Quinto Principio rector del Acto Analítico. Laia Gil (Valencia)

Cuando me disponía a trabajar este Principio, el quinto, lo hice comenzando por el párrafo, la frase que más me interrogaba: “A partir del 'hombre de los lobos' el relato de la cura entró en crisis, Freud ya no podía sostener en la unidad de un relato, la complejidad de los procesos en juego”

Tuve que leerlo muy detenidamente, como he hecho para vosotros, para darme cuenta de que, lo que estaba en cuestión es “el relato de la cura”; relato es contar una historia. ¿Qué significa pues, que a partir del “hombre de los lobos” entra en crisis la narración de una historia? Recordaré que de este caso, Freud destaca un sueño “cinco lobos en el nogal, mirándolo fijamente”, y una alucinación “la del dedo cortado”.

Fui a buscar respuesta del lado de la alucinación, en el Curso de Jacques Alain Miller del 2006-07, “el inconsciente real”, clases del 22 y 29 de noviembre, Curso que trabajamos este año, en un espacio de la Escuela, “El surco de la OL”, y del que retomo la reflexión que realizamos con Teresa Ferrer, sobre la diferenciación entre trauma y fantasma.

Vuelvo al quinto principio, para centrar mi texto. Dice así el párrafo anterior al que he resaltado: “Freud mismo transmitió el psicoanálisis con la ayuda de casos particulares: el hombre de las ratas, Dora, el pequeño Hans, etc”. ¿Qué tienen estos casos a diferencia del “Hombre de los lobos”? En Dora, el “hombre de las ratas”, “el pequeño Hans”, Freud relata el inconsciente-tranferencial, mientras que en el caso del “Hombre de los lobos”, si bien Freud con el sueño de los lobos, en el nogal, puede aislar el fantasma, con el objeto a descarnado, (la mirada), no se le escapa el pequeño acontecimiento intemporal no dirigido al Otro, no hystorizable, ni transferencial, que da como ejemplo de reminiscencia, no de rememoración, y que es la alucinación del dedo cortado. La alucinación del dedo cortado, es lo que creo destaca este quinto principio, momento atemporal de la narración del caso del “hombre de los lobos”.

J.-A. Miller, en su curso “El inconsciente es real”, retoma los textos de Lacan, en los que habla de ella: En 1954- “Comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud”; en 1966- “De un designio”; y en 1976- el Seminario XXIII: “El Sinthome”. Textos en los que Lacan destaca el hallazgo de Freud de un mecanismo diferente al de la represión.

Leo el texto de la alucinación:
El sujeto le cuenta a Freud, que “cuando tenía cinco años, jugaba en el jardín al lado de su tata y hacia muescas en la corteza de uno de los nogales. De pronto notó con un terror imposible de expresar, que se había seccionado el dedo meñique de la mano (¿derecha o izquierda? No lo sabe) y que ese dedo solo colgaba ya por la piel. No sentía ningún dolor sino una gran ansiedad. No se animaba a decir nada a su tata, que estaba solo a unos pasos de él; se dejó caer sobre un banco y permaneció así, incapaz de lanzar una mirada más a su dedo. Al fin se calmó, miró bien su dedo, y –¡fíjese no más– estaba totalmente indemne”

J.-A. Miller comenta que Lacan, de esta alucinación dirá que contradice el esquema de la interpretación válido para una lectura analítica y delirante. Si bien en la neurosis y en la paranoia, los síntomas o el delirio presentan una función de articulación y de efecto de verdad, la alucinación se dirige hacia otro polo, el de lo real: no obedece ninguna ley. Y como señala J.-A. Miller en la clase 2 de fecha 22 de noviembre de 2006, pone encima de la mesa, que frente a la rememoración, la reminiscencia es sobre todo un hecho de estructura.

Me quedé con esta afirmación, “la reminiscencia es sobretodo un hecho de estructura” atemporal, no dirigido al Otro, sin ser presa de la interpretación y de la transferencia. Con estas ideas seguí hacia la clase 3, en la que J.-A. Miller pone en serie el “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI”, más familiarmente conocido este prefacio como “l’esp d’un laps” y el escrito de la “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud”, donde Lacan dirá que hay ruptura entre historia y Real, lo cual afecta al relato.

