El carnaval de los miedos*. Por Jacques-Alain Miller (París)

Le Point: Pesticidas, polución del aire, antenas de relé, teléfonos celulares, recalentamiento climático, recesión…¿Por qué en nuestras sociedades occidentales el miedo parece progresar más que en otros lugares?

Jacques-Alain Miller: Porque son las más “tecnicizadas”. El sociólogo Ulrich Beck lo ha mostrado, la técnica da nacimiento a una “sociedad del riesgo”: cuando usted se desplaza a caballo, todo depende de su propia habilidad y de su conocimiento del animal en cuestión, cuando usted toma un avión, su seguridad está fuera de usted, puesto que su vida depende de una red de sistemas complejos, en los cuales usted debe confiar a priori. Pero la sociedad del riesgo se vuelve la sociedad del miedo desde que la ciencia deja de inspirar confianza. Es ese el caso en nuestros días: cada uno está íntimamente persuadido que el gran “sujeto supuesto saber” no sabe todo, que está agujereado como un queso gruyère, y que avanza y produce a ciegas.

Le Point: Nuestras sociedades no aceptan el riesgo más que a condición de cuantificarlo: se preguntan cuantos cánceres provocarán los pesticidas o los teléfonos celulares…

Jacques-Alain Miller: En efecto. El sujeto supuesto saber está siendo desafiado a prever el futuro. Mañana no se hará sólo el diagnóstico de las enfermedades una vez que las tengan, se las predecirá a partir del desciframiento del genoma. De allí la emergencia de los nuevos miedos, inéditos, puros productos del cálculo estadístico.

Le Point: Nuestra salud, y en particular nuestra alimentación es lo que más nos preocupa. ¿Cómo explica usted este miedo?

Jacques-Alain Miller: Es lo que resulta del “tener seguridad” como actitud fundamental del hombre contemporáneo. Cada uno es para sí mismo su bien más preciado. Cada uno se relaciona consigo mismo como con un objeto, con un tener, no con un ser. El impasse es que la salud es perfectamente aleatoria. No hay ciencia de la salud, decía Canguilhem, el epìstemólogo de la biología. La salud es un mito.

Le Point: Se habla de individuos temerosos ¿Podemos también hablar de sociedades temerosas?

Jacques-Alain Miller: El miedo es la pasión de las sociedades mercantiles. Hay sociedades donde se mata o se matan por nada, donde la vida cuenta poco frente a la venganza, donde domina el desprecio por la muerte. Una vez que el comercio borró el sentido de lo sagrado y el punto de honor, ¿cuál es el único soberano bien que le resta? Es el bienestar. Lo que domina, es de ahora en más el deseo de cada uno de ponerse al abrigo, tener seguridad. La inseguridad se vuelve el mal absoluto. El culto de la felicidad engendra el reino del miedo. Ya no se comprende la muerte, se rechaza incluso el envejecimiento, se sueña con hacer descender la eternidad a la tierra, y en provecho del individuo.

Le Point: ¿El hombre juega a provocarse miedo?

Jacques-Alain Miller: Sí, el carnaval de los miedos tiene ciertamente una dimensión lúdica: un miedo caza a otro, hay miedos de moda, se inventan miedos, el público pide miedos. Pero lo que no es un juego es que más acá de esos miedos multiformes y siempre renacientes, lo que expresan y camuflan a la vez: una angustia social difusa y cuyo objeto está velado.

Le Point: ¿Y de dónde proviene esa angustia?

Jacques-Alain Miller: De la tecnificación generalizada de la existencia. Produce polución de las fuentes mismas de la vida, va en camino de modificar la naturaleza de la especie. Se sospecha que el avance irresistible de la ciencia está, sin que lo sepa, al servicio de la pulsión de muerte. El miedo a la bomba atómica ya no es lo que era, sino que el último de nuestros miedos mediáticos es más sutil, se insinúa en lo más íntimo: recesión alarmante de la producción espermática, crecimiento indebido del cáncer de testículo y de las malformaciones masculinas. Y bien, ¡aquí esta! El objeto escondido de la angustia. ¡SOS - falo!

Traducción: Silvia Baudini

* Publicado en Le Point.