Hacia Pipol 9. La ideología de la Ciencia, la muerte y el sexo | Francesc Vilà

Hace unos días hablé en el espacio Hacia Pipol 9. Fue en la sede de la Escuela en Barcelona. Trasmito para el Blog algunas de las ideas principales del argumentario.

Inicié la exposición con un apartado que llevaba por título “Poca fortuna”.

Bajo este epígrafe recordaba que hace unas décadas Lacan dio una conferencia titulada La Ciencia y la Verdad. Era la lección de apertura del Seminario del año 1965-66 en la Escuela Normal Superior. El texto está publicado en el volumen de los Escritos. Y conviene ubicarlo. Es una conferencia que hace de empalme entre el Seminario anterior, Problemas cruciales para el psicoanálisis y el Seminario de ese año, El objeto del psicoanálisis.

Encabecé la exposición titulando el primer apartado “Poca fortuna” porque el eco de la conferencia en el mundo ilustrado, entre la intelectualidad y el submundo universitario de la epistemología y la filosofía de la Ciencia, digamos que ha sido escaso.

Gustavo Dessal, en el prólogo de Ciencias Inhumanas –texto publicado por Vicente Palomera en RBA-, no solo lo dice claro, añade algo aún más impactante.

La tesis de Lacan sobre La ciencia y la verdad afirma que el sujeto del psicoanálisis es el mismo sujeto elidido, forcluido, por la Ciencia. Dessal subraya un segundo elemento clave. La relación de la Ciencia con su propia causa da lugar a una forma esencial de desconocimiento.

La forclusión del sujeto suele darse en las ciencias de la vida como la gran ilusión ideológica que determina su modus operandi. Lo habitual en las ciencias es la vida, es la forclusión y substitución del protagonista del malestar en sus pragmáticas. Los programas de acción o asistenciales substituyen al sujeto por cifras, parámetros o algoritmos. Y esto no solo no genera ruido. Queda amortiguada por los nuevos significantes amo de la biopolítica. Se constata evaluando las guías clínicas y las recopilaciones de las buenas prácticas. Son guías calcadas de la exitosa medicina científica que trata procesos orgánicos. La medicina que trata el organismo y los sistemas fisiológicos vela el asunto mente.

Todas las guías clínicas dan por supuesto el significante de orden, aquel que supone que la enfermedad mental tiene una base neuro-real… Algunos investigadores van más allá y afirman con entusiasmo que el TDAH, es la primera de todas ellas. Es la alteración cerebral canónica en el desarrollo infantil.

El segundo apartado lo titulé “El problema de la Verdad en la era de la Ciencia”.

¿Qué efectos tiene la elisión del sujeto? Gustavo Dessal responde con su lectura de Más allá del principio del placer. Escribe Dessal en el prólogo ya citado: “...el sujeto quiere, en el inconsciente, morir a su manera, que su muerte se inscriba en un sentido que no se agote en la materialidad de los irreductibles procesos biológicos”.

La elisión del sujeto forcluye esta verdad sobre la muerte humana. Podemos dar más fuerza a esta derivada recordando a Lacan apoyado en el método espinozista: la verdad del sujeto del inconsciente está en la necesidad propia de expresar la figura del ser que se siente impulsado hacia su destino. Y Lacan conecta esta figura espinoziana de la necesidad de destino en la vida con la figura de la existencia heideggueriana del ser para la muerte.

Conclusión rápida: La clínica lacaniana, posible a partir del texto de La ciencia y la verdad, es una pragmática que hace por saber decir la verdad de la vida, o sea, por ensayar localizar y decir del zwang, de la compulsión, que lleva a la realización de la muerte en la vida.

¿Dónde ubicar la experiencia del psicoanálisis? El psicoanálisis en la nueva época de la Ciencia como ideología cotidiana hace su propio campamento. En la era del neuro-real acota el campo lacaniano. Es una puesta al día de La Ciencia y la Verdad a partir del discurso del psicoanálisis como reverso del discurso del amo.

La referencia de un discurso es aquello que se manifiesta querer dominar. La neurociencia pretende dominar un organismo autómata regido por una mente constituida de procesos digitales algorítmicos. Y así se desentiende de la tensión entre la vida y la muerte, entre el Eros y el Tánatos freudianos. Si algo no funciona, no va, es interpretado como un error que conviene regular y psicoeducar.

El campo lacaniano, por su parte, no da soluciones a la época. Su posición subversiva, dice Lacan en la página 74 del Seminario XVII, es no pretender ser un discurso de dominio y, como reverso a los discursos de orden, dar lugar a que el saber hable solo, esto es al inconsciente. El psicoanálisis se ocupa de aquello que hace síntoma en el discurso de dominio y su cohorte de ilusiones.

Y por tanto reintroduce al sujeto del inconsciente en las acciones de la salud mental. Miller afirma al inicio de la clase dedicada a “La era del hombre de la cantidad” –en Todo el mundo es loco- que vale la pena afrontar este momento del discurso Universal de manera espinozista. Practiquemos el discurso del Otro.

No perdamos el tiempo con revueltas contra el neuro-real. Ni espíritu de indignación ni polémicas inútiles. Conviene entender, leer entre líneas, y hacer cosecha de síntomas de este reciente discurso que se ha apoderado del universo universitario en la década de los noventa.

Hacer un agitprop, hacer propaganda y agitación frente al amo, no va lejos. Nada a hacer si no damos lugar a la nada, que empalma el neuro-real y el inconsciente. Una nada que substantiva la tensión entre la vida y la muerte con las sustancias pulsionales.

El giro de la Ciencia en los años noventa. El mundo digital y la neuroimagen

El modelo bio-psico-social u organodinámico del Henry Ey de Acerca de la causalidad psíquica no solo se carcome con el proyecto DSM de deconstruir la psiquiatría kraepeliniana, es liquidado por los nuevos instrumentos digitales que muestran imágenes y flujos de aquello que Lacan llama el carrefour cerebral.

En los años noventa, definitivamente, muta el paradigma en el mundo de la salud mental. Y los aparatos de neuroimagen son el apoyo principal de la operación para desalojar las ideologías precedentes, la organodinámica y su descomposición, el mundo DSM.

Y en la primera década del siglo XXI el NIMH –el Instituto Nacional de Salud Mental Americano- da soporte a un nuevo proyecto sobre criterios de dominio en la investigación, el RDOC. Es un proyecto global donde la neuroimagen, los marcadores genéticos probables, las alteraciones de las funciones ejecutivas y los circuitos neurológicos objetivables son estudiados en el triple registro cognición, emoción y conducta.

La ideología biopolítica, la que Foucault denunció en los años 70, que da permiso a la acción de diagnosticar, tratar, curar y controlar la alteración cerebral ha triunfado plenamente en la actualidad.

El discurso amo, el discurso ideológico de la Ciencia que elide el sujeto del inconsciente y que se realiza en los instrumentos tecnológicos, dispone de un sufijo muy potente, el significante primero neuro-real. Es un significante de erección, realizado por el nuevo instrumento tecnocientífico del túnel de imágenes. El neuro-real es el significante que representa aquello que comanda la vida y los intercambios en las Ciencias llamadas bio.

En el mundo contemporáneo este neuro-real es el significante primero para cualquier otro significante asociable a la actividad humana cognitiva, emocional o conductual.

Miller en la clase “La era del hombre de cantidad” del 16 de enero del 2008 y siguientes de Todo el mundo está loco hace el listado de cómo la cosa neuro se convierte en prefijo de la economía, la religión, la psicología, la política, el mercado...

Estamos en el nuevo régimen del neuro. Y, por tanto, el renovado discurso amo afirma que todo aquello que para el humano es una actividad, es cerebral y el ser encuentra ahí su cifra y su garantía.

