Reflexiones a la luz de la Rencontre clinique du 8 septembre. Pilar Foz (Barcelona)

En el texto “Hacia PIPOL 4”, J.-A. Miller sitúa tres ejes de trabajo de forma muy clara:
El lugar Alfa, la BPS, la Base Psicoanalítica de los Síntomas y por último la Clínica pragmática. Estos tres ejes abren a mi modo de ver una perspectiva de trabajo que marcan un punto y aparte con un tiempo anterior.

Cada uno de estos aspectos antes mencionados vuelven a ser retomados por J.-A. Miller en el “Reencontre clinique du 8 septembre”, en la Revista Les feuillets du Courtil, nº 28, haciendo un análisis detallado de cada uno de ellos. Señalaré los puntos que se destacan en este texto.

¿Qué es lo esencial para nosotros? Intentemos, dice, “avanzar desde el punto de vista propiamente analítico”, es decir, “pensemos los efectos psicoanalíticos como tales”, efectos que se producen allá donde hay un analista, sea una institución o en su despacho, es así como define el Lugar Alfa.

Esta precisión en el modo de definir este Lugar me pareció muy pertinente en la actualidad y señala una orientación en nuestro trabajo. El debate no es tanto situar dónde se analiza hoy, sino más bien el acto analítico en tanto tal. Sabemos que la aplicación del psicoanálisis tiene efectos, entonces hay que pensarlos desde la perspectiva analítica, formalizándolos de forma que se pueda extraer una enseñanza del caso por caso.

El siguiente punto la BPS , aquí J.-A. Miller nos anima a registrar los síntomas, su intensidad y su estilo y a crear una Base propia, apropiarnos de la obligación que nos marca la administración, devolviendo la cosa interpretándola según el discurso analítico.

Finalmente la Clínica pragmática , para nosotros, dice Miller, “es pragmática mas bien que dogmática”. La clínica diferencial no está invalidada pero es Lacan mismo quién a partir de un cierto momento abre otras posibilidades de elaboración.

En este punto Miller hace un desarrollo magnífico sobre la función del Nombre-del-Padre, (N-D-P) una vez que este término aparece en la enseñanza de Lacan del lado del semblante, es decir, cuando se puede decir “esto hace función de aquello”, desde ese momento puede se decir que el N-D-P ya no tiene la función que ha jugado durante siglos; así, si el N-D-P funciona como punto de capitón, otra cosa puede venir en su lugar. Estamos en la época de la “ruina” del N-D-P, nos toca encontrar allí en esas ruinas lo que viene a ocupar “la función de”, y en ese punto lo que vale para un sujeto no necesariamente vale para otro, se trata entonces de estar “de ir y ver”, ver en los detalles cómo el sujeto se desenvuelve y qué invención le permite funcionar, esto es la pragmática.

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