Queda en primer plano la pregunta de qué es lo inconsciente y lo Real, y es en el texto de “l’esp d’un laps”, escrito la semana después de terminar el Seminario XXIII el Sinthome, donde dice que el inconsciente es real. Si el inconsciente es real, nos encontramos frente a un inconsciente diferente al que le muestran a Freud: Dora, el hombre de las ratas, el pequeño Hans, que se mueven dentro del inconsciente-transferencial, en el que impera la ley del para todos: El retorno de lo reprimido, cuya mayor condensación la veríamos en el fantasma, como núcleo de la primera represión.

Si nos quedáramos ahí, el psicoanálisis podría considerarse como científico, en el que aplicando un algoritmo aislaríamos el fantasma: real entrando en la verdad o dicho de otra manera, obteniendo lo realmente simbólico.

Pero considerar, por el contrario, a la verdad entrando en lo Real, nos lleva a la particularidad de cada uno, contenida en el trauma, diferente al fantasma. Escena traumática que para cada uno supone una forclusión primordial, que muestra bien la alucinación del hombre de los lobos.

Os cuento el relato tal y como aparece en esta clase 3, que retoma J.-A. Miller de la “Respuesta al comentario de Jean Hippolyte sobre la Verneinung de Freud”, con los comentarios pertinentes:

El sujeto le cuenta a Freud, que “cuando tenía cinco años, jugaba en el jardín al lado de su tata y hacia muescas en la corteza de uno de los nogales (cuyo papel en el sueño conocemos) [es el nogal sobre el que aparecen los lobos del sueño del hombre de los lobos]. De pronto [De repente remarcable pues es una ruptura temporal] notó con un terror imposible de expresar [he aquí el mutismo que golpea al sujeto cuando emerge lo real]- [Lacan dijo exactamente mutismo aterrador (mutisme atterré), pero tomando aterrador como derivación de terror, se sabe que lo comentó en su Seminario], que se había seccionado el dedo meñique de la mano (¿derecha o izquierda? No lo sabe) y que ese dedo solo colgaba ya por la piel. No sentía ningún dolor sino una gran ansiedad. No se animaba a decir nada a su tata, que estaba solo a unos pasos de él [lo que está expresado de una manera psicológica es el corte con el Otro, se está en una dimensión suprimida del deseo intersubjetivo]; se dejó caer sobre un banco [también podría darse todo su valor a dejarse caer] y permaneció así, incapaz de lanzar una mirada más a su dedo. Al fin se calmó, miró bien su dedo, y – ¡fíjese no más! – estaba totalmente indemne”

Sigo con los comentarios de la clase:
Es el relato de Freud del que Lacan valora todos sus elementos e intenta cernir el sentimiento extraño (étrange) donde el sujeto está como engullido. [diferencia con fantasma: $ losange a]

Su construcción a distancia del material, conservando su valor, descansa sobre la relación al tiempo, del que testimonia la experiencia de la alucinación.

Lacan lo ve atrapado, acentuando el aspecto de discontinuidad temporal. L’esp d’un laps temporal, el carácter de abismo temporal. Lo presenta como un embudo temporal donde el sujeto se encuentra arrastrado, siendo en un segundo tiempo cuando retomará lo que llama la superficie del tiempo común.

Es decir, no es un “ya contado”, sino una interrupción que testimonia de la irrupción de lo real. No hay elaboración simbólica en esto, sino como sostiene J.-A. Miller del “Momento de concluir”, el seminario XXVI de Lacan, la única posibilidad es imaginar lo real, que es diferente al algoritmo que supone la simbolización de lo real que defendió Lacan en su momento estructuralista.

Para concluir retomaré los grafos de la clase 3, donde se ve que el lado del para todos y de la generalidad, nos llevaría al inconsciente transferencial: síntoma, resistencia, el inconsciente-saber, lo reprimido y el retorno, la hystoria, el tiempo, la rememoración. Y del lado del inconsciente real: la pulsión, la defensa, en lo real, lo forcluído, en el extra-tiempo, la reminiscencia.

Con estos datos, está claro que “no existe una cura estándar, ni un protocolo general, ni una técnica psicoanalítica que regiría la cura analítica”, ya que el estándar, el protocolo y la técnica, son del orden de simbolizar lo real, es decir, discurso científico y por lo tanto, el psicoanálisis es un discurso que anima a cada uno a producir su singularidad, su excepción de imaginar lo real.

Bibliografia:

Caso del hombre de los lobos- J. Lacan. Escritos, página 374. “Respuesta al comentario de Jean Hippolyte sobre la Verneinung de Freud”.
Jacques-Alain Miller. OL III 9, clases : 22 de noviembre 2006; 29 de noviembre 2006; 2 de mayo 2007.