Acción Lacaniana – Foros de la ELP: EL MALESTAR EN LA DEMOCRACIA. EFECTOS POLÍTICOS Y SUBJETIVOS. (Selección 3). Irene Domínguez, Graciana Dithurbide, Gabriela Medin.

CONTRA LA DEMOCRACIA DE AGUSTÍN GARCÍA-CALVO
Irene Domínguez. Miembro de la ELP y de la AMP

En un rincón de mi estantería encontré un libro que me regaló un amigo, editor de Virus, hace 20 años. “Contra la paz, contra la democracia”, dos charlas que vino a dar Agustín García-Calvo a Barcelona, en 1991 y 1992. Se trata de un texto contundente y lúcido, muy preciso en sus posiciones y con esa capacidad de transmisión que caracteriza a su autor.

Para Agustín hablar es hacer, y de este modo se adentra en el análisis del montaje del capitalismo a través del uso del lenguaje, un tema que le apasiona. En la primera nos habla de cómo la idea de ensalzar la paz, ha sido la manera, incluso la justificación, de perpetrar la guerra como fuente de un negocio inagotable. Una guerra inacabable, cotidiana, silenciosa.

En la segunda charla sobre la democracia expondrá sus argumentos para estar decididamente en contra. Agustín plantea que el nombre de la democracia es en realidad el de la demotecnocracia o tecnodemocracia y que ésta es la única forma verdadera de poder, que no hay otra. Por tanto, la única forma de poder, la última, en la que estamos sumergidos íntegramente es en la demotecnocracia. Desmonta la ficción de la guerra fría que hacía aparecer dos partes, dos bloques diferentes, o la de las dictaduras, eso es mentira. Hoy, de lo único que se trata es de democracia.

Democracia acompañada de una serie de significantes amo que la han hecho fijarse, robustecerse, hacerse realidad del mundo. Y es precisamente a partir de cuestionar estos significantes que va tejiendo su oposición. El primero es FUTURO. Creer en el futuro es de Ellos. Plantea claramente que el futuro será de Ellos o el pueblo despertará, pero porque romperá con el futuro. Más bien ubica al pueblo en el presente. Es una apuesta. Explica que elige hablar de pueblo –a pesar de que en los noventa ya era un término un poco obsoleto- porque lo quiere oponer al de HOMBRE y al de PROYECTO, que son dos términos fortísimos de la democracia. Es la suya una elección intencional, una acción a partir del lenguaje. Dice: “en la meta no creo contra la meta si hablo”. Las heridas causadas por el capitalismo nos alcanzan a todos por igual. No hay diferencia entre una prostituta, un drogadicto, un obrero o uno mismo. Yo soy el otro. Señalará que la función fundamental de la democracia es administrar la muerte, y eso consiste en convertir el tiempo en contable, en dinero, en rédito.

En esa proposición se percibe muy bien una operación de asesinato progresivo y silencioso del deseo. La vida está completamente administrada, dividida en tiempo de trabajo y de ocio que es exactamente lo mismo, porque todo está volcado al consumo.

Entonces todo es Trabajo y es trabajo para nada, que no debe servir de nada y que sobretodo está hecho para exterminar al deseo. La democracia está al servicio de la creación de necesidades. Se trata entonces de una gran entelequia entorno a la nada que lo obtura todo, que no deja ningún lugar vacío. Pareciera que el vacío, por el contrario, se haya desplazado a la vivencia más íntima de la subjetividad.

A la par, la democracia propone un fortalecimiento delirante del Yo. Un yo bien fuerte, fortificado y sobretodo personal. El narcisismo campa a sus anchas. Agustín dice: “El Hombre es el Individuo perfectamente constituido… Poblaciones íntegramente constituidas por un número determinado de Individuos Personales que se pueden contar… Estado y Capital aspiran a eso en las estadísticas dándole el sostén a la unidad e individualidad”. Todo esto tiene profundas resonancias con las ideologías higienistas de la auto-ayuda, las TCC, el DSM, etc.

Este punto considero que es fundamental, puesto que tendríamos que distinguir que la apuesta por la singularidad que hace el psicoanálisis planteada por Lacan está justamente en oposición radical a este ideal democrático. La singularidad se funda en el deseo, el deseo es profunda alienación, y consiste en hacer operativo ese vacío.

En el texto él hace aparecer esa dimensión de la singularidad articulada a su idea de pueblo. El pueblo como distinta a la masa de individualidades personales, el pueblo como “eso en el que no soy el que soy”, acentuando de este modo la vivencia de la división subjetiva como un motor de búsqueda generador de un vacío que agujeree tanta propaganda democrática sobre el yo, la seguridad y la felicidad.

Me resulta interesante ubicar la división subjetiva precisamente ahí, en el pueblo, puesto que podemos pensar que para él esa singularidad de cada cual está articulada a un compromiso social. Es haciéndonos cargo de nuestra división, amándola incluso, que podemos generar esa fuerza de pueblo, o al menos esa es la lectura que hago de sus palabras. Considero que su posición es también la del deseo para el psicoanálisis, puesto que hacerse cargo de él implica necesariamente un compromiso social. La ficción de la barrera entre el sujeto y lo social es la que muestra el nudo del sinthome, puesto que la singularidad más radical es el lazo social.

Agustín nos habla de la suya, de su singularidad, que rechaza el futuro, la felicidad social, la resignación y el cinismo. En su caso es el activismo de la contra. Por eso pienso que como él expone, la lucha por preservar el deseo como motor de la singularidad humana necesariamente se ubica contra la Democracia.

