Leer en lo que calla

Esta elaboración se inscribe en el trabajo que lleva a cabo el Cártel Del síntoma a su lectura durante el periodo de 2023 y 2024, y aborda y recorta, principalmente, dos textos de Jacques-Alain Miller que orientan al grupo en su desarrollo: Leer un síntoma1 y La palabra que hiere2.

El texto de Miller, La palabra que hiere de 2009, se presta bien a ser relacionado con el posterior, Leer un síntoma de 2011, aquél que escogimos para iniciar el trabajo del cártel. Partíamos de la convocatoria que nos ofrecieron las Jornadas del 2023 Lo que hablar quiere decir y en eso seguimos: con las palabras, las escuchas, las interpretaciones.

Desmenuzando los títulos, se me ocurre como uno nos conduce al otro, aunque los abordo retroactivamente. Nos dice Miller que saber leer completa el bien decir y que el bien decir propio del psicoanálisis se funda sobre el saber leer. Ambos, bien decir y saber leer están del lado del analista, pero con el horizonte de ser transferidos al analizante.

El psicoanálisis es cuestión de escucha pero también de lectura, y ella nos conduce a la escritura; en la distancia entre hablar y escribir opera el psicoanálisis.

Una de las definiciones de leer, que encontramos en el diccionario, es la de interpretar. Otras de las que se nos ofrecen también nos vienen bien: entender otro tipo de signos, percibir o adivinar, traducir (notas de música).

Me traslado al texto de 2009 que presenta como eje una pregunta, la de si hay reglas para la interpretación. Apunta Miller al psicoanalista en este texto diciendo que éste lee en lo que se dice, lo cual supone una transmutación de la palabra, es decir, convertir lo dicho en otro cosa; es así como “la interpretación supone la transmutación de la palabra en escritura”3. Se sostiene en el escrito, al igual que la homofonía, la gramática y la lógica que son sus medios.

Lo escrito depende de cada lector, es decir, de su interpretación; como inconsciente e interpretación hacen lazo la interpretación revela la posición del interpretante, es decir, se interpreta según la noción que se tiene del inconsciente. Por ello, es necesario no perder de vista los límites de la interpretación en el análisis; vigilar su posible dinámica paranoica y neutralizar todo lo que no es interpretación propiamente dicha. Diría yo: decir no a las elucubraciones, pero mantener la “atmósfera interpretativa”, ya que sin ella no hay análisis.

La interpretación lacaniana se distingue de la de Freud porque no se detiene en el sentido sexual, sino que apunta y señala, precisamente, la inexistencia de la relación sexual; dado que todo discurso se organiza al separarse del imposible que implica el lenguaje: la relación sexual.

En este texto, con el apunta y señala, Miller nos introduce en lo apofántico que Lacan toma de Aristóteles -logos apophantikos- pero conforme al uso de Heidegger: “es apofántico el logos que deja ver, que da luz, que revela, más acá de lo verdadero y de lo falso, y que no comporta ninguna demanda, en particular ninguna demanda de consentimiento”4.

Desde aquí vuelvo a nuestro primer texto, Leer un síntoma, porque allí nos encontramos con el deseo de hacer ser lo que no está, deseo que en el psicoanálisis está a nivel del deseo del analista en tanto “apunta a conducir al ser al inconsciente, apunta a hacer aparecer lo que está reprimido”5 mediante una operación de lenguaje, pues es el lenguaje creador y él crea el ser.

Volvamos a La palabra que hiere para seguir con la interpretación lacaniana, aquella que porta la marca de lo imposible-de-decir. La interpretación certera, cuando lee lo que no se puede decir, apunta a la ausencia estructural, a la revelación de lo imposible-de-decir.

Miller en La palabra que hiere, finalmente, no renuncia a enumerar reglas para la interpretación aun presentándolas como posibilidad. Las recojo y resumo:

  1. No hacer obstáculo a lo imposible-de-decir.
  2. Crear el inconsciente por la interpretación. El intérprete es aquí creador. Pienso que como todo intérprete, aun por defecto u omisión
  3. Reconducir el sentido al goce, esto es, revelar en la interpretación lo que el sentido debe al goce.
  4. Dejar sitio a lo aleatorio. Desconocemos los efectos de la interpretación por anticipado.
  5. Ser un maestro apofántico que sigue una vía negativa -la voz que conduce a lo real es una voz apofántica-, es decir, negativa.
  6. Están las historias en las que el parlêtre está enredado; todas son las mismas y es necesario reducirlas a su repetición.
  7. Hay una dirección de la interpretación que se dirige siempre hacia la repetición, para distinguir en ella lo que evita.

Estas reglas nos vienen bien, me parece, para volver al texto Leer un síntoma en el punto en que se nos dice que el analista representa el imperativo al que está sometido el inconsciente en el psicoanálisis: está sometido a un deber ser, lo que le confiere su estatuto ético, es decir, “que es relativo al deseo, y primeramente al deseo del analista que trata de inspirar al analizante para que tome el relevo de ese deseo”6.

El goce del ser hablante sufre la incidencia de la palabra, por ello en un análisis no nos detenemos una vez obtenido el desciframiento de la verdad del síntoma, seguimos con los restos sintomáticos. El analista orientado por las enseñanzas de Lacan, deberá saber hacerse con la conducta que “conviene a las tres dichomansiones de lo imposible: tal como se despliegan en el sexo, en el sentido y en la significación”7.

Podemos poner en relación lo imposible-de-decir, que veníamos tratando, con lo que Miller nos dice que es leer un síntoma: privarlo de sentido. Lacan sustituye el ternario edípico freudiano por otro que no produce sentido, el de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, y con ello desplaza la interpretación hacia el marco borromeo y su funcionamiento pasa de la escucha del sentido a la lectura del fuera de sentido. Este desplazamiento situará al análisis en lo que no habla, lo real, y “que lo real no hable implica una primacía de la escritura sobre la palabra”8.

Los textos que hoy comentamos fueron escritos o presentados hace ya más de diez años. Las próximas Jornadas en Bilbao: Del malestar al síntoma se nos ofrecen oportunamente para avanzar en la “buena” lectura, la que se muestra necesaria para atender al sujeto contemporáneo. Del texto del argumento de las Jornadas en la web, escojo esto: “… en la actualidad, es necesario que el analista sepa leer de otra manera el síntoma, para que un encuentro y el amor de transferencia acontezcan”.

 

Notas:

  1. Miller, Jacques-Alain. Leer un síntoma. Jacques-Alain Miller presentaba al término del congreso de la NLS, que se realizó en Londres los día 2 y 3 de abril 2011, el tema del próximo congreso que tendrá lugar en Tel-Aviv en junio 2012. Texto establecido por Dominique Helvoet, no revisado por el autor.
  2. Miller, Jacques-Alain. La palabra que hiere. Intervención realizada el 10 de mayo de 2009 en el Congreso de la NLS sobre la interpretación lacaniana. Freudiana 64, 2012, pp. 47-51.
  3. Ibid., p. 48.
  4. Ibid., p. 50.
  5. Miller, Jacques-Alain. Leer un síntoma. Op. cit., p. 3.
  6. Ibid., p. 5
  7. Lacan, Jacques. El atolondradicho. Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2018, p. 512.
  8. Miller, Jacques-Alain. “Lo real no habla”. El ultimísimo Lacan. Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 236.