Marie Hélèlene Brousse en el ciclo de conferencias “Una mirada desde el Psicoanálisis sobre temas de actualidad” en San Sebastián

El pasado día 19 de diciembre de 2014 tuvo lugar la primera conferencia de este curso dentro del Ciclo de conferencias para la extensión del Psicoanálisis , organizado por el Seminario del Campo Freudiano en San Sebastián.

El acto comenzó  con una emotiva presentación realizada por Rosa Ruiz, co-coordinadora del SCF de San Sebastián. Empezó agradeciendo al público su repetida asistencia y el interés mostrado hacia los temas de actualidad propuestos. También agradeