Lacan Cotidiano. Nro 07. Jacques-Alain Miller (París)

“Septiembre será lacaniano también en Belmopan” –Patachón Valdés

“Barbarians at the Gate!”
Jacquou se lanza sobre la Villa con su banda de paisanos y de mendigos
“!Pero qué cosa!” dicen los Inc´eibles
Lunes 29 de agosto de 2011 23h45 (GMT + 1)

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“Vida de Lacan”
Recorrido de un significante
Por Jacques-Alain Miller

Nota liminar. Creía que iba a escribir diez líneas, anónimas, en tercera persona, para presentar -en el sitio ECF-ECHOPPE dirigido por Philippe (y no Pierre) Benichou-, las 24 páginas de Vida de Lacan que salen a las librerías el 1° de Septiembre. De hilo en aguja, se ha vuelto otra cosa. Para no tener que reescribir todo desde el comienzo, conservé la tercera persona, que da al texto un poco la apariencia de De Bello Gallico intelectual, en la tradición mock-heroic, que le gustaba a Lacan, de The Rape of the Lock, y de la Donciade.

El 2 de agosto pasado, al alba, Jacques-Alain Miller toma resoluciones: escribirá a rienda suelta una Vida de Lacan. Se dispone para hacerlo del bosquejo que le ofrece el curso que ha dado en 2010 bajo ese título, de Enero a Junio; las cuatro primeras lecciones fueron establecidas por Nathalie Georges-Lambrichs, quien se las ha pedido para la revista Cause Freudienne, que ella dirige.

El 5 terminó 24 páginas de un primer tiro. Las hace imprimir ese mismo día, en 50 ejemplares, en el Boulevard Raspail, en un lugar a diez minutos de su casa, y los pone en sobres destinados a periodistas, amigos y personalidades. Envía el texto por mensaje electrónico a su amiga Catherine Clément, de quien supo que era la encargada de dar cuenta en Le monde de libres de “la actualidad de Lacan” desde la entrada de vacaciones. Ella lo anima vivamente para que continúe la escritura de factum. Martin Quenehen, que todos los años lo invita sin lograrlo a France Culture, le propone hacer la “Gran entrevista” de las Mañanas de France Culture el miércoles 10 de Agosto. Esta vez, es un sí.

A la salida del estudio de France Cultura, fue entrevistado por la joven y bella Lisa Vignoli, de Marianne, sobre el tema de las “mujeres de Casanova”: él promete dirigirle al día siguiente en la mañana un texto que resumiera sus preguntas, del que el periódico podría extraer lo que quisiera.

El viernes, él se va para el campo a encontrarse con su familia. Recibe una llamada de una tal Cécile Fontaine, diciendo que pertenece a Volumen, que había tratado de encontrarle en París el miércoles a medio día. Es la directora de ventas interina durante el verano; está asediada, dice ella, por las demandas de las librerías, desencadenadas por la emisión de France Culture; ella se sorprende de no tener nada sobre esa Vida de Lacan, mientras que Navarin Editores tiene un contrato de difusión con Volumen, que se hizo cargo de la continuación de la difusión interna en Seuil; Jacques Alain Miller había negociado un contrato con uno de los fundadores de la casa, Jean Bardet, duro en los negocios, pero un gran humanista, que le contaba cómo había comenzado entregando, el mismo, libros a las librerías, en bicicleta. Era la época de los Cahiers pour l’analyse, que JAM hacía en la Escuela Normal Superior con sus camaradas Badiou, Grosrichard, Milner, Regnault.

JAM explica a la Señora Fontaine que él ha concebido escribir esa Vida de Lacan el 2 de Agosto, que lo hará imprimir él mismo, y que contaba hacerla difundir por la red Uforca de las secciones clínicas, como sus Cartas a la opinión ilustrada hace precisamente diez años. La Señora Fontaine insiste. JAM añade que no tiene ni ISBN, ni código barrado, que es su secretaria la que sabe hacer todo eso, y ella está en vacaciones en los Alpes, imposible de encontrar. Y además, no le esconde que Bétourné, el nuevo PDG [Presidente Director general] de Seuil, no va a tomar a bien el apoyo de Volumen a esa Vida de Lacan, que va a perturbar cierto plan del que JAM ha tomado conciencia un poco tarde: como las mujeres engañadas pero no tan engañadas como se cree, de las que se habla en Mariana, él veía 2, y otros 2, pero se resistía a decir 4, para continuar perfeccionando tranquilamente, desde el 11 de Julio, 12 horas al día, el Seminario VI de Lacan, último de la serie de los 25 cuya redacción se prometió concluir hace largo tiempo.

