Crónica: La psicosis ordinaria es una psicosis*. María José Olmedo (Granada)

Guy Briole inauguró el ciclo de Conferencias afirmando que la psicosis ordinaria es una psicosis.

Refiriéndose a la Conversación de Arcachón de 1997, señaló cómo hemos pasado de una clínica de la discontinuidad, con la oposición del binario neurosis-psicosis, a una clínica de la continuidad.

Hizo hincapié en que la discontinuidad es la clínica de la neurosis, en la que están la neurosis por un lado y por el otro la psicosis con un vacío central, el vacío de la forclusión del Nombre del Padre (NdP). Todo esto se circunscribe a lo que llamamos la primera enseñanza de Lacan.

La segunda enseñanza de Lacan, es la clínica del anudamiento de los tres registros, Real, Simbólico e Imaginario, a partir de un cuarto elemento, el Sinthome, cuya función es precisamente anudar, hacer de broche.

El funcionamiento de broche más eficaz es cuando el Sinthome es el NdP; en este caso estaríamos enfrente de una neurosis.

Son las psicosis con y sin anudamientos las que se identifican a partir de la última Enseñanza de Lacan.

Cuando no hay anudamiento estamos ante una psicosis desencadenada. Es de las psicosis con anudamiento de las que nos vamos a ocupar a lo largo de este Ciclo de Conferencias.

Señaló cómo en “La Convención de Antibes”, un año después de Arcachón, donde J-A. Miller propuso llamar a este tipo de psicosis, psicosis ordinarias; ordinarias en el sentido de que las personas que las sufren son personas que tienen una vida ordinaria, como tantas otras.

La clínica que las identifica es poco florida, se presenta con pocos síntomas; lo que se entiende por fenómenos de franja, pequeños trastornos del lenguaje, pequeñas ideas de megalomanía, de referencia; en ocasiones algo que se vive como un vacío; a veces como si fuera una clínica de la normalidad. Lo que más nos puede llamar la atención es, precisamente, ese esfuerzo por parecer normal; como decía Jean Pierre Deffieux “son sujetos psicóticos con traje de neuróticos”.

Haciendo referencia al artículo de la revista Quarto nº 94-95, Guy Briole nos señaló que la primera definición que J-A. Miller da de la psicosis ordinaria es que no es un concepto, que es un sintagma; que no se trata de la creación de una nueva categoría de psicosis; por lo tanto, que no hay que añadir este sintagma a las clasificaciones ya existentes.

De lo que da cuenta la psicosis ordinaria es de una gran variedad de anudamientos (psicosis no desencadenadas, con suplencia, que pasan totalmente desapercibidas…). No se trata de la que vemos en el hospital, tiene más que ver con algo que chirría; con algo que, refiriéndose a una frase de Lacan, tiene que ver con el punto más íntimo del sentimiento de la vida de un sujeto, como si faltara una facilidad para moverse, para pensar, para vivir los sentimientos, la relación con los otros; algo que no está totalmente bloqueado pero que es algo que chirría.

Añadió que el NdP es un ajuste más o menos eficaz que a veces necesita del síntoma como suplencia para que funcione bien como tal.

Destacó que la puesta al día de J-A. Miller nos enseña que la clínica de la psicosis ordinaria es muy exigente, y que es en la clínica bajo transferencia donde podemos orientarnos, yendo más allá de la observación.

Al mismo tiempo señaló la dificultad existente de ubicar en la estructura a algunos pacientes, y a su vez manifiesta también la preocupación ante el exceso de casos de psicosis ordinaria, insuficientemente argumentados. Consideró que cuando el analista se apoya sólo en una impresión, en el “me parece que” estamos frente a la suficiencia que tapa la insuficiencia.

Se mostró de acuerdo con J-A. Miller en que no debe ser el refugio de la ignorancia y añade que tampoco debe ser el lugar de la abstención del analista.

Guy Briole concluyó afirmando que la psicosis ordinaria es algo muy preciso que vemos con la práctica.

* Conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada.