Crónica: “Los expulsados del capitalismo salvaje”. Candela Dessal López (Madrid)

La disertación del psicoanalista Gustavo Dessal hurga en las heridas abiertas del (des)orden moral de la modernidad y ofrece una interpretación del malestar civilizatorio esclarecida por la visión analítica.

El desarrollo paralelo de ciencia y capitalismo fue la llave de paso de un sujeto atravesado por la pulsión de muerte para poder explotar su goce más perverso: el monopolio sistematizado del dolor de existir. Hoy la dignidad del hombre no es el punto de partida, sino el privilegio que se recibe cuando se logra encajar dentro de los límites del sistema, con el riesgo perpetuo de caer en el saco roto de los desafiliados, de los expulsados, de los desechos cosificados, desclasados y arrojados al no-mundo.

La singularidad de la lectura que hace Dessal acerca de la condición trágica de la existencia es que no se limita a denunciar las relaciones de poder, la presión de los mercados o una clase política mercenaria del capital como sujetos abstractos confabulados a favor de las fuerzas del mal contra la bondad natural del ser humano. Lo perturbador de su declaración, que confirma algo que Freud y Lacan ya pudieron enunciar, es que Eros no es el dios monoteísta del inconsciente, sino que Thánatos es su infame reverso. Y esa agresividad pulsional del hombre se vuelve mortal bajo las condiciones de la modernidad: la racionalidad científica, que libra al goce de los significantes del Nombre del Padre (como la deidad o la naturaleza); y el capitalismo, que a través de lo que Marx llamó “fetichismo de la mercancía” permite convertir al sujeto en un objeto del deseo del Otro, del goce ajeno.

La modernidad ha sido, siguiendo este argumento, el escenario del desencantamiento del mundo, de su declive moral. Pero, al mismo tiempo, es esa grieta en el consenso de la bondad natural humana lo que convierte al psicoanálisis en una imprescindible herramienta de defensa ante el dolor de existir, una oportunidad de reintroducir al desecho en el mundo, de orientar su cura a través de la reconciliación con lo insondable del ser, capaz de gozar en el sufrimiento. Esta oportunidad de redención que brinda el psicoanálisis se convierte en un compromiso moral urgente dentro de un mundo en el que la expansión incontrolable de desechos humanos se ha vuelto parte del paisaje común.

* Conferencia pronunciada en el ciclo de conferencias del Nucep 2011/12 (Madrid)