El padre como privador

Sostiene Lacan “Lo esencial es que la madre fundamente al padre como mediador de lo que está más allá de su ley, la de ella, y de su capricho, a saber, pura y simplemente, la ley propiamente dicha. Se trata pues, del padre en cuanto Nombre del Padre, estrechamente vinculado con la enunciación de la ley, como nos lo anuncia y lo promueve todo el desarrollo de la doctrina freudiana. Es a este respecto cómo es aceptado o no es aceptado por el niño como aquel que priva o no priva a la madre del objeto de su deseo”. Esta privación el sujeto niño la acepta o la rechaza. Este punto es nodal, el padre entra como privador de la madre, como el que castra a la madre del objeto de su deseo, lo que es castrado es la madre. No es solo “no te acostarás con tu madre” también es “no reintegrarás tu producto” dirigido a la madre. En este punto, la metáfora paterna remite a que el niño no sea todo para la madre.

Función de nudo

Y para concluir, en “La significación del falo”, Lacan plantea “es sabido que el complejo de castración inconsciente tiene un función de nudo. 1) en la estructuración dinámica de los síntomas en el sentido analítico del término, queremos decir de lo que es analizable en las neurosis, perversiones y psicosis; 2) en una regulación del desarrollo que da su ratio a este primer papel: a saber la instalación en el sujeto de una posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo, ni siquiera responder sin graves vicisitudes a las necesidades de su partenaire en la relación sexual, e incluso acoger con justeza las del niño que es procreado en ellas”.

Cristina Califano (Bilbao)

Notas:
Jacques Lacan, “Seminario V”, Edit. Paidos
Jacques Lacan, “La significación del falo”, Escritos II, Edit. Siglo XXI
Sigmund Freud, “Mas allá del principio del placer”, Amorrortu Editores.