Os recomiendo esta lectura fresca, llena de ideas que en su día me vapulearon como lo hace a su público. Muestra también algo de los efectos sobre la subjetividad, como 20 años atrás, los jóvenes, que era yo misma, se preguntaban cosas, buscaban, estaban enfrentados a la misión de desmontar un escenario que aún promulgaba la paz y la felicidad social. Hoy el escenario es otro. La mentira está desvelada, el monstruo muestra sus tripas. La angustia campa descarnada a sus anchas, ausente de síntomas que la tramiten.

Pero quizás su ejemplo, el de un hombre que jamás cedió ante su deseo, jamás renunció a pensar con valentía, dé algunas claves, algunos puntos de referencia, para seguir bailándole a la muerte y al empuje irrefrenable de la devastación humana. El psicoanálisis está en eso, este Foro es un ejemplo.

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¡ARREGLAR VUESTRAS VIDAS, ESTO VA PARA LARGO!
Graciana Dithurbide. Psicoanalista y socióloga. Socia ELP Madrid.

Esta frase oída por un colega sociólogo español, impacta sobre la tensión entre lo subjetivo, personal, individual y lo colectivo, común, social y político. Articulación dicotómica o dialéctica irreconciliable desde la alienación del discurso del amo antiguo al discurso capitalista. Producto del pensamiento moderno inspirado en la ciencia y sus avances bajo la promesa determinista del evolucionismo, del naturalismo. Coordenadas progresistas instaladas en nuestra subjetividad –parece que necesariamente pasamos de una situación peor a otra mejor, de una situación de inmadurez a otra de madurez como en el orden natural, orgánico. Es este el sentido, el sentimiento evolucionista lineal marcha solo, no hay contingencias ni responsabilidad del sujeto, de la sociedad que cambie el curso de lo establecido. Este modo de pensar el devenir no es sin efectos.

La propuesta de un cambio social posible, por el contrario, no es ni lineal ni cíclica, sino tiene forma de rizoma. Esta noción del conocimiento y la psique no refleja simplemente la estructura de la naturaleza, sino que es un resultado de la distribución de poder y autoridad en el cuerpo social. Un método para ejercer la resistencia contra un modelo jerárquico, que traduce en términos epistemológicos una estructura social opresiva (Deleuze & Guattari 1980). No hay un centro, no hay amo, una forma de organización social no jerárquica, ni proposiciones o afirmaciones más fundamentales que otras. Es un antifundacionalismo, la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación, sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro.

Podemos ir a peor. Se han tomado medidas para “nuestro bien” para tener una educación, una sanidad excelente, competitiva, eficiente. Adjetivos todos difundidos, valorados positivamente desde el discurso del Amo cuya función, ya la sabemos, es hacer que todo funcione. La cuestión política es ¿Que funcione para quién? ¿A quién beneficia? No a las clases populares, ni a las clases medias emergentes del capitalismo regulado por el Estado del Bienestar redistribuidor. Proyecto político que estableció un nuevo orden social al del conflicto estructural diacrónico entre las clases dominantes y dominadas.

El consenso a partir de la segunda guerra mundial dio lugar a la llamada sociedad de la abundancia, una estrategia reformista que neutralizó el conflicto de clases, permitió la homogeneización social, cultural, frente a los ciclos desacompasados entre modernización política y modernización social. Estamos ahora inscritos en la sociedad de la escasez, la austeridad, el ascetismo individual calvinista-puritano donde la rentabilidad, la racionalidad, la productividad aparentemente no produce un excedente económico que hay que repartir socialmente. Es lo contrario de la época anterior. Si la responsabilidad no es del Estado y de la clase política, entonces es de cada uno que no ha sabido calcular, optimizar sus recursos, sus inversiones, sus decisiones como empresario de sí mismo.

En consecuencia, no hay nada que reclamar, ni reivindicar, solo culpabilizarse superyoicamente, más y más sacrificios. Frente a esto, es posible desmontar esta operación política y social, es la apuesta subversiva del psicoanálisis. “Arreglar vuestras vidas, esto va para largo”.

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ACERCA DE LA BANALIZACIÓN DEL DISCURSO POLÍTICO
Gabriela Medin. Psicoanalista. Miembro ELP y AMP.

Una de los primeros intercambios respecto de lo que estaba sucediendo en España y que dieron lugar a la iniciativa de realizar el Foro, tuvo que ver con la constatación de la banalización del discurso, de la banalización del sentido de las palabras. En la escena política nacional asistimos a la simplificación del discurso político, a la falta de argumentación en las ideas y consecuentemente a la generalización del agravio al oponente sin miramientos respecto de los términos utilizados. En esos intercambios iniciales, los correos de los miembros de la sede de Madrid y del presidente de la ELP, hablaban de la perversión en el uso del lenguaje, de la pérdida del valor de lo dicho, de la destrucción del lenguaje. Invitamos a todos aquellos que participaron inicialmente, y a todos a los que el tema les suscite una reflexión, a enviarnos comentarios al respecto.

Para ir “calentando motores” sugerimos la película Hannah Arendt, dirigida por Margarthe Von Trotta, aporta elementos al intercambio mencionado. Fue estrenada en 2012. Reconstruye el período que va desde que la protagonista se ofrece como enviada especial de la revista The New Yorker para cubrir el juicio al criminal de guerra nazi, Adolf Eichmann en Israel, hasta la controversia que provocaron los cinco artículos que aparecieron en 1963 y que luego forman el libro “Eichmann en Jerusalem: un estudio sobre la banalidad del mal”.

Este período cambió su vida, como se lee en el final del film: “Hasta la hora de su muerte, luchó respecto del problema del mal”.