El CPCT-Joves. Un laboratorio de los afectos lacanianos. Por Rosa Calvet y Victoria Vicente (Barcelona).

Precariedad, aislamiento y exclusión, en tanto constelación de signos, insisten en los puntos virtuales que tejen las redes de un estado de opinión en nuestra cultura del miedo, de la incertidumbre y de la angustia.

Su uso funcionalista comanda las modalidades objetivantes de los tratamientos que este siglo, ebrio de cientificismo propone para el tratamiento de los síntomas de las poblaciones adolescentes, ya sea mediante el apoyo clasificatorio del DSM, ya sea por el uso identificatorio de categorías sociales que los (a)grupa bajo la égida de lo uniforme.

A la generación de los "mileuristas" le precede hoy la generación de los "precarios". El significante contable en el lugar de comando del lazo social los tabula como una variable del síntoma contemporáneo, que podemos nombrar como el plus de goce generalizado de ser consumido por los gadgets que llegan al mercado con fecha de caducidad.

Los fantasmas de aislamiento, precariedad y exclusión del sistema del plus de gozar, constituye la estofa lenguajera que mantiene en estado de crispación a las familias con hijos adolescentes. Además una proliferación de estudios comportamentalistas que forcluyen los afectos que el lenguaje anuda a un cuerpo marcado por la diferencia sexual, pretenden demostrar un nexo biológico en las etapas evolutivas del crecimiento que marcaría de por vida a la futura personalidad criminal. Sin prisas pero sin pausas, como diría el otro, comienza a configurarse un espacio de "salud mental" de la predicción policial que vaticina lo peor.

Una serie de casos clínicos tratados en el CPCT-Joves, dieron cuenta en la exposición de los afectos que el superyó actual de la cultura de la prisa y el rendimiento produce en los cuerpos, ya sea que el síntoma sea anunciado como aislamiento (del deseo), como precariedad (del cuerpo), o como exclusión (del síntoma). En cada caso, el trabajo analítico permitió encontrar una salida singular a las dificultades de la serie de jóvenes que se acogieron a la oferta terapéutica del CPCT-Joves en la ciudad de Barcelona , porque frente a lo peor que se nos anuncia, la clínica del CPCT-Joves sostiene su apuesta por la singularidad sintomática que da cuenta de la elección de los modos de vida.

El síntoma es una satisfacción sexual sustitutiva, y es el apego al goce que el síntoma embrolla, en su interfaz de deseo y pulsión de muerte en cada cuerpo parlante sexuado y mortal, la causa de los efectos negativos de la terapéutica.

El concepto de goce, no sólo excluye a la practica clínica del psicoanálisis de cualquier ideología terapéutica orientada a clonar a los jóvenes según los ideales sociales de cada época, sino que, además, la ética del discurso del psicoanálisis en su orientación a lo real, está al servicio del síntoma que la ciencia forcluye, para tratar que cada embrollo pueda ser cifrado a partir de lo que la cineasta catalana, Isabel Coixet, ha nombrado como la vida secreta de las palabras.

Rosa Calvet y Victoria Vicente (Barcelona).

* extracto de la ponencia presentada por las autoras en la mesa plenaria “Adolescents en souffrance” del sábado 30 de junio en París durante el Encuentro PIPOL 3, Psicoanalistas en contacto directo con lo social.
(foto de José Manuel Álvarez)