ECOS DEL AÑO FREUD. Breve Diccionario de Psicoanálisis. Por Jorge Alemán (Madrid)
(NOTA DE REDACCIÓN: Reproducimos el artículo de JORGE ALEMÁN publicado en EL CULTURAL, Suplemento de Cultura de EL MUNDO, del 4-10 de mayo de 2006)
Breve diccionario del Psicoanálisis
Diez conceptos para el debate. Diez propuestas para entender, explicar y actualizar el legado de una revolución y su impacto en el lenguaje. El psicoanalista Jorge Alemán ha elegido diez ideas sobre Freud, diez hilos desde los que tirar y desmadejar los temas más incandescentes del psicoanálisis actual. Desde la respuesta del Amor a la escisión del Sujeto.
AMOR. El amor no es el fundamento común que une a dos seres. Es la respuesta que entre dos seres se intenta construir para velar la relación imposible que se mantiene a nivel de la pulsión. Ocultando lo imposible, el verdadero amor lo muestra.
CIENCIA. El psicoanálisis no es una ciencia, pero no por déficit epistemológico alguno, pues se ocupa de aquello que la ciencia necesita excluir para poder constituirse como tal. Es una reforma de los límites de la razón, una razón fronteriza abierta a lo que se escapa al sentido: el inconsciente, el lapsus, el sueño, el síntoma subjetivo, el fantasma.
CURA. En la cura psicoanalítica no se trata ni de adaptación, ni de establecer un equilibrio, ni de aumentar la autoestima. Operaciones que Freud hubiera concebido como narcisistas y por tanto empobrecedoras de la experiencia subjetiva. Más bien se trata, una vez reducidos los síntomas mórbidos y las inhibiciones, de saber hacer con lo incurable que habita en cada uno. Elevar al síntoma incurable a la dignidad de un estilo de vida.
DISCURSO. Más que a decirlo todo, empuje que el mercado sabe realizar, el psicoanálisis es la invitación a realizar a través de la palabra la experiencia de lo imposible de decir. La cura psicoanalítica es el descubrimiento de un silencio distinto.
EDIPO. El Edipo no es el blabla que cuenta el amor y las desventuras del hijo con los padres. Es el mito singular que en cada uno narra el impacto del lenguaje (aquello que siempre nos antecede) sobre la vida que surge en el mundo. Es el aluvión de dichos, nombres propios, deseos, promesas, agravios, expectativas, deudas, culpas, ideales, que esperan al ser vivo incluso desde antes de sus nacimiento. Gracias a Edipo, el ser parlante no se sentirá el producto de un deseo anónimo, aunque tampoco encontrará, en los auspicios de su nacimiento, un fundamento que dé sentido a su existencia.
LO REAL. Mientras la realidad nos duerme, lo real, que carece de nombre, nos despierta. Puede irrumpir en cualquier instante como una figura del trauma, la angustia o lo siniestro y el sujeto se defiende a través de rituales, fantasías de control, obsesiones, delirios. Sin embargo, el sujeto puede afrontar lo real con otra dignidad, si asume su relación con el inconsciente.
MODERNIDAD. Hombre de ciencias, Freud era un ilustrado moderno. Pero fue en la experiencia de la cura llamada psicoanálitica que se encontró con una serie de problemas que cuestionaban los ideales de la época. De ese modo, a los ideales de progreso y superación se le opuso la idea de un resto pulsional al que permanecemos fijados y que nunca se supera, la idea de una compulsión a la repetición, que con distintos disfraces retorna en las distintas etapas. Por lo mismo, a las utopías de cumplimiento y realización, el malestar en la Civilización irreductible.
MUJER. Fue a través de las mujeres que Freud tuvo noticias de la verdad inconsciente, esa verdad que emerge por sorpresa, que se dice a medias y que objeta a toda definición universal. El psicoanálisis es el intento de llevar a la teoría el modo en que ello habla en la voz femenina. A partir de allí, se descentró el falocentrismo y se desjerarquizó la sexualidad, la heterosexualidad pasó a ser una práctica más entre otras y no el valor último de la sexualidad.
PULSIÓN. La pulsión no es el instinto. Es la parte maldita del instinto, aquella que el lenguaje enfermó y alteró para siempre. Mientras el instinto sabe cual es su objeto (hambre-alimento), la pulsión se dirige a objetos erráticos y contingentes que confirman su satisfacción autista y acéfala.
SUJETO. El sujeto no es ni la conciencia, ni la reflexión, ni el yo. Es una escisión incurable, una fractura originaria y estructural, que se tiene que elegir a ella misma a través de sus deseos. La conciencia, del yo, la reflexión, son distintas ficciones que intentan suturar una herida inaugural, la del sujeto del inconsciente. Atacado como ciencia judía por los nazis, como ciencia burguesa entre los estalinistas, difamado por las escuelas anglosajonas, el deber de pensar a ese sujeto escindido vuelve a Europa y América Latina gracias a Jacques Lacan.
Jorge Alemán. Artículo publicado en EL CULTURAL, suplemento de Cultura de EL MUNDO, de 4-10 de mayo de 2006.