Lenguaje e infinito. Miquel Bassols (Barcelona)

Llegamos de nuevo, una vez más, al laberinto del lenguaje. De hecho, nunca salimos de él pensando que estábamos entrando desde su exterior improbable.

Alguien me ha planteado entonces la pregunta sobre si el lenguaje es finito o infinito. El diccionario nos dice -es un decir- que hay un número finito de palabras en cada lengua. Pero, en realidad, siempre pueden crearse neologismos, nuevas palabras como hicieron, por ejemplo, James Joyce, Lewis Carroll, o como hace la propia Ciencia a cada paso.

Algunos de estos neologismos tienen el honor de entrar algún día en el tesoro de la lengua que es el diccionario. Pero además, siempre podremos agregar una palabra más a una frase determinada. Así, pues, en el lenguaje parece tratarse inevitablemente de un infinito, siempre (n+1). De hecho, el lenguaje se nos presenta ya como un infinito potencial hecho a partir de unidades discretas, de los así llamados significantes. Y siempre podemos agregar un nuevo significante a la cadena. Entonces: ¿El lenguaje es el infinito? Prefiero las paradojas de esta perspectiva a las de la otra, aparentemente más materialista, cuando dice -es otro decir-: el lenguaje es insuficiente para abarcar y representar el infinito que ya estaba ahí, esperando a ser representado. (Esta versión me parece, en cualquier caso, inevitablemente más religiosa que la anterior).

Si nos dirigimos ahora a esta creación maravillosa del lenguaje que son los números, nos encontramos de hecho con una versión depurada del infinito del lenguaje. El lógico Georg Cantor hizo con este problema una verdadera invención de un nuevo significante, el del número transfinito llamado alef cero. Los números matematizan, en efecto, este infinito del lenguaje. Hay quien sostiene, por ejemplo, que la serie resultante de traducir el El Quijote en Base 2, asignando una serie de ceros y unos a cada letra del abecedario, está incluida en algún momento en la serie de decimales del número pi. El problema, por supuesto, es que hay que esperar a que la máquina dedicada permanentemente a escribir estos decimales... ¡cese de no escribir esa serie! Todo El Quijote traducido a Base 2 estaría así escrito alguna vez en el número pi. Y no sólo El Quijote sino también los Principia Mathematica de Whitehead y Russell, y las Obras Completas de Poe, y las de Sigmund Freud, y las de Jacques Lacan (que no eran completas, por consistentes…), y aún las que todavía no se han escrito… (por incompletas que son).

No, una vez iniciada la cuenta del significante no hay ya posibilidad de salir de la paradoja de lo finito y lo infinito en el lenguaje.Y aún hay algo peor -es un decir- si seguimos en el laberinto de lenguaje: una misma palabra, una misma frase, un mismo discurso, repetidos en momentos distintos tienen sentidos también distintos. Como en el cuento de Borges, Pierre Menard, autor del Quijote, en este infinito potencial que es el lenguaje no hacemos otra cosa que repetir en algún momento lo mismo para decir siempre algo distinto.

Alguien más me ha planteado entonces la pregunta de si una máquina, -un conjunto debidamente ordenado de algoritmos- podrá algún día escribir realmente un poema con sentido sin reproducirlo o componerlo por medio de una combinatoria de otros ya escritos anteriormente.
Por mi parte, me limitaré a decir -es también un decir- que ninguna máquina podrá escribir nunca el Quijote de Pierre Menard… para decir algo distinto.

From: http://miquelbassols.blogspot.com/ Con la amable autorización del autor.