Prácticas sociales y artísticas en la ciudad digitalizada. Estela Paskvan (Barcelona)
El 3 de junio pasado, el Grupo de Investigación del ICF de Barcelona Clínica del Sinthome organizó una charla abierta al público con el Dr. Efraín Foglia como colofón del año dedicado al tema La letra y el cuerpo.
El título prometía, El cuerpo, la ciudad y las nuevas tecnologías, y no decepcionó. Lejos de una comprensión que cerrara el curso del año, asistimos a la apertura de un nuevo mundo. Efraín Foglia nos introdujo en la nueva piel de las ciudades, la piel digital que se sobrepone a diferentes espacios físicos, la MediaCity. Su naturaleza híbrida fue patente en una serie de experiencias que nos expuso y mostró.
La mezcla entre la acción física y la digital da origen a nuevas formas de interacción del usuario/habitante como también otras maneras de habitar el espacio urbano que generan nuevos protocolos sociales. La experiencia realizada por estudiantes de la universidad en la Plaza Mayor de Vic -como pudimos ver en un video- fue sencilla y muy instructiva. Se trataba de hacer sobrevolar en la plaza un drone (pequeño helicóptero eléctrico con cámaras, guiado desde un móvil) que filmaba el paseo de una actriz. La experiencia permitía captar diferentes reacciones antes el uso novedoso del espacio público: la policía urbana que al ver lo que ocurría se retira por no tener procotolo de actuación; los jóvenes espectadores sacaban sus móviles para fotografíar al drone; las personas mayores se acercaban protestando, etc.
También fuimos introducidos en el arte que trabaja con estos medios y encuentra su fundamento en conceptos como la localización, el lugar, la relación espacio-temporal de los individuos, el habitar y la representación. Estas prácticas artísticas se valen de la inmaterialidad del espectro de ondas para transmitir. Así pudimos conocer proyectos enmarcados en el ámbito artístico que encuentran sus retos en la exploración de problemáticas que aún se están corporizando en la sociedad. Una experiencia realizada en el delta del Ebro fue particularmente asombrosa: se trataba de captar los sonidos del río que eran traducidos al catalán del lugar generando textos que se enviaban vía twitter.
Asimismo tuvimos la ocasión de conocer otras prácticas artísticas que desarrollan un activismo político-social, como la desarrollada en el microcosmos de la frontera entre Méjico y Estados Unidos, y que ejemplifica la problemática de la emigración en la realidad contemporánea.
El proyecto sobrepasa el uso cotidiano de los dispositivo móviles y de geolocalización, ignora la retórica comercial de los fabricantes de tecnología y posibilita el uso de los dispositivos en la ayuda de esas vidas que navegan en una cartografía hostil y en un limbo legal.
En este escenario tan complejo hemos entendido el esfuerzo de estos y otros proyectos paralelos dedicados a contrariar una tendencia, la de convertirnos en consumidores con los ojos vendados.
Las preguntas de la sala permitieron seguir abriendo el abanico del nuevo mundo y prosiguió en una conversación de bar, simpática y divertida.