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Philiphe Benichou tiene el placer de anunciarles que pueden desde hoy encargar en www.ecf-echoppe.com la Vida de Lacan de Jacques-Alain Miller, el nuevo número del Diablo probablemente, con el dossier “Porque Lacan”, y sobre todo, el Seminario XIX, …o peor y Hablo a los muros, de Lacan, dos obras cuyo texto fue establecido por J-A Miller. 29 de agosto 2011, 19:17.

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Cécile Fontaine insiste: Seuil es Seuil, Volumen es Volumen; las librerías esperan la obra, y ellos esperan a Volumen; ella se ofrece componer el ISBN, y fabricar el código de barras; como la computadora de JAM se resiste a leerlo, las etiquetas serán pegadas en los locales mismos de Volumen, una vez impresos y enviados. JAM cede ante el deseo tan decidido de esta dama de voz fresca y agradable. Ella le asegura que no va a lamentarlo, que la obra estará en venta el 1ro de septiembre en las mejores librerías; ella le pide escribir un argumento, le explica como componerlo, espera una hora más tarde su envío por mensaje electrónico, ya que sale de vacaciones esa misma noche. Ella pide 1.500 ejemplares. Contando con que 1.000 ejemplares serán difundidos por la red Uforca, y que el servicio de prensa de Lacan es de 300 personas, JAM decide un tiraje de 3.000: quedarán 200 ejemplares para la venta virtual, a través de ecf-echoppe.

El lunes 15, Bernard Henry Levy lo llama por teléfono: lo anima a hacer de Vida de lacan un libro de “500.000 caracteres”. Ese mismo día, JAM almuerza en la Cagouille con los periodistas del Point, que le dejan entender que tal vez no estará satisfecho con el artículo que abrirá el dossier que aparecerá el jueves, que estará disponible desde el miércoles en los locales de la avenida de Maine. –Continuará

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“JAM vuelve a decir y Virgo, redeunt Saturnia regna”
Por Jaques-Alain Miller
Les Portes- en-Re, 29 de Agosto 2011

Desde hace un año, mi hija Eva administra gratuitamente Navarin Editores, con su competencia de ex alumna de la ESSEC, formada desde entonces en la ruda disciplina mass-market; ella se divierte con nuestros “productos de pequeño consumo”. Me puse de acuerdo con ella: Lacan Cotidiano será ubicado bajo la égida de Navarin, lo que la hace la responsable legal de la publicación.

Quiero en efecto que Lacan Cotidiano se distinga de lo que circula locamente en la Web, al menos en esto, que escribimos de manera responsable y reflexionada, como en los mejores órganos de la prensa de papel. Ninguna desinformación; nada de difamación; discreción, medio-dicho; el respeto de las leyes; con humor, pero con medida.

¿De qué se trata ahora? –hacer de todo para volver eternizar Lacan Cotidiano.

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No era esa mi primera idea.
Quería solamente saludar con una salva cotidiana el aniversario de los treinta años.
Esas líneas de Judith dan fe de ello.

7 de Septiembre. Lacan Cotidiano
La Agencia lacaniana de prensa lanza, en ocasión del aniversario de los treinta años, un boletín cotidiano en línea que permitirá a todos aquellos que quieran intercambiar sobre la “actualidad Lacan” desde la entrada de vacaciones: los que intervienen en los medias, lectores auditores, telespectadores, de Francia y del extranjero. Lacan Cotidiano será difundido del 7 de Septiembre al 17 de Octubre en las listas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, será traducido en cinco lenguas, y deberá llegar en quince países a 10.000 personas: psicoanalistas, escritores, artistas, periodistas, personalidades de la política y de la cultura.- JM

