Sufrir en el trabajo. Debate en Granada. Hacia PIPOL3. Por Jesús Ambel (Granada).


Sufrir en el trabajo. Debate en Granada. Hacia PIPOL3

En el marco del Ciclo de conferencias y debates que la Biblioteca del Campo Freudiano, la Sede granadina de la ELP y el Instituto del Campo Freudiano vienen celebrando por cuarto año consecutivo, tuvo lugar el pasado 1 de diciembre, el esperado Debate público sobre el tema de “Sufrir en el trabajo”.

Una sala de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, con más de sesenta asistentes, un viernes por la tarde, fue el marco en el que se comenzaron a desgranar una serie de argumentos que orientan nuestro trabajo hacia la cita parisina de los próximos treinta de junio y uno de julio, en PIPOL 3.

Un público de profesionales de la salud, de la educación y de la administración local, estudiantes universitarios de distintas disciplinas, poetas, escritores e intelectuales, participó, en modo asambleario y durante las dos horas del Debate, en el análisis detenido y riguroso que comenzamos a realizar sobre el cómo y el por qué, en la actualidad, el sufrimiento en el trabajo se ha convertido en un síntoma social del trabajo mismo y ya forma parte del conjunto del malestar de la actual civilización.

Romualdo Aybar, médico de familia en un Centro de Salud, dio el tono adecuado porque habló a partir de un caso clínico. Un trabajador en una empresa de servicios que acude a su consulta para solicitar la baja laboral debido a la sintomatología que presentaba a raíz de sus condiciones de trabajo. Se inició de este modo una serie de entrevistas clínicas y un periplo asistencial y social que llevó al médico a observar cómo el paciente se aislaba cada vez más. El clínico estuvo más atento de la escucha del sujeto que de las reivindicaciones sindicalizables, lo que produjo efectos apaciguadores sobre la angustia y colocó al paciente en mejores condiciones de entender lo que estaba sucediendo.

Manuel Rodríguez, responsable del sindicato UGT en la administración local, puso el acento en los distintos problemas “de orden personal” que asomaban cotidianamente en las dependencias sindicales. En su opinión, algo estaba pasando en el aspecto relacional entre los funcionarios que indicaba la existencia de un debilitamiento de los vínculos tradicionales entre compañeros de trabajo y hacían difícil la posición sindical en la defensa de los intereses de los funcionarios. Hizo referencia a un caso concreto de “acoso laboral” que estaba siendo investigado por la Fiscalía dadas las dificultades de la Inspección de Trabajo para intervenir en los servicios públicos. Recordó cómo en la administración pública había un “caldo de cultivo” propicio a la aparición de problemas de carácter psíquico.

Miguel Rubiño, abogado laboralista y letrado de una Mutua, nos ilustró sobre la impotencia en la que en muchas ocasiones ha encontrado a los trabajadores para demostrar que su sufrimiento era debido a las condiciones de trabajo. La dialéctica entre “enfermedad común”, “accidente de trabajo” y “enfermedad profesional” resultaba, a este respecto, ilustrativa de cómo el ordenamiento jurídico va a la zaga de las realidades actuales en nuestros puestos de trabajo. Incidió a continuación en un aspecto que fue largamente comentado con posterioridad: la verdad de lo que pasa con el sufrimiento en el trabajo está habitualmente en lo que llamó “la película” e invitó a los presentes a “montar la película” de los hechos clínicos a la hora de demostrar la relación causa-efecto entre la sintomatología y las condiciones de trabajo en cada caso concreto.

Elvira Guilaña, psicoanalista en Barcelona y Directora del CPCT en la ciudad condal, se felicitó de la preocupación que había escuchado en las intervenciones de sus compañeros de Mesa a propósito del sujeto. Hizo hincapié en la precariedad simbólica en la que se encontraban muchos pacientes que acudían al CPCT con problemas laborales y argumentó en torno a los distintos procesos de aislamiento en los que se encontraban los sujetos contemporáneos. En su opinión, el actual empuje a la objetivación del sufrimiento personal estaba en la base de la aparición de nuevos síntomas (pasajes al acto, depresión, angustia, cronicidad de las patologías) de la actual configuración de vida en las ciudades. Recomendó al lectura del Seminario XVII de Lacan y el Curso de Miller sobre “El Otro que no existe y sus comités de ética”, ambos en la editorial Paidos.
De izq.a dcha: Elvira Guilaña, Manuel Rodriguez, Jesús Ambel, Romualdo Aybar, Miguel Rubiño. Foto de ©Juan Carlos Ríos.
Tras la intervención de los invitados en la Mesa, una hora larga de intervenciones del público en la Sala puso el acento en distintos aspecto del tema abordado. Hubo quien se preguntaba por el perfil del acosador (entre la perversidad y la mediocridad inoperante activa). Otro se planteaba la enseñanza que podíamos extraer del sufrimiento laboral, en el sentido de cómo se le consideraba en la perspectiva de la prevención de riesgos laborales (desadaptación al medio y objetivable). Un tercero dijo que, efectivamente, el sujeto puede cambiar si es convenientemente atendido y escuchado pero se quejó de que resultaba imposible cambiar la estructura que lo había enfermado. Una intervención puso el acento en la interesante perspectiva del manejo del tiempo en el trabajo y propuso trabajar la cuestión del tiempo para la vida. Una profesora se preguntó irónicamente si la actual indicación de gestionar las emociones resultaba liberadora.

Al terminar el Debate, resultó evidente que muchas cuestiones quedaron sobre la mesa de trabajo. Un nuevo Debate sobre el tema tendrá lugar después de las vacaciones navideñas. Treinta y cinco personas se apuntaron en una lista para recibir información puntual de futuras iniciativas en la materia.

En resumen, podemos decir que, efectivamente, el tema de “sufrir en el trabajo” nos ha puesto “en contacto con lo social”. Como dice Judith Miller en su presentación de uno de los cinco ejes del Encuentro parisino, “la práctica analítica y con ella todas las prácticas cuya lógica no sea la del control social”… no están por la labor de modificar “los pasos en falso en nombre de la marcha supuestamente recta, del orden mudo de las cosas”.

Jesús Ambel (Granada)