Reseña de la presentación del libro El tejido Joyce de Zacarías Marco | Miguel Alonso
Miguel Alonso, como coordinador del espacio, abrió la presentación destacando cuatro cuestiones. En primer lugar, el amor de Zacarías hacia Retrato del artista adolescente, pero también a la inversa, el amor que el Retrato... siente por Zacarías. Éste haría un trabajo tan pormenorizado y exhaustivo, que el retrato le entrega confidencias que ni el mismo Joyce podía sospechar. Para ilustrar esta entrega, Alonso evocó la greguería de Gómez de la Serna: “Ponle un anillo de oro a la idea y la harás tuya”. En segundo lugar, señaló la posición de Zacarías como escritor, dejándose atrapar y ordenar por el azar, que en este caso se manifiesta como un dejarse arrojar como un dado en un juego cuyas casillas están conformadas por los múltiples murmullos o estruendos del lenguaje joyceano, que hacen avanzar o retroceder para elaborar y reelaborar las diferentes encrucijadas del deseo joyceano presentes en Retrato del artista adolescente.
En tercer lugar, tomó El tejido Joyce como un hilo de Ariadna, en tanto permite, por su carácter didáctico, que no nos perdamos en el “caosmos” joyceano, en ese complicado enmarañamiento entre vida, arte y escritura tejido por el escritor irlandés, y del cual, el mismo Joyce tuvo que salir a través de su invención sinthomática.
En cuarto lugar, situó a Zacarías Marco como el hereje que quedó tocado en su propio ser por la novela de Joyce, y ello en tanto lo construye a él mismo, pero también en tanto armoniza con el lenguaje rupturista de Retrato... Posición ética y herética respecto a la ortodoxia sobre el lenguaje, sobre la realidad y sobre el ser, una ortodoxia fracturada por el texto joyceano.
Para finalizar, Miguel Alonso se detuvo en consideraciones acerca del carácter de Zacarías Marco como autor y testigo privilegiado dentro de ese Otro universal creado por Joyce para validar su obra.
Sergio Larriera, por su parte, calificó El tejido Joyce como un texto sorprendente. Comenzó repasando su relación con Zacarías Marco, desde que lo conoció como orador participando en debates, en discusiones, respondiendo desde el público a las intervenciones, etc., donde llamaba la atención por su estilo, por su preparación, por su cultura, hasta el momento del encuentro con esta obra escrita, donde Sergio Larriera lo descubre como escritor. Una nominación que, aclara, no se puede aplicar a todos los que escriben ensayos o artículos, en tanto ser escritor implica un orden distinto que Zacarías Marco encarna, dejarse penetrar y atravesar por la obra. Puntúa finalmente este apartado de su intervención señalando radicalmente que El tejido Joyce es el texto de un escritor.
Retomando la palabra amor, mencionada por Miguel Alonso en su presentación, hizo referencia al nombre y al apellido del autor, Zacarías Marco, articulándolo a su biografía. Habló de su sorpresa al comprobar que contenían un sentido: “macro amor”, así como el nombre, Zacarías, contenía la palabra “azar”. Estas circunstancias tendrían una clara articulación con su biografía, la licenciatura en Geografía e Historia, su vinculación al terreno del arte, su profesión de calculador de estructuras, allí veríamos al geógrafo, cartógrafo, historiador, facetas que estarían todas presentes en su construcción como escritor.
También señaló su formación como psicoanalista, presente en el libro en esa Adenda lacaniana del final. Lacan sería, en Zacarías Marco, algo más que una compañía. Además de ofrecer en ese apéndice otra perspectiva para enfocar una lectura, Lacan estaría presente desde el comienzo de su formación como escritor, al igual que lo estuvo Samuel Beckett y J. Joyce, con quien marca unos límites, en el sentido de que nunca hay que ser demasiado joyceanos, es decir, dejarse arrastrar por su locura. Un límite que se siente a lo largo de todo el texto.
