Reseña: Williams, Donna, Alguien en algún lugar Diario de una victoria contra el autismo. Posfacio de Enric Berenguer, Need ediciones, Barcelona, 2012. Susana Brignoni (Barcelona)
El libro era el único lugar donde el pasado estaba atado como un todo, pero era un inicio. Sólo había una obsesión y una compulsión: lo que había empezado debía seguir su curso. Más que un libro, había sido un exorcismo. Escribirlo había sido como una fiebre antes del despertar (Donna Williams, 2012, p.26).
Empezar esta reseña del libro de Donna Williams con sus palabras tiene valor de marca original. Alguien en algún lugar habla, efectivamente, de un despertar que implica un atravesamiento. Su escritura es una enseñanza porque nos introduce en la dimensión de una experiencia. En este sentido, este es un libro que puede ser vivido y que hace pasar a través del testimonio lo crucial de una elección: Donna Williams eligió estar en una burbuja y eligió también salir de la misma, y pudo hacerlo cuando separó minuciosamente lo que es del orden del ser y lo que es del orden del estar.
Diría de entrada que este libro derriba todos los pre-juicios que podemos tener alrededor del diagnóstico de autismo. Nos muestra, sin más, el poder de simplificación que tienen los diagnósticos, que nos hacen perder la verdadera conformación de la vida humana, es decir su dimensión dramática. Donna Williams tiene la habilidad, sin pretenderlo, de hacernos sentir que estamos concernidos por las dificultades que ella va a describir en la medida en que nos revela un funcionamiento subjetivo singular, del que nadie está del todo alejado.
Cuestiones fundamentales en la experiencia humana como hacer el camino para pasar de mi mundo a el mundo aparecen aquí a cielo abierto y con toda su crudeza: la conexión con el sonido de las hojas como puntuando el sentimiento de soledad; la apariencia de normalidad como medio de supervivencia a partir de los personajes que la acompañan; el miedo a la imprevisibilidad; el encuentro con niños con autismo sometidos a prácticas de domesticación y su posibilidad de reconocer un índice subjetivo (Robbie, Jenny, Michael y otros); el autismo como un monstruo interno invisible que se presenta en cualquier sitio; la ropa como piel; el cuerpo a construir; los alaridos; la desculpabilización de los padres; los abrazos; la percepción Estas y otras cuestiones son las que Donna Williams nos invita a explorar en la medida en la que ha dejado caer el imperativo de encontrar reglas sin excepciones
Alguien en algún lugar muestra que más allá de lo que podría parecer un autotratamiento es necesario para Donna encontrar a alguno que tenga una curiosidad indirecta por su modo de funcionar, que se deje enseñar y orientar por esa experiencia de límite, de borde que aquí se plasma.
Tal vez por ello este libro inicia una colección llamada la palabra extrema y también tal vez por ello las palabras de Enric Berenguer se inscriben al modo respetuoso de un posfacio ya que frente a un testimonio nada se puede prologar.