DISCURSO DE CLAUSURA de las V Jornadas. Por Xavier Esqué (Barcelona)

(Fragmento del discurso de clausura del recién elegido PRESIDENTE DE LA ELP)

Este es un buen momento para nuestra Escuela y para el psicoanálisis de orientación lacaniana en España, en estos últimos años hemos emprendido importantes acciones, nuevas iniciativas y proyectos están en marcha. La decidida apuesta de la AMP por el psicoanálisis aplicado a la terapéutica ha tenido en nuestro país con la red de los CPCT un desarrollo rápido y eficaz, favorecido por el entusiasmo de los miembros de la ELP que en todo momento han apoyado cada proyecto con su trabajo y disponibilidad, así como por el convenio establecido con la Secretaría de Estado de Asuntos Sociales, Familias y Discapacidad, y también por la ayuda de algunas instituciones privadas.

Hemos respondido con fuerza y determinación la fuerte ofensiva contra el psicoanálisis que por la vía de la evaluación homogeneizadora trata de eliminar la particularidad del sujeto, trata de eliminar toda referencia particular al sentido y a los significantes del sujeto, es decir, al inconsciente y al goce.

En oposición a la "política de las cosas" hemos alzado la voz del psicoanálisis como práctica de la palabra, como utilidad pública y como lazo social inédito.

Nos vamos a seguir oponiendo con fundada razón a los imperativos de la evaluación, seguiremos denunciando los nefastos efectos del nuevo y delirante ideal de saber transparente, un todo-saber que pretende reducir al ser humano a una simple unidad de medida y de consumo. En efecto, los ideólogos de la evaluación pretenden reducir todo a unidades homogéneas y comparables, pero para ello es preciso realizar con anterioridad una estandarización masiva, de esta manera se piensa que será posible aplicar la fórmula coste/beneficio, fórmula que se extiende por doquier, por todos los campos imaginables de nuestro mundo globalizado. Es aquí donde aparecen las TCC, las psicoterapias apropiadas para un hombre sin subjetividad y adaptadas a la fórmula coste/beneficio.

Pero hay que decir bien fuerte que la cosa no funciona, hasta los mismos comités de evaluación tienen que acabar reconociendo que la cosa todavía no funciona ¿porqué no funciona? J.-A. Miller señala que hay un callejón sin salida intrínseco a la operación de evaluación. La pretensión de subjetivar, mejor dicho, de objetivar, grupos humanos sólo a partir del saber no es más que un viejo ideal burocrático. La relación al saber instaurada por Freud y puesta en forma por Lacan objeta el saber homogéneo de la ideología de la evaluación. Todos los que hayan vivido de cerca la implementación de las nuevas técnicas evaluativas en sus lugares de trabajo habrán podido observar que lo que producen es un notable empobrecimiento, una degradación cualitativa, incluso una mayor desorganización.

Por eso, como decía ayer, nuestra lucha contra las terapias cognitivo-conductuales no debe limitarse a la disputa en el campo clínico y epistémico, sino que debemos llevar la lucha también al campo de la ética, al campo de la política, puesto que la ideología de la evaluación aplicada al comportamiento tiene una funesta influencia en la vida de los sujetos, se trata de la implementación de una lógica de funcionamiento social que, en parte, tiene sus raíces en el modelo concentracionario.

Tomando esta perspectiva el psicoanálisis no debe estar solo en el campo de batalla, debemos tratar de articular nuestro discurso en el registro del bien decir para llegar a la opinión ilustrada, debemos tener en cuenta que hay sectores críticos con la ideología de la evaluación (en los ámbitos de la cultura, el arte, en el ámbito de la enseñanza, en el campo de la salud, en el periodismo, etc.). Debemos, entonces, con nuestra acción contribuir a la ampliación de ese campo y para ello es muy importante tener una mayor presencia en la opinión pública.

Por otra parte la reconfiguración de la Escuela a partir de la apuesta decidida por el psicoanálisis aplicado ya no tiene vuelta atrás, las futuras generaciones de analistas encontrarán mayormente el psicoanálisis en el campo psy, es en ese terreno que al analista le corresponde demostrar que es distinto del psicoterapeuta. La vía de la nostalgia acerca del psicoanálisis que antes se practicaba es una vía extinta, es una vía muerta, se trata ahora de dar respuesta a nuevos interrogantes y de hacer frente a las nuevas exigencias que la época plantea. El paso adelante que hemos dado al interpretar lo que nos es contemporáneo, al leer la subjetividad de nuestra época, al avanzar una clínica de la civilización es de vital importancia. Estamos, entonces, en la buena orientación, pero nos equivocaríamos si nos diéramos ya por satisfechos, la lucha, el combate para desvelar la impostura de la ideología de la evaluación y su falsa ciencia debe continuar.

Xavier Esqué (Barcelona)