AMOR A LA LETRA (2)- Bibliografía Razonada XI Jornadas de la ELP: Un nuevo Amor... Manuel Montalbán Peregrín, Hebe Tizio.

Estimados colegas,

Tenemos el placer de remitirles la tercera entrega de la Bibliografía Razonada, acogida bajo el epígrafe Amor a la Letra, para libidinizar, además de razonar, dicha sección.

Contamos en esta ocasión con la participación de nuestros colegas Manuel Montalbán y Hebe Tizio. En su texto, M. Montalbán nos recuerda la valiosa producción que la historia del Campo Freudiano en España nos ha dejado como bagaje y rescata de sus anaqueles sendos trabajos de Mercedes de Francisco (1989) y María Luisa de la Oliva (1996), con tanta pertinencia como vigencia sobre el tema que ocupa nuestras Jornadas. Por su parte, H. Tizio nos remite dos precisas y preciosas referencias sobre San Juan de la Cruz que Lacan toma en sus seminarios III y XX. En la primera ocasión, Lacan lo cita para ilustrar la experiencia verdadera por la vía poética y diferenciarla de la experiencia de Schereber y en la segunda, para tratar la función del amor místico en relación al goce femenino.

Deseándoles a todos ustedes buena lectura, quedan invitados a participar con su comentario (no superior a 3.000 caracteres), que puede versar sobre cualquier referencia bibliográfica relacionada con el tema que nos ocupa y que les resulte especialmente querida o interesante. Asimismo, están también invitados a enriquecer las referencias bibliográficas con las aportaciones que consideren oportunas, siguiendo con precisión el formato en el que éstas han aparecido en el primer avance bibliográfico. Pueden dirigir sus textos a la atención de la responsable de la Comisión Bibliográfica, Paloma Blanco Díaz (montblanc@cop.es).

Les recordamos que pueden consultar los números anteriores, tanto de Amor a la letra como de las Cartas de almor en la página Web de las Jornadas
http://www.elp-debates.com/jornadas.html

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TANTAS REFERENCIAS INSPIRADORAS…
Manuel Montalbán Peregrín

La producción bibliográfica del Campo Freudiano, y sus antecedentes, en España es muy fecunda y valiosa. Desde hace años, cuando elijo un tema de estudio suelo dedicar un tiempo previo a la aventura de rastrear referencias en la BOL de la sede o en mis propios anaqueles. Podemos encontrar textos notables e inspiradores, firmados por colegas que, por estar publicados en las décadas de 1980-90, antes de la eclosión de la red y en ediciones de tirada limitada, difícilmente aparecen, no ya disponibles, sino reseñados siquiera en las búsquedas de internet.

Para el tema que nos ocupará en las próximas Jornadas quiero rescatar dos publicaciones, que ilustraré con un par de artículos. La primera es el volumen coral “Lo Masculino y lo Femenino”, aparecido en 1989, testimonio de las Jornadas de Psicoanálisis del mismo título celebradas en Madrid y organizadas por Analytica, Ateneo Freudiano, Serie Psicoanalítica, con la colaboración del Centro de Estudios Freudianos de Granada y del Centro Psicosocial de Pamplona. Son muchas las contribuciones interesantes y directamente relacionadas con nuestros ejes de A Coruña, pero me voy a centrar brevemente en la ponencia de Mercedes de Francisco, titulada “El encuentro amoroso”. Parte de la idea de que en la obra de Lacan el amor ocupa un lugar central. Repasa de manera sucinta y precisa las referencias lacanianas para una teoría del amor, en relación a la falta y al deseo, para arribar a la dimensión real del psicoanálisis: “Al ser humano no le queda más salida que estar del lado del hombre o de la mujer (…) En el amor no se trata del sexo, sino de si se está en posición de amante o de amado. El amor encubre, vela la imposibilidad de la relación sexual. La imposibilidad de escribir UNO”. El amor en la experiencia analítica es a través de lo cual las cuestiones que no andan, por las cuales se llega a una consulta, se ponen en juego. Respecto al nuevo amor, Mercedes de Francisco advierte que no se trata de que el final del análisis conlleve el final del amor, cayendo en una posición escéptica o nihilista al comprender la nada como causa del deseo, al conocer las reglas del juego. Más bien, se trataría de seguir jugando, de “apostar” (aunque sea un juego subversivo tan diferente al que nos proponían Sheldon Adelson y la ya dimitida Esperanza Aguirre), “dejar de ser inocentes, no denunciar siempre la paja en el ojo ajeno, no ser los que con nuestras quejas fortalezcamos los discursos del Amo, y que el coraje para nosotros no sea una palabra que nos provoque pudor”.

Otra fuente inagotable de satisfacción para mí es el número 14 de la Revista Colofón, de abril de 1996, donde aparece entre otras exquisiteces un hermoso texto de J.-A. Miller sobre la tesis de Kojève: Lo viril ya no existe. Voy a retomar, sin embargo, el artículo “Diario de un Seductor. Soren Kierkegaard”, donde Mª Luisa de la Oliva recrea la nimia aventura de seducción, como la califica Lacan, que Johannes, protagonista alter-ego del autor, realiza en su búsqueda de “lo esencial femenino”. Frente al catálogo infinito de D. Giovanni, Johannes, en su tortuosa relación con Cordelia, quiere ir más allá de lo terrenal, del falo. En el capítulo “Dios y el goce de La (tachada) mujer” del Seminario XX resuena la cuestión de lo electivo respecto al goce suplementario, ese goce que se siente y del que nada se sabe. Así Lacan menciona a san Juan de la Cruz, un místico, para quien ser varón no le obligó a colocarse del lado del para-todos, pudiendo vislumbrar un goce más allá. Pero ahí situamos quizá también a Kierkegaard, que pudo tener acceso (a esto no es ajena la Cordelia de carne y hueso, Regina Olsen) a la dimensión del deseo de un bien de segundo grado cuya causa no fuera el objeto a.

De la Oliva nos aclara este pasaje. Kierkeggard trata de separar la obturación de S de A tachado con a, operación propia de la lógica masculina. Sin embargo, su torpeza es que en esta acción no se encamina al más allá místico sino al callejón sin salida de la impotencia, para construir el universal de la mujer, haciéndola existir como toda. Pretender castrarse, renunciando al amor y al goce sexual, no es lo mismo para el hombre que poner en juego la propia castración, única vía para devolverle a la mujer “ese goce suyo que no la hace toda suya”, como orienta Lacan en L’Etourdit.

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SAN JUAN DE LA CRUZ Y EL AMOR MÍSTICO
Hebe Tizio

Era obligado que al pasar por Ávila se me hicieran presentes las referencias a la mística que había trabajado en distintas ocasiones y que se concretizaron en la poesía de San Juan. Así comenzó a esbozarse la respuesta a la invitación de presentar una lectura sobre el amor en el marco del trabajo preparatorio de la Jornada de la ELP sobre ese tema.

Jacques Lacan en el Seminario XX introduce una segunda referencia a San Juan de la Cruz que tiene toda su importancia. La primera referencia al Doctor de la Iglesia está en el Seminario III donde aparece como testimonio de una verdadera experiencia por la vía de la poesía lo que lo diferenciaría de Schreber. La referencia del Seminario XX es sobre las fórmulas de la sexuación y siguiendo la indicación de lectura de los místicos que da Lacan se puede ver cómo el amor místico permite alcanzar el goce de la posición femenina.

Para introducir la lectura anoto brevemente la función del amor en el camino de San Juan.

Para el santo el alma es el efecto del Otro del Amor. Es la fortaleza de ese “credo” que lo sostiene en la Noche oscura, donde dudas y tentaciones lo asechan. La Noche oscura produce “Nada”, sequedad de los apetitos sensitivos y espirituales. Para San Juan el alma sale de sí, se desnuda por la purificación del amor, se disfraza con el vestido que agrada al Amado pero no lo encuentra fuera sino escondido dentro de sí y para encontrarlo debe esconderse como Él.

De este modo el alma “aunque no es sustancia de Dios porque no puede sustancialmente convertirse en El, pero estando unida como aquí está con Él y absorta en El, es Dios por participación de Dios”. Pero en esta unión hay una “tela” que “divide la junta del alma con Dios” y sólo deja traslucir la divinidad.

El “toque inefable del Verbo” es “ajeno a todo modo y manera y libre de todo tono y figura y accidentes que es lo que suele ceñir y poner a raya a la sustancia. Y así este toque de que aquí se habla por cuanto es sustancial, es a saber de la divina sustancia es inefable.”

“Y de este bien que el alma goza, a veces redunda en el cuerpo la unción del Espíritu Santo y goza toda la sustancia sensitiva, y todos los miembros y huesos y médulas, no tan remisamente como comúnmente suele acaecer, sino con sentimiento de grande deleite y gloria, que se siente hasta en los últimos artejos de pies y manos”.

“Pero todavía dices: puesto que está en mi El que ama mi alma ¿cómo no lo hallo ni lo siento? La causa es porque está escondido, y tú no te escondes también para hallarle y sentirle; porque el que ha de hallar una cosa escondida, tan a lo escondido y hasta lo escondido donde ella está ha de entrar, y cuando la halla él también está escondido como ella.”

El no poder decir sobre el éxtasis encuentra una precisa explicación: “…porque como aquella sabiduría interior es tan sencilla, tan general y espiritual, que no entró al entendimiento envuelta ni paliada con alguna especie o imagen sujeta al sentido.”

Referencias
Se pueden consultar varias ediciones y también on-line
http://www.statveritas.com.ar/Libros/Libros-INDICE.htm
Obras Completas de San Juan de la Cruz. Biblioteca de autores cristianos. 2009
Obras Completas San Juan de la Cruz. Alianza 2003
San Juan de la Cruz Poesía Completa. Planeta. 1986