El discurso de la ciencia imbeciliza. Marco Mauas (Tel-Aviv)

Circulan, por aquí y allá, diversas preocupaciones del efecto del uso de los gadgets en las funciones llamadas cognitivas de los sujetos contemporáneos: afectarían la memoria, la inteligencia, la concentración. Deslizarse demasiadas horas por internet puede afectar la posibilidad de leer.

Quisiera, para ir rápido y no entorpecer más de lo que ya está la paciencia de lectura de mis lectores, proponer la siguiente tesis radical: la ciencia de hoy en día, tal como está dicha y articulada cada vez con más fuerza en el mercado, imbeciliza y estimula la debilidad mental.

Un primer muestreo para esta tesis lo he tomado del sitio de Scientific American, en particular de un número dedicado a “Mind”(1). Una reverse engineering del pene. Se trata de un artículo (acerca de una investigación por el célebre científico Gordon Gallup) que muy seriamente propone la tesis doble:

1-El pene del macho humano es más largo en general que el de sus parientes cercanos, monos y gorilas, y esto es ventajoso y se entiende desde el punto de vista evolutivo, pues tiende a asegurar la paternidad, al mejorar la posibilidad de la fertilización por los espermatozoides que serían más efectivamente llevados a destino;

2-La forma del pene, en particular el glande, es evolutivamente conveniente en la medida en que posibilita la extracción de semen de competidores machos, eventualmente ya presente con anterioridad en la vagina de la hembra. Esto habría sido confirmado por experimentos utilizando modelos de genitales en el laboratorio, verificando la capacidad extractora de la forma del glande, y también mediante cuestionarios a voluntarios. En efecto, le idea de una infidelidad anterior al coito sería causante de una actividad sexual más intensa, que podría causar la aspiración por vacío del semen que estaba allí, previo a dicha actividad. El correo de lectores, si bien testimoniaba de respuestas serias, no carecía de simpáticas risas y hasta alguna alusión a la contingencia del género en la especie humana. Un lector por ejemplo, comentaba que su compañera se despertaba por las mañanas, se estiraba, y luego seguía con la frase: “I feel like a new man”.

¿Habrá oído hablar nuestro científico de Joan Riviere y su famosa analizante? Su investigación se reclama más bien de la llamada “reverse engineering” (ingeniería inversa). Descubrir los principios que están en la base de algún dispositivo, de modo de poder fabricar uno similar, sin que sea una copia exacta del original.

El psicoanálisis introdujo el falo en los discursos sociales: deja de no escribirse, es decir, es tomado en la articulación significante, y “en consecuencia el padre es desplazado.”(2) Lo que resulta de este texto que acabo de resumir muy apretadamente, extraído de una revista sumamente seria, apunta a la dirección contraria: el pene es tomado como modelo por la ingeniería inversa, y de allí somos llevados a la paternidad exaltada y a la monogamia darwinista.

La ciencia desarma la familia, y al mismo tiempo el discurso de la ciencia destruye la posibilidad de captar el alcance de su propio efecto. Si la debilidad mental es entendida como una dificultad para separar y articular dos capas, dos estratos que son producto de un mismo movimiento, no cabe duda de que la ciencia nos vuelve cada día más imbéciles.

¿Cuáles son las consecuencias para aquellos sujetos que apuestan a un análisis? Quisiera subrayar que para responder a esta pregunta, no es menos importante la otra cara, moebiana quizás, de la misma pregunta: ¿cuáles son las consecuencias para aquellos sujetos que no apuestan a un análisis, y sin embargo logran sustraerse a esta imbecilidad? Pienso por ejemplo en el testimonio personal de Philippe Sollers(3): le interesaba la enseñanza de Lacan por su lógica. Jamás pensó en analizarse, pero quizás por eso mismo, pues se las arreglaba con el desorden simbólico -del siglo XX- sin analizarse, le interesaba a Lacan, despertaba, según él, la curiosidad de Lacan(4).

Esta es una pregunta que me parece podría ser útil para la cuestión de las consecuencias, para las curas analíticas, de un orden simbólico desarticulado: ¿cómo tomar algo de aquellos que pueden ser puestos en serie, junto a Joyce y Philippe Sollers, en el denominador común de que se las arreglaron “para tener un cuerpo a pesar de todo, sin formar parte de un cuerpo constituido”? Además de ser un artista, como Joyce, Philippe Sollers lo dice, lo declara. ¿Esto ya es del siglo XXI?

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Notas:

1-. http://www.scientificamerican.com/article.cf m?id=secrets-of-the-phallus

2-. Eric Laurent: “El Orden simbólico en el siglo XXI”, http://litura.wordpress.com/2011/06/23/el- orden-simbolico/

3-. Sollers, Ph: “Lacan meme”, http://www.philippesollers.net/lacan.html

4-. Sollers, ibid: « Je pense qu’il [Lacan] s’est demandé comment on pouvait être comme moi sans passer par l’analyse. Je pense qu’il se l’est vraiment demandé, comme il se l’est demandé à propos de Joyce ou d’autres. Cela me paraît tout naturel d’être comme je suis sans passer par la psychanalyse et l’université. Comment peut-on être un corps pleinement agissant sans être membre d’un corps constitué.»