Y bien, Lacan Cotidiano no desaparecerá el 17 de octubre como no apareció el 7 de septiembre. Las circunstancias han querido que el proceso comience poco después de la mitad de agosto. Esas circunstancias, es esencialmente el pequeño “acontecimiento inesperado” del Monde des libres; su existencia y su alcance me fueron señalados por Lilia, le rindo homenaje por ello. Propulsé la información como “Breaking news” y, poco a poco (N de T: JAM usa aquí una expresión que es de fil en aiguille- pero escribe de fil en anguille que quiere decir nudo corredizo) [Dejo aquí la falta de tipeado que me fue señalado por N**, primer lector de este texto; me ha preguntado si era un Witz; he respondido: “es un lapsus calami, pleno de sentido ciertamente: lo pensaré”] estamos aquí con una newsletter cotidiana en línea, esperada por unos 10.000 lectores en todos los rincones del mundo, traducido total o parcialmente, a varias lenguas, y que siembra ya la inquietud en un puñado de gente que se creía todo permitido. La red electrónica tejida desde hace quince años por las siete Escuelas del Campo freudiano en el mundo está a pleno. ¿Quién quiere sacrificar eso?

Lacan Cotidiano nos permite a nosotros, los condenados por los medios, los no mediáticos –por el desdeño de los medios, el nuestro o el suyo, según- de reaccionar, y rápidamente, al caldo de actualidad literario y cultural que nos es servido todos los días, frecuentemente tan infame como aquel que sirve el licenciado Cabra a sus pensionistas en El Buscón de Quevedo, donde los pellejos de desinformación flotan sobre los escupitajos de difamación, a lo que se añade, en lo que me concierne, una buena dosis de arsénico apuntando a la aniquilación intelectual pública de vuestro servidor. La contra-ofensiva de judoka que me he decidido a empezar a partir del 2 de agosto poniéndome a redactar Vida de Lacan a toda prisa, hace que mi aphanisis deseada se cambie en su contrario, y me sirve de rampa de lanzamiento “And it’s a gift that will continue to give.”

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Anne difunde Lacan Cotidiano en ECF-MESSAGER, y cumple un papel clave en el proceso editorial. Debe escribírsele a ella para responder al periódico; ella recibe los textos. Le he pedido ser oficialmente la editora de la publicación, ha aceptado.

Es la destinataria de la primera reacción del lector que hemos registrado por el vasto mundo, el de nuestra amiga Catherine Clément. Inmediatamente difundido el “Breaking News” de Lilia, que cuestionaba Le Monde des Livres donde Catherine no escribía desde hacía un cuarto de siglo, y donde fue convocada por la nueva dirección, he aquí que mi Catherine hace conocer la molestia, el displacer, que le causa, no el pesado artículo que escandaliza a una Lilia, sino el hecho que nosotros no saboreamos la piedra como el maná del Señor. Ver Lacan Cotidiano, N° cero, p.2.

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Correo de los lectores.
La creación de LACAN COTIDIANO a mediados de agosto ha sorprendido; no hemos aún recibido ninguna reacción de nuestros lectores en lo que concierne a lo oportuno de nuestras iniciativas. El único mensaje electrónico que entra en esa categoría emana de nuestra amiga Catherine Clément. La responsable de la lista de distribución Messager ha recibido, en respuesta al envío del comunicado “Breaking News” de ayer, el texto siguiente: “Querida amiga, no estoy segura de que ese correo sea apropiado” Fue el envío inaugural del Correo de los lectores. –LC

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Es que Catherine había inmediatamente sentido, con la extrema sensibilidad que la caracteriza en esas materias, que ese pequeño mensaje de nada, enviado por un emisor aún no identificado por el radar mediático, constituía un mal ejemplo, una infracción en relación al código no escrito que quiere que, entre los intelectuales, nos achiquemos delante de la prensa en general, y en particular Le Monde des livres.