En la época, la cifra recubre todos los aspectos de la existencia con una ambigüedad exitosa. La cifra remite tanto al mensaje cifrado como a la nominación de lo que se ve.

La vieja ilusión tranquilizadora del organismo máquina del siglo XIX ahora se realiza con el cuerpo inhumano, empalmado a los algoritmos, máquinas y gadgets que lo hacen inteligible y, a la vez, funcional.

Lo decíamos en anteriores apartados. El precio de la realización de tal ilusión propia de los mejores relatos Ciencia Ficción es la elisión de algunos asuntos que atañen a la vida del humano, a la muerte y al sexo.

Hablemos un poco del sexo en la Era del neuro

Recientemente se han despatologizado las elecciones sexuales trans. Las personas transgénero no son consideradas enfermas mentales. Hoy día la OMS no considera a estas persones enfermas mentales. Ha acordado nombrarlas personas afectadas de discordancia de género. Y, de nuevo, la ideología de la Ciencia da alas a la medicina con una fórmula simple: el cerebro no se equivoca, el cuerpo es el que está errado.

Montse Puig, Shula Eldar, yo mismo y otros que quieran sumarse, estamos preparando un encuentro. Una mesa de conversación sobre el cerebro y el sexo a partir de textos de autores cercanos y de otros un poco más lejanos en este mundo global. Queremos saber cómo algunos trans se plantean la pregunta de qué es un hombre en la era de la Ciencia.

Nos gustará hablar con Miquel Missé, sociólogo y activista trans que ha escrito recientemente “A la conquista del cuerpo equivocado”. Missé habla de la reconquista del cuerpo por parte de las personas trans.

Se rebela delante de la idea extendida y poco discutida de que la discordancia de género suele ser interpretada por el dominio de la medicina como el resultado del desacuerdo entre el cerebro que emite un mensaje claro y preciso de masculinidad o feminidad a una anatomía discordante.

Missé propone reconquistar estos cuerpos cedidos a la medicina a partir de plataformas de conversación sobre la relación, la conexión, entre la persona, el cuerpo y los otros. Los psicoanalistas no podemos estar más de acuerdo.

Missé usa el concepto blando y flexible de expresión de género. Es el pivote de sus conversaciones. Este concepto, piensa Missé, da información de cómo cada cual interpreta su comportamiento según las vivencias, las normas sociales, los otros y, sobre todo, según la reverberación de la satisfacción que habita el cuerpo. Un cuerpo que desea, estima, odia, que no es indiferente a los sentimientos.

Nos encontramos delante de un trans que piensa que fue impelido a hacer el tránsito empujado por el dominio médico del sentido vital de la cuestión transgénero. En la actualidad plantea diversos escenarios entre la certeza sobre el modo de goce y el rectificar o no la anatomía.

También leeremos el texto del trans americano Thomas Page McBee. Está publicado en castellano bajo el título “Un hombre de verdad. Lecciones de un boxeador que peleaba para abrazar mejor”.

Da la impresión que estamos en un callejón sin salida para la utopía heterosexual, en una borrachera, dice Miller, de la puesta en cuestión de la identidad sexual y de la multiplicación de apuestas sobre la construcción del género. La misma Judith Butler remarca que la diferencia nunca es perfecta y rechaza toda forma de identidad cerrada en beneficio del gender performativy. Una idea parecida a la expresión de género en Missé.

Exploraremos las experiencias de goce en plural y sus lógicas. Estamos en una época del psicoanálisis donde la anatomía no es el destino, como creía el viejo Freud. Y la orientación lacaniana sabe que más allá del goce fálico, fuera del cuerpo, está el goce Otro en el cuerpo.

¿Volvemos al polimorfismo freudiano? Butler se pregunta por las posibilidades políticas que abre la crítica radical de las categorías de la identidad sexual.

Francesc Vilà. AME, miembro de la ELP y AMP. Comunidad de Catalunya (CdC).