Reseña Jornadas de Carteles en la comunidad de Madrid | Rodrigo Bilbao R.

¿Cómo dar cuenta de la “elaboración sostenida en un pequeño grupo” que se resiste a las dinámicas de grupo? Aquel producto propio y no colectivo con el que Lacan aspiraba a sostener su escuela en una transferencia de trabajo sistemático.

Las jornadas del pasado 5 de junio llevadas a cabo en la sede de la comunidad de Madrid de la ELP, fueron abiertas por Rosa Liguori y expusieron el trabajo de siete cartelizantes y un más uno, divididas en dos mesas.

La primera mesa coordinada por Ana Lía Gana, llevó por título “El lugar y el lazo”. Allí se presentaron los trabajos de Sali López, Sonia Riera, Concha Miguélez y Caty Abril, recorriendo el lugar de la identidad, el carácter y el síntoma, las identificaciones en la histeria, y el goce en “el hombre de las ratas”. Modos diversos de trasmitir un efecto de saber, pero encarnados en una experiencia que no totaliza, ni se coagula, más bien agujerea desde un rasgo propio.

La segunda mesa coordinada por José Alberto Raymondi, llevó por título “Marcas e invenciones”, presentando los productos de Gracina Dithurbide, Noemí Castiñeira, Susana Gopar y el informe de un más uno elaborado por Sergio Larriera. De manera aguda se interrogó el cuerpo y sus (in)consistencias, el lenguaje y la escritura desde el psicoanálisis, la clínica y política desde las comunidades de goce, intentando mostrar el cartel como célula elemental de la escuela diferente a los efectos del pequeño grupo.

Sergio Larriera sintetiza el problema en juego, “cómo producir y adquirir un conocimiento que se vea afectado por el psicoanálisis y no solo sea un ejercicio epistémico”. Tarea nada fácil, pero que estas jornadas mostraron un modo singular para cada cartelizante. Tarea que no concluye aquí, ya que debe ser sostenida cartel a cartel, cartelizante a cartelizante.

La sensación con que uno se queda en estas jornadas es que la Escuela está viva, pulsa en su producción incesante uno a uno, aunque para ello se tenga que provocar su elaboración de manera constante. En la medida que se ofrezcan conocimientos afectados y tocados por el psicoanálisis, se garantizará un saber que sea apertura constante y no cierre totalizante. Sobre este desafío se construye una escuela, esta escuela, y las jornadas fueron prueba de ello.