Se debe soportar en silencio. Se trata de forzar la admiración por su estoicismo. La dignidad, es aceptar las bofetadas gritando “¡Sir, Yes, Sir!”, como los marines de Full Metal Jacket, de Kubrick. Hablo con conocimiento de causa. Fui estoico, fui ese Marine. Durante casi dos decenios, la aparición de cada seminario de Lacan, fruto de mis desvelos, de mis trabajos de benedictino, era acogido por una brigada, un disparo de metralla, de injurias y de estupideces. Y los buitres que volaban sobre mi cabeza me gritaban al mismo tiempo: “¡Te retrasas! ¡No entregas suficientemente rápido nuestro pasto! Y cuando lo hayas hecho, escupiremos en la sopa, y on t´f´ra la peu [¡te tendremos!] Te escupiremos en tu sucio hocico” La técnica es digna de figurar en el libro de Harold Searles, El esfuerzo por volver el otro loco.
Permanecí mudo.

No me arrepiento. No perdí un segundo debatiendo con los nulos que se pavonean por haber encontrado, aquí o allá, una equivocación, un olvido de mi parte, y, frecuentemente, inventándolas a su gusto. Hubiera sido durante treinta años, los treinta años que pasaron desde la muerte de Lacan, el felpudo de los ignorantes, o de los semi-sabios, o de los medio-locos, del medio analítico. Me mantuve, porque yo también soy obstinado, porque a pesar de todo lo descreído y “asimilado” que soy, sigo siendo del pueblo con la nuca rígida, que no se inclina delante de falsos valores, y que tengo la cabeza inclinada, desde que supe leer el latín, por las historias de Mucius Scaevola y Horatius Coclès. Felizmente he vuelto de esas historietas tito-livianas, de esa propaganda imperial, pero en fin, me queda algo. Lo que me ha sostenido, durante todos estos años, es el afecto de los míos y la estima que me tienen en la Asociación Mundial de Psicoanálisis, pero finalmente sobretodo, lo confieso –como Lacan lo confesaba en Aún- es el desprecio. Ah ¡El dios Desprecio! –un desprecio de hierro por esta ralea que heredé de Lacan, y que se cayó en la abyección durante del episodio de la disolución, hace ya treinta años.

Pero todo eso se acabó. Un ciclo se termina, otro ha comenzado “JAM vuelve a decir, y Virgo…”

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Acabo de establecer el último seminario de la serie de los 25. Sí, los guardo bajo el brazo, aún un poco, y por dos razones.

La primera, es que, una vez enviada la copia al editor, al trabajo de redacción le sucede un trabajo editorial a veces considerable, que me lleva tiempo: confección de los esquemas; debate con el lector de la casa editorial; búsqueda de ilustraciones; lectura y correcciones de las pruebas, una primera, una segunda vez. He preferido diferir la publicación para seguir adelante y acabar la redacción del conjunto.

La segunda tiene que ver con la inestabilidad ahora permanente en las ediciones Seuil.

He conocido Seuil cuando aún era dirigida por los fundadores, Paul Flamand, el editor, y Jean Bardet, el responsable comercial. Eran dos grandes figuras francesas, atrayentes, demócratas-cristianos, comprometidos en un tiempo, al menos uno de ellos, con el fantasma de la formación programada de las élites, “jefes”, en Uriage, como Hubert Beuve-Méry, del Monde, que jugó con convicción, en la posguerra de la WW II, un papel de gran consciencia moral; él exasperaba a De Gaulle. Les costó, les pido creerlo, a Flamand y a Bardet, publicar el primer libro de mi hermano Gerard, El empuje a gozar del Mariscal Petain (1975), cuyo prefacio fui a pedirle en su nombre a mi maestro Roland Barthes.

Con un aire de minueto que hacía vibrar las cuerdas, Gérard criticaba con maldad a Uriage, antes de que Bernard-Henry-Levy orquestara el tema con la potente sinfonía de su Ideología francesa (1981), lo que le provoca convulsiones a Raymond Aron. Sollers resume el conjunto con una perfecta economía de medios en un solo adjetivo: “Francia enmohecida” , dice (28 enero 1999). La palabra permanecerá cuando todo haya pasado. No podía ser encontrada sino por alguien que haya tenido corazón, por lo menos lo supongo, ya que no tengo sus confidencias, el “Francia, madre de las artes, de las armas y de las leyes” de du Bellay. Francia no es siempre conforme a su esencia increada. Hay eclipses.

