Sobre el título del PIPOL 6 "Las mujeres se conjugan en futuro". Una reflexión. Lidia Ramírez (Barcelona)

Esta reflexión considera una impresión y algunos cuestiones que se han ido poniendo de manifiesto en los espacios de la CdC de la ELP, destinados a trabajar el tema al que nos convoca el próximo encuentro PIPOL 6.

En primer lugar la impresión que me causó la imagen que acompaña el nuevo título, “una heroína”, pensé. Perseguí la imagen que tenía en la cabeza y la localicé en el cuadro “La libertad guiando al pueblo” pintado por Eugène Delacroix en 1830 y del que el autor dice: "Si no he luchado por la patria, por lo menos pintaré para ella". Un cuadro, por cierto, recientemente atacado por una mujer joven que escribió en él “AE911” antes de ser detenida.

En las reuniones que hicimos para trabajar el tema del PIPOL 6, emergieron dos lapsus al nombrar el título. Creo que se trata de pensar estos lapsus como efecto del trabajo, efecto de lo que llamamos la Escuela sujeto. Uno fue "Las mujeres se 'conjuran' en futuro" y el otro, "Las mujeres se conjugan en 'femenino'".

La otra cuestión que quería tomar, fue la pregunta sobre el tratamiento de la pulsión de muerte después del Edipo, que surgió en relación al lugar que ocupan en lo social la emergencia de los nuevos movimiento sociales, especialmente en España el de la Plataforma contra los desahucios, que está liderado por una mujer.

Lo que me incomodaba todo el tiempo era cómo articular, la posición "no toda" con este título que me evoca, de entrada, la imagen de una heroína, y que entiendo como una versión del "toda" que no es la posición "toda" de la madre

Freud termina su conferencia sobre "La feminidad" diciendo: “Eso es todo lo que tenía para decirles acerca de la feminidad. Es por cierto incompleto y fragmentario y no siempre suena grato… Si Uds. quieren saber más acerca de la feminidad, inquieran a sus propias experiencias de vida, o diríjanse a los poetas, o aguarden hasta que la ciencia pueda darles una información más profunda y mejor entramada”.

En "deas directrices para un congreso sobre la sexualidad femenina", Lacan termina su trabajo con un punto que llama “La sexualidad femenina y la sociedad”, en él sitúa "quedan algunas cuestiones que plantear sobre las incidencias sociales de la sexualidad femenina":

La primera es ¿por qué falta un mito que dé cuenta del Edipo padre e hija?

La segunda, ¿cómo situar los efectos sociales de la homosexualidad femenina...?

La tercera, ¿por qué la instancia social de la mujer sigue siendo trascendente al orden del contrato que propaga el trabajo?

La cuarta, ¿es por su efecto por lo que se mantiene el matrimonio en la declinación del paternalismo?

Se trata, concluye, de “cuestiones todas ellas irreductibles a un campo ordenado de las necesidades”.

En el comienzo del trabajo que he mencionado, Freud se preguntó por qué incluyó “La feminidad” entre una de sus últimas conferencias y respondió diciendo que “el enigma de la feminidad ha puesto cavilosos a los hombres de todos los tiempos” y lo acompaña de un poema de Heine:

"Cabezas con gorros jeroglíficos,
cabezas de turbante, otras de negra birreta,
cabezas con peluca, y millares
de pobres, traspiradas cabezas humanas..."

Tanto para Freud como para Lacan la pregunta por la sexualidad femenina desemboca en la cuestión de la homosexualidad femenina y en ambos autores el eje central es en relación a los interrogantes sobre el amor que la homosexualidad femenina pone de manifiesto.

Realmente las cuestiones que deja planteadas Lacan nos vienen muy bien para tomarlas en el tiempo actual

Lo que podemos alcanzar en la actualidad es que la relación con el Otro sexo no es algo supeditado a las diferencias sexuales que pone de manifiesto la anatomía, sino que el Otro sexo se juega también en la relación homosexual. Dice Lacan: “La otredad del sexo se desnaturaliza por esta enajenación. El hombre sirve de relevo para que la mujer se convierta en ese Otro para sí misma como lo es para el”.

Leyendo las palabras de Clotilde Leguil en LC 304, “la relación del sujeto con su propia feminidad pone en juego una relación con la desaparición del ser”, me he preguntado, dado que lo femenino no es una propiedad de las mujeres, y que es un enigma tanto para él como para ella, ¿qué tratamiento de la pulsión de muerte si las mujeres se “conjuran” en “femenino”?.

Ahora bien la incomodidad en relación al título añadido nos pone a trabajar, porque si podemos seguir sosteniendo que para la niña el Edipo es un puerto de llegada, como nos enseñó Freud, la pregunta, en la serie de las que nos deja Lacan sería ¿y después?