"Lacan fue como Einstein". Entrevista a Eric Laurent (París)
Mientras se incubaba el Mayo francés, en 1967, el joven Eric Laurent buscó un psicoanalista en París. Y su analista resultó ser Jacques Lacan, "el punto de intersección de los interrogantes de la época". Cuatro décadas más tarde, Laurent se transformó en una de las banderas de los lacanianos y preside la Asociación Mundial de Psicoanálisis. De paso por Buenos Aires, habló con Martín Seldes para NEWSWEEK sobre el dogmatismo del psicoanálisis, la tensión con los freudianos, los psicofármacos y la incomunicación en tiempos del chat. [Extractos]
Newsweek: ¿Cómo se sitúa el psicoanálisis frente a la "cultura de los antidepresivos"?
Eric Laurent: Al revés de lo que está escrito en la Declaración de Independencia estadounidense sobre la búsqueda de la felicidad, estamos en una cultura en la cual se tiende a persuadir de que todo aquel que no es realmente feliz está deprimido. En los años '60, uno de los primeros antidepresivos, la imipramina, solo se utilizaba en casos de gravedad. Luego la gente empezó a tomar toneladas de Valium y ansiolíticos para tranquilizarse, y se buscó un medicamento que fuera utilizado por todos. Después llegó el entusiasmo por el Prozac y el best-seller "Prozac Nación". Los nuevos antidepresivos no parecían tener efectos secundarios, y todo el mundo las tomaba cuando estaba triste.
Newsweek: ¿Funcionaron?
Eric Laurent: No. En lugar de reducir la tasa de tristeza, en los países ricos, donde más se consumían, un cuarto de la población tenía depresión. Se volvió una epidemia. Los nuevos medicamentos acompañan a la cultura de hoy. No hay un instante perdido en la performance de los hombres. Todo tiene que ser productivo: hay que correr más rápido, tener mejor sexo, dormir y pensar mejor. Frente a estas malas noticias, la respuesta es que hay una píldora para todo.
Newsweek: ¿Y qué propone el psicoanálisis?
Eric Laurent: En una época de morales victorianas y de prohibiciones, Freud dijo: "Todos estos ideales son mentiras". Esta es una época de productividad generalizada, en la que sois empresario de vosotros mismos y tienes que maximizarlo todo. Esto puede llevar a la adicción general de todo el mundo, ya sea el trabajo, el deporte o las sustancias... El psicoanálisis dice que eso es tan mentiroso como lo de antes. Tienes que saber construirte una solución para vosotros mismos y no conformarte con el modelo que te proponen. No hay que negar que existen casos de depresión graves que hay que tratar, pero hay que diferenciar entre la tristeza que se puede soportar y la depresión que te mata. Y animarse a pensar que los agentes de la industria no saben más que vosotros.
Newsweek: Parece una pelea entre David, el Psicoanálisis, y Goliat, la Industria.
Eric Laurent: Lo que el psicoanálisis cuestiona es el discurso de la estandarización: la idea de que, en tu desgracia, tienes que comportarte de una manera estándar. No estás bien pero puedes tomar coca o la misma pastilla. Cuando uno no está demasiado enfermo o no sufre tanto, se analiza. Puede tratar su tristeza y además saber porqué vino la tristeza a su vida. Y cómo su tristeza es parte de su historia y no de la de su vecino, puede reintegrar su historia. Y dejar de considerarse como una máquina.
Newsweek: ¿En qué consiste la pelea entre lacanianos y freudianos?
Eric Laurent: Sólo hay pelea donde hay psicoanalistas de verdad: en París, Buenos Aires. San Pablo, Río de Janeiro o Bahía. Pero la realidad es que los verdaderos freudianos somos nosotros. La diferencia entre Lacan y Freud es como la de Newton y Einstein. La mecánica del mundo fue descubierta por Newton, pero Einstein la generalizó, a partir de los descubrimientos del primero. En el sistema de Lacan se encuentran los resultados de Freud, transformados por la generalización. Esto permite cambiar algunos parámetros del "dispositivo freudiano": duración de la sesión, categorías clínicas, vocabulario. El problema no es quién fue mejor, sino que los lacanianos quieren estar a la altura de estos tiempos.
Newsweek: ¿El psicoanálisis no es demasiado dogmático?
Eric Laurent: Al generalizar a Freud, Lacan reveló algo que estaba escondido: que Freud no cesó nunca de reinterpretar el psicoanálisis, de inventar, contradecirse, producir cosas nuevas. Es decir, que la obra de Freud no puede ser dogmatizada. Es un movimiento de constante reinterpretación. En Lacan, esto se potencia. Lacan no cesa de reinterpretarse a sí mismo: se puede decir que cada cinco años Lacan se renueva. Hay muchos Lacan que van por el mundo y siempre hay un estilo que contrasta, que puede leerse de múltiples maneras. Y, por otro lado, hay frases muy sencillas, tales como "la mujer no existe", "no hay relación sexual", "uno puede prescindir del padre a condición de hacer uso de él", que todo el mundo entiende. Pero construir un dogma con cosas así, es muy difícil. Imposible.
Newsweek: Hoy, los Jóvenes chatean en la computadora y se conectan mediante mensajes de texto. ¿Es una época de comunicación?
Eric Laurent: La comunicación es la industria de la palabra vacía. Puedes estar todo el día tecleando y conformarte con los clichés de ser un adolescente en la época de hoy. Antes ocurría lo mismo delante de la televisión: siempre había una serie norteamericana que explicaba cómo comportarse. Después de 50 horas de "Sex and the City", aprendes cómo hablar con las mujeres; vas al chat y lo pruebas con las chicas que están en la Red, y ellas, que también la han visto, saben cómo responder. Eso es "comunicación". Es el uso de la palabra para no decir nada que tenga que ver profundamente con vosotros.