Esto me embala, pues no creo de ninguna manera en las esencias increadas. Pero siendo psicoanalista, no puedo más que creer en el origen ex nihilo del sentido, en la metáfora originaria, en la identificación simbólica primordial al Ideal del yo, alias el significante amo. Las ediciones Seuil también tienen una bio-identidad de base, un ADN humanista, y no augura nada bueno cuando se trafica eso, solamente produce la gestación de algún monstruo.

Entonces, nuestros dos compadres-fundadores eran grandes thala –del barbarismo “aquel que va-t-à-la misa”, adjetivo invariable, en uso en el argot khägnal de Louis-El-Grande cuando yo era alumno, y luego en la calle de Ulm; Althusser había sido “Príncipe thala” .

Según la historia oficial de la casa, ésta debía su nombre a que “El umbral [seuil], es toda emoción de la partida y de la llegada. Es también el umbral nuevo que rehacemos en la puerta de la Iglesia para permitir a muchos entrar, cuyo pié buscaba a tientas alrededor” (carta del Abad Plaquevent, el 28 de diciembre 1934). Se jubilaron en 1979. Como único sucesor –y juez de paz entre los rivales Claude Durand, nacido en 1938, al que veía de lejos como un jovial meridional (?) de carácter temperamental, e inventor de García Márquez como de Soljenitsyne, y el muy lacaniano François Wahl, 1925, judío de la corte (*) en Seuil, y gran consciencia farisea de Barthes y del joven Sollers, a quien yo quería mucho, y Lacan también -ellos elegirán a Michel Chodkiewicz, 1929, un convertido al Islam, eminente especialista del sufismo, gran figura atrayente, también él, y genial, que había hecho sus pruebas creando para Seuil, y para tener en jaque a Scientific American, la revista de divulgación La Recherche, que fue un gran éxito internacional.

Sollers hace sus primeras extravagancias poco después, y deja en 1982 la calle Jacob para ir a la calle Sébastien-Bottin (hoy Gaston-Gallimard). El intenta convencerme de que deje Seuil siguiendo sus huellas, llevándome a Lacan. Habiéndole Chod negado conservar el título Tel Quel, él funda con el mismo formato y la misma tapa, dibujada por Faucheux, L´ínfini, aún en actividad -y ¡cómo!- en el momento en que escribo. Tuve largas discusiones con el encantador Antoine, del cual mi gran amigo Jorge Forbes debería más tarde volverse íntimo; Françoise Verny viene a almorzar a la calle d’Assas, paquidermo malicioso, de una vulgaridad estudiada y erudita, Sollers me tentaba con una alianza entre nosotros dos más Lacan muerto, lo que nos aseguraría, si no la combinación de lo que él llamaba “la caja fuerte de la literatura francesa”, al menos un buen pequeño paquete de acciones, todas espirituales claro está.

Decidí finalmente quedarme en Seuil, por razones que diré en otra ocasión. Alertado por el rumor, o por Catherine Clément, ya no lo sé, Bernard Henry Levy me pidió una cita, lo he recibido en la cocina, y vi por primera vez a ese bello joven con grandes botas del cual no sospechaba entonces que se volvería mi amigo, y le sería deudor de la ayuda inmediata e incondicional que debía aportarme, al igual que Philippe, cuando me lancé sin dudarlo contra la famosa “enmienda Accoyer” que acaparara la crónica al final del 2003.

Allí, Philippe me hace pagar que haya rechazado seguirlo con un poco de frialdad, felizmente efímera, que se instala entre él y yo, que lo admiraba, y lo había conocido cuando yo tenía 16 años y él 24. Después de diez años, Chod-la-rigueur pasa la posta a Claude Cherki, caluroso y perturbador. Pasé el tema su reino para llegar al 2004, donde se hizo votar a los accionistas de Seuil, entre ellos numerosos empleados, -el progresismo obliga-, a la venta de la casa al Grupo La Martinière, dirigido por Hervé del mismo nombre, un nombre ilustre de la Historia de Francia. Bien que el Señor de la Martinière tenga, según la revista Challenges, la 500ava fortuna de Francia, él no trabaja a gran escala sino por el apoyo que le proveen los hermanos Wertheimer, ellos con la 5ta fortuna número, propietarios de Chanel, y de los perfumes Bourjois –“con una J, como “joie” [alegría] dice el eslogan.