Ilustró el aspecto de tejido, contenido en el título, como una urdimbre, una serie de hilos que van a constituir el sostén sobre el cual se tejerá la trama. La urdimbre sostendría y la trama daría el dibujo, la temática, lo que vemos del tejido. En esa urdimbre, el papel fundamental sería el de Lacan. Él estaría en todas las cuerdas que se constituyen como trenzas con otros autores, Richard Ellmann, Umberto Eco, Derrida, etc. Zacarías sería, en esta urdimbre, el tejedor tejido. El mismo Joyce, fuera del Retrato..., formaría parte de ella, entrelazado con Lacan.
Destacó Larriera la quinta tirada del libro, un encuentro con esa parte del texto en el que Molly Bloom está fuera del retrato, pues Joyce no ha constituido todavía la relación con una mujer. Ésta aparece todavía fugaz e idealizada en las epifanías destacadas por Zacarías. Al contrario que Molly Bloom, una afirmación categórica, un sí carnal. En este sentido, merece resaltarse la conexión que Zacarías realiza con el Étant donnés de Marcel Duchamp.
Sergio Larriera dio una gran significación a la llegada de Zacarías Marco al psicoanálisis, como lugar propicio para resolver muchas de las contradicciones que el contacto con la literatura y el arte producen. Celebró con este texto, que además surge dentro de la comunidad analítica, la confirmación de Zacarías Marco como escritor transitando desde sus antecedentes dentro del campo de la escritura y de la prosa poética. El tejido Joyce sería un texto que, además, permitiría, a quienes no pertenezcan al campo del psicoanálisis, iniciarse en el estudio del mismo, particularmente en la lectura de esa Adenda donde se da cuenta de la perspectiva lacaniana sobre cuestiones que había enfocado desde otras perspectivas a lo largo del libro.
Miriam Chorne, por su parte, calificó El tejido Joyce como un libo ambicioso por diversos motivos, entre ellos el intento de introducir en el mundo lacaniano a la multitud de interesados en la obra del escritor irlandés, tratando de levantar alguno de los malentendidos más habituales, así como introducir el hallazgo que supuso el concepto de sinthome. Pero también encontramos la prudencia, dado lo inabarcable que resulta el universo bibliográfico joyceano y lo que eso supone a la hora de abordar una lectura propia. Abordó a continuación la conexión entre arte y vida, cuestión fundamental en Joyce, quien tenía una gran capacidad para tomar las cosas dichas por otros como material para transformarlas en obra artística, a lo cual Richard Ellmann nombró como “Plagio inspirado”. Recoge Miriam Chorne en su intervención referencias a la carencia paterna de Joyce, así como a Molly Bloom, la mujer que dice el sí carnal, “un impulso vital que pareciera ser la versión femenina del sagrado decir sí de Zaratrusta”.
Resaltó a continuación la extraordinaria capacidad de síntesis que Zacarías Marco muestra en la Adenda lacaniana, aportando diferentes respuestas de psicoanalistas estudiosos de Joyce en relación a la cuestión del síntoma, la imposición de palabras y el sinthome, señalando la dificultad de precisar dichos conceptos en relación al saber hacer joyceano.
Miriam Chorne evocó, finalmente, la pregunta de Zacarías: “¿qué hace que la literatura de Joyce sea artística?” La cuestión sería que Joyce, al contrario que otros locos de la literatura, busca compartir su humor y musicalidad aspirando a convencer al mundo, a cambiarlo. Una forma, por otra parte, de contener la imposición de palabras y desactivarla jugando gozosamente con ella y dejándose jugar. El tejido Joyce, para Miriam Chorne, hablaría del movimiento por el cual James Joyce consiguió que la entrega de su vida a la escritura se hiciera bucle, invirtiéndose en una vida sostenida, amarrada por la escritura.
Presentación del libro El tejido Joyce, de Zacarías Marco. Biblioteca de Orientación Lacaniana de Madrid. 20 de Mayo de 2015.