Obama: Mestizo y hermafrodita*. Jacques-Alain Miller (París)

Le Point: ¿Cómo explica la Obamanía?

Jacques-Alain Miller: Por el hecho de que Bush se ha vuelto un objeto fóbico. Después del diabólico Nixon del Watergate, América ya se había entregado a un buen chico que plantaba maníes, Jimmy Carter. Bush fue mucho peor que Nixon, se instaló con gran placer en el papel de “enemigo de la humanidad”: rechazo del protocolo de Kyoto, desprecio por las instituciones internacionales, política de guerra preventiva, derecho de torturar, culto de la fuerza, chauvinismo, etc. Cheney, su vice-presidente, fue llamado “Darth Vader”. El dúo consiguió hacer de USA el nuevo “Imperio del Mal”. Obama es para los americanos la redención. La bondad en primer plano. Escucha, consenso, respeto al otro, a las diferencias, a los pobres, a los débiles, “todo el mundo es bello, es gentil”.

Le Point: Sí, pero la fascinación por Obama va más allá de los Estados Unidos, es un fenómeno en todo el planeta.

Jacques-Alain Miller: Porque los Estados Unidos son la única potencia planetaria que queda. La Bushfobia es mundial y se invirtió lógicamente en la Obamanía universal. Obama es el hombre-espejo del Universo, “el hombre-microcosmo”, como se decía en el Renacimiento, aquél que representa al mundo en su diversidad, que reconcilia, en su persona, las razas y los sexos: él es africano, es americano, es negro, es blanco, es hombre, pero al mismo tiempo está a la moda, muy elegante (mannequin), femenino, delgado, suave, “un hombre atractivo”; lo contrario de un McCain, disminuido, confuso, lleno de cicatrices, arrebatado, una cara ajada, ostentando una virilidad agresiva que ya estaba pura y simplemente desgastada. Mestizo y hermafrodita, ¿qué lo define mejor?

Le Point: Con la Obamanía no se está más en la rúbrica política: se habla de “esperanza”, se evocan “milagros”, comparan su “Yes, we can” con el “No tengan miedo” de Juan Pablo II.

Jacques-Alain Miller: En efecto, Obama sabiamente cultivó una imagen de salvador y de redentor del mundo que prometió -presten atención- “curar” y “cambiar”. Su genialidad fue no retroceder frente a la insensatez (loufuquerie) e ir a buscar, sin vergüenza ni vacilación, en el stock de los más antiguos mitos, las más antiguas creencias de la humanidad. Y eso funciona, incluso en la edad de la ciencia, incluso cuando se cree que ya no se cree más en eso. Al mismo tiempo, su campaña usaba con maestría las más recientes tecnologías. Representó sabiamente al Mesías, modernizando el papel con la ayuda de una retórica completamente hollywoodense: él habla como en una película.

Le Point: Obama es actualmente el hombre más amado del planeta. Pero ya se dice que la decepción es inevitable y será a la altura de ese amor.

Jacques-Alain Miller: Eso es política edulcorada. Obama hizo carrera en Chicago, donde los melosos no duran mucho tiempo. Todo indica que él, por lo menos, no se toma a sí mismo por Obama. ¿Su primer ladero?, su amigo, otro de Chicago, Rahm Emanuel, que será su verdadero número dos: un sicario híper eficaz, que se muestra impiadoso. Él irá a agitar los bastidores, cuando en escena, nuestro Saint Jean Bouche d’or nos cante canciones de cuna.

*From eol-postal. Traducción: Marina Recalde. Originalmente publicado en Le Point.