No, para mí no era una alegría. A pesar del lado balzaciano de la historia de esa “tribu venida del Bajo-Rhin” que fue objeto de una historieta en L’Express en 2005, yo no estaba encantado sabiendo que la obra de Lacan, sus derechos materiales, estaría entre las manos de los Wertheimer, los más invisibles de los millonarios, y de un Señor de la Martinière fóbico a todo contacto, se dice, con los autores, críticos, e intelectuales (incluso si se puede muy bien comprender el fundamento de esa repugnancia que un Mao-Tsé-Toung no escondía sentir).

El Seuil bautizado por el Abad Plaquevent tomaba así de frente el viento de una posmodernidad a la Howar Hughes, mientras que con Paul Flamand, tan distinguido y cortés, tan humilde y discreto, se estaba aún en el siglo XIX, y tal vez en el XVIII.

Cada vez que Lacan le echaba una bronca por teléfono, él me llamaba para que yo hiciera saber a “su suegro” de su completa devoción y afecto, que le hiciera saber sobre la total incomprensión de su enseñanza, por falta de cultura, de inteligencia, y de todo, y, sobre el hecho que, reconociendo perfectamente su incompetencia, él se cuidaría siempre de hacer alguna objeción a cualquier deseo del doctor Lacan, y se remitiría completamente a François Wahl, “que sí comprendía”, para facilitar la realización de los puntos de vista del gran psicoanalista. Y Flamand se sumergía de nuevo en la obra de Pierre Emmanuel, del que hacía sus delicias. ¡Años maravillosos!

He querido encontrarme con Hervé de La Martinière, para plantearle la cuestión de la confianza cara a cara. Mi editora, Monica Labrune, me disuade: “Ustedes no tendrán ninguna empatía” [ “vous náurez pas d’atomes crochus” ], me dice esta normalista filósofa, con quien si tenía empatía. Me dejé llevar por ella, preguntándome si no me había equivocado al no escuchar a Philippe. En fin, la idea de llevarles el seminario de Jacques Lacan a los propietarios sin rostro de Chanel SAS, sin cotización en la Bolsa, Alain y Gérard, por el sesgo del noble Hervé, dirigiendo “a la americana”, pero sin contacto con el medio microbiano exterior, no tenía nada para entusiasmarme.

Al mismo tiempo, la logística de la distribución, que había siempre sido un punto fuerte de Seuil, fracasaba; Volumen era el hazmerreir y el blanco de todos los libreros de Francia por su retraso y su incompetencia. Los PDG se iban. Primero fue el hijo de Flamand, legítimo por su ascendencia, elegante como su padre, pero desprovisto de su carisma muy real, emparejado con Olivier Cohen, quien me dio esperanza: antiguo cloutard [alumno de la Escuela Normal Superior de Saint Cloud] amigo próximo de Bernard Henry Levy, en fin, encantador, gran editor. Me creí salvado, con Lacan. Se anuncia que Laure Adler se iba de France Culture para dirigir el sector literario de Seuil. Bueno, me dije, ella fue amiga de Gérard, la conozco un poco, le gusta Lacan, es inteligente, tiene don de gentes.

Ella llega volando, seduce a la mitad de la casa, se hace detestar por otros, Cohen parte (para crear la bella casa editorial Olivier, su nombre de pila), ella desembarcó sobre la marcha por La Martinière, y el editor Hervé Hamon se va: “el autor no está más en el centro del dispositivo”, ¡Uf!

En esas, llega Denis Jeambar, ex director del Point, y luego de L’express. Se aburre en Seuil, no lo esconde, me dice que la prensa es su pasión. De hecho, el poder de Monique crece: ella controla ya casi un cuarto de la producción de la casa. Ella decide lanzar las traducciones nuevas de Freud, destinadas a los estudiantes. Le aconsejo a Jean-Pierre Lefevre, cuya traducción de la Fenomenología del Espíritu me encantó. Inventamos una nueva “pequeña colección”, que no nacerá. Por la red normalista, Monique conoce a Clotilde Leguil, una belleza, graduada en Filosofía, nuera de mi colega y amigo François Leguil, a quien ella confía los prefacios de Freud. Descubro que Clotilde sigue mi curso desde hace diez años. ¿Cómo no la había notado? Quedé perplejo.

Comienzos del 2010, Jeambar deja Seuil, lista para mudarse a Montrouge. No pongo los pies allí, yo que, en 1966, conocía la casa desde el sótano al techo. Valérie, la prodigiosa dibujante de todas las tapas de Seuil, a quien me liga una amistad, se va, para dirigir el departamento de diseño de la Reunión de Museos de los Museos Nacionales.

Habiendo llegado el 4 de Enero del año pasado, Olivier Bétourné, un recién llegado, ex secretario general de la casa. Cherky lo había echado de mala manera, alegando una conspiración para quitárselo de encima a él. Se volvió el número 2 de Claude Durant en Fayad. Él me asegura su vieja amistad, su respeto profundo por la obra de Lacan, me habla de una página entera del Monde que piensa comprar alrededor del 9 de Septiembre de 2011 para celebrar los treinta años pasados desde la muerte de Lacan, y todo lo que he editado de su obra.

Cenamos dos veces en la Méditerranée. La primera vez, fue delicioso. La segunda, cuando le conté sobre la importancia que concedo a que la traducción de Freud continúe con el mismo traductor y el mismo redactor de los prefacios, él suelta, con una sonrisa: “Usted no es nadie en Seuil”, le respondo: “Entonces, seré intratable, sino, seré menos que nadie”. Él me tranquiliza. Tranquiliza también a Monique, inquieta por su cuarta parte de Seuil, que él mordisquea por los bordes. Por mi parte, profetizo a mi amiga editora: “Usted tiene la máquina en la mano. Cuando él le haya picoteado el cerebro, como se dice en los Estados Unidos, la echará sin una palabra. Le doy dos años. Apostemos”. Encuentro en el computador en el que escribo el texto el mensaje de Monique, fechado del 24 de Enero de este año: “Queridos amigos, estoy desafortunadamente obligada a anunciarles que he sido destituida de mis funciones, y que dejo la casa Seuil el miércoles 26 de Enero”. Me equivoqué: Olivier es una flecha, la puso en la puerta un año y tres semanas después de su llegada. No esperaba contar toda esta saga, que me ha desviado détourné-betourné de mi propósito, que era el de explicar por qué y cómo contaba volver perenne a Lacan Cotidiano.

Este número 7 ya es bastante largo, me pregunto si no es demasiado pesado en octetos para ser distribuido –como el 06, que fue bloqueado por el peso de las fotos, que debí retirar. Vamos a ver. Continuaré más tarde.

Los textos inacabados se acumulan: Vida de Lacan, continuará; PROSEMA, continuará, Recorrido de un significante, continuará, y ahora, este “JAM vuelve a decir y Virgo” , continuará-

Continuará...

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Catherine Millot, O Soledad
174 páginas-16,50 €
En librerías el 18 de agosto 2011

“La dichosa impaciencia de los comienzos. El horizonte es un círculo perfecto, el mar está desierto, vacío como la página en blanco que me espera, como los días por venir, con el sol apenas, y el mar, y las islas. Y el sol se elevará sobre el mar, se pondrá sobre el mar. Podré salir a la mañana al puente y mirarlo elevarse hasta que el alba gris se torne rosa aurora, y luego adormecerme, totalmente encerrada en la belleza del día que nace. La felicidad se confunde con el mar y el sol y la escritura por venir, las largas mañanas de escritura, el tiempo entregado a su libertad.”

Escritora y psicoanalista, Catherine Millot es la autora de cuatro libros aparecidos en la colección “L´infini” de Gallimard: La vocación del escritor (1991); Gide Genet Mishima (1996); Abismos ordinarios (2001), La vida perfecta (2006)

“El libro más bello de septiembre lacaniano”
Patachón Valdés (The Paludes Breeze)

“La primera y la única “cool-mystic2 del siglo XXI”
Jacques-Alain Miller (Lacan Cotidiano)

(*)N de T: juif de cour, proveedores del estado y ejército, por ello tenían privilegios, fines siglo 17 principios del 18

Traducción del francés: Mario Elkin Ramírez –NEL-Medellín y Silvia Baudini.