Comunidad e inconsciente. El psicoanálisis ante el hecho social. Manuel Montalbán Peregrín. Prólogo de Jorge Alemán (Madrid)

Después de Lacan el texto de Freud habla de otra manera. Si bien la incorporación de Freud al aparato teórico de la Filosofía Crítica encuentra momentos excepcionales en Adorno, Benjamin, Marcuse... el regreso de Lacan a Freud hace surgir un nuevo mundo de ecos y resonancias teóricas inéditas y una extraña respiración contemporánea. Por ello, textos que apenas habían sido percibidos por los propios psicoanalistas y filósofos como meros ensayos culturales, adquieren en la lectura lacaniana un valor "impolítico", es decir, permiten pensar a la política desde la "imposibilidad" constitutiva en la que emerge el grado mínimo de vínculo social, o dicho de otra manera nos presentan que es lo "común" de la comunidad desde un nuevo ángulo.

Sin duda Lacan introduce un mas allá de Freud, presentando herramientas teóricas que recién ahora se empiezan a dilucidar, donde además de transformar radicalmente la denominada clínica del sujeto, ofrecen un nuevo ámbito para interrogar a la realidad política en su surgimiento. ¿Qué es la realidad? ¿De qué materia está hecha? ¿Cuáles son las condiciones para que exista un lazo social? ¿Cómo se constituye el sujeto implicado en dicho lazo? ¿Qué le otorga a una determinada realidad política su vigencia histórica, incluso a pesar del malestar insoportable que ella misma produce? ¿Por qué elevadísimas cuotas de infelicidad comunitaria no impulsan la transformación de la sociedad? En todos estos interrogantes no se trata de "aplicar el psicoanálisis" a los asuntos sociopolíticos, se intenta mas bien postular que el discurso de Lacan posee la suficiente determinación ontológica como para presentar los modos estructurales que hacen posible una realidad dada, así como también la "imposibilidad" que impide que esa realidad, el sujeto, el vínculo social, la identidad, el proyecto que la soporta, se cierren en una forma plena y lograda. Dicho de otro modo, la sociedad nunca se podrá curar de la fractura inicial de donde surge. Tampoco se trata, y esta es una diferencia importante a señalar, del llamado "construccionismo social". En esa escuela, influida por el psicoanálisis, se postula el carácter discursivo de la realidad tal como lo plantea Lacan, pero aún falta el elemento "Real", aquella dimensión que precisamente constituye un exterior irreductible, un núcleo "duro" que no puede ser asimilado a la realidad. Precisamente es ese "Real" irreductible a las construcciones simbólicas el que impone su coerción repetitiva a la trama de la realidad. Por esta razón el "construccionismo social" aunque acertadamente acentúa el carácter contingente y sin fundamento último, de los procesos que constituyen a la realidad, al no poder pensar ese "exterior", no puede acceder a la lógica implícita en las transformaciones de la realidad o las fijaciones que las detienen.

De acuerdo con este alcance ontológico de la propuesta lacaniana, una nueva disciplina está surgiendo, otro modo de pensar lo político y sus representaciones clásicas. En esta nueva perspectiva, las oposiciones canónicas entre individuo y sociedad, subjetivo y objetivo, micro y macro, particular y universal, etc., pierden su pertinencia y se descomponen, dando lugar a una nueva copertenencia entre las categorías lacanianas y el "hecho social".

Manuel Montalbán es un psicoanalista español, intelectual y escritor que se encuentra en la avanzada de esta nueva "disciplina", esa que lentamente va presentando sus rasgos de distinción en el panorama de nuestra lengua. Tuve la suerte de conocerlo hace muchos años atrás, y de poder apreciar esas "antenas" especiales que diferencian a algunos teóricos del psicoanálisis, aquellos que nutriéndose de la experiencia analítica obtienen de la misma un lugar privilegiado para leer los signos contemporáneos. Que Montalbán, a su vez, esté concernido de un modo radical y excelente por la escritura poética no me parece ajeno a esta cuestión.

El lector encontrará en este libro un desarrollo elegante, bien escrito, sobre las secuencias de la enseñanza de Lacan que puedan eventualmente aproximarse a una inteligibilidad distinta de lo sociopolítico, o como lo dice el propio Montalbán, encontrarnos con una "politología lacaniana" en sus comienzos.

En este movimiento contemporáneo de la orientación lacaniana, Montalbán no está solo, algunos colegas de su generación, aquí en España, transitan por la misma frontera. Son aquellos que intentan mostrar que en el pensamiento de Lacan queda aún por venir una interpelación sobre lo que esta época escribe y dice sobre sí misma. El libro de Montalbán es una invitación decisiva a escuchar dicha interpelación.