Cuánto me gusta tu nombre, Soledad. Eugenio Castro (Vigo)

Es una canción de cuando se hacía la mili. La estrofa finalizaba: También me gusta todo lo demás.

De eso se trata.

Cuando Lacan dice “ tan solo como siempre he estado con relación a la causa”, hace un acto de fundación que es lo fecundo de su soledad. Le gustaba también todo lo demás Es su manera de arreglarse con su sínthoma, Una salida airosa para poder “hacer durar su duro deseo”( Radiofonía) y prolongar a Freud de otra manera.

Este truco de la soledad que siendo verdadero es un semblante, lo han aprendido los discípulos de Lacan. Cuando un lacaniano se siente solo, témanse lo peor o lo mejor, ha fundado algo: una Escuela, un CPCT, una revista, un cártel , una institución paralela, cualquier cosa con tal de no sentirse desamparado.

Este Congreso de la ELP en Valencia es un paradigma. El Comité Científico se siente solo ante las pocas ponencias propuestas, ante la escasa libidinización que tiene le ELP para sus miembros. Su presidenta como El Alcalde de Móstoles llama a rebato: “¡La patria está en peligro, acudid a salvarla !”. El Alcalde de Móstoles envía la proclama a sus vecinos y al Alcalde de Navalcarnero. Desde allí se constituya una red de proclamas de alcaldes para impedir la caída de Madrid.

La ELP pasa efectivamente por momentos difíciles y ante tal inquietante soledad funda
una red WWW: “La Vanguardia de Valencia”.

Lo inquietante de la soledad que produce un punto de angustia sería que se realizara que el psicoanálisis pueda desaparecer en nuestra época. Y ante la angustia hay la posibilidad de un pasaje al acto, de un acting out o de un acto verdadero.

La libido, retirada de la ELP ¿hacia dónde se extravía? ¿Por qué derroteros se ha perdido esa libido? ¿Con qué malas compañías se ha juntado?

El trabajo en la Escuela y para la Escuela se desvió en distracciones variopintas del mundanal ruido imaginando que este pudiera resolver el problema del porvenir del Psicoanálisis. Estar y predicar en todos los foros de la sociedad imaginando que desde allí la Escuela se renovaría con nuevas generaciones de psicoanalistas es un espejismo, es un acting out por una mala interpretación de lo que es la función de la Escuela.
Hacer existir el Psicoanálisis en los diversos discursos sociales se ha logrado muy parcialmente y a costa de dejar el trabajo de Escuela desierto. Tenemos nuestra presencia como conviene a una época de lo visual, pero no hay una generación de relevo en nuestra ELP. No salen de esos foros a los que acudimos y en donde disertamos en tertulia con los otros, gentes que se echen en el diván para llevar un psicoanálisis hasta el final. Probablemente sí los hay como clientes de psicoanálisis aplicado a la terapeútica.

En “El banquete de los analistas” dice J-A Miller que “los analistas van contra la ronda del mundo”. No se adaptan fácilmente a los Amos y cuando les bailan el agua, ¡malo! “Lo que sé es que el Discurso del analista no puede sostenerse con uno solo. Tengo la suerte de que haya quienes me siguen. El discurso tiene por consiguiente su probabilidad” (Lacan: Televisión pag. 116).

Creo que hay que dar un golpe de timón a nuestra Escuela para no imposibilitar la probabilidad de que el Discurso del Analista persista más allá de nosotros mismos. No hay que desesperar pues ya se hizo la experiencia, la contraexperiencia y se puede hacer la recontraexperiencia. Puede ser algo divertido y hasta apasionante. Que la Escuela pase por un control y que los AE sobre todo se pongan al trabajo de elaborar sobre sus impases. Todos podemos (Yes we can). Todos podemos entrar en la red de El Alcalde de Móstoles para repensar sin desvíos del deseo que nos importa.