NOTICIA acerca de la Anorexia aparecida en EL PAÍS. Por Estanislao Mena (Sevilla).

Es muy peculiar que estas noticias tengan que ser publicadas en prensa científica (JAMA), cuando era algo sabido para un buen número de psiquiatras, especialmente para aquellos que además de recetar, dan un cierto lugar a la palabra del sujeto.

La noticia por otra parte es muy ambigua, “no ayuda a los pacientes con anorexia nerviosa que han recuperado su peso corporal a mantener ese peso o a reducir el riesgo de recaída”. ¿Se puede entender que salieron de su anorexia gracias al fármaco?

Mi larga experiencia en Salud Mental me lleva a saber que los efectos beneficiosos de los fármacos vienen marcados o señalados por la propia industria farmacológica, no por la experiencia de los clínicos.

Cuando un nuevo fármaco es presentado en el mercado, se publicitan los muchos efectos farmacológicos y beneficios que han conseguido desarrollar para beneficio del paciente. Esto queda podríamos decir como dogma de fe, a partir de aquí el psi, receta el fármaco convencido de que esos efectos se producen.

Hace unos años, y con motivo de un Congreso Internacional en Londres, se publicó la noticia de que el fármaco, que competía con éste del que se ocupa la noticia, era muy efectivo para la “timidez”, y eso sin ruborizarse, al menos el primer día.

Afortunadamente, ante la reacción incluso de personas ajenas a la profesión, el desmentido fue rápido, y este “efecto milagroso”, era sólo el producto de un error de interpretación de una frase determinada.

Tenemos que esperar a noticias como las que nos ocupa, para que diversos mitos, artificialmente creados puedan caer, mitos que por otro lado, dirigen la orientación de los tratamientos farmacológicos de los pacientes, en detrimento del tiempo de escucha del sufrimiento subjetivo.

En el mismo sentido tenemos los mal llamados “antipsicóticos” de última generación, que han capitalizado el tratamiento de los pacientes psicóticos en los últimos años y en detrimento de los viejos neurolépticos, más económicos y en ocasiones de más fácil utilización, primero, por sus bajos costes y en segundo lugar porque sus efectos secundarios, eran bien previstos gracias a la larga experiencia.

Estos nuevos fármacos, han llegado a desplazar a los viejos, en una propaganda de bajos o nulos efectos secundarios, incluso a largo plazo. Su penetración en el mercado ha llegado a tal punto, que los antiguos ha comenzado a desaparecer, por lo que pacientes que llevaban años tomando determinado fármaco, se han visto obligados a cambiarlo por otro, lo que ha llevado en muchas ocasiones a descompensaciones de su psicosis.

¡Ah!, y para saber los efectos a largo plazo, tendremos que esperar unos veinte años a que la revista JAMA del momento nos diga, “el uso del antipsicótico “x”, no ayuda a prevenir la aparición de los efectos secundarios a largo plazo de los neurolépticos tradicionales”.

En el camino habrán quedado neurolépticos, de menor coste, y con mayores efectos terapéuticos. Mi profesor de farmacología siempre decía que los efectos secundarios de los fármacos son inherentes a los deseables, a menos efectos secundarios, menos efectos terapéuticos.

Estanislao Mena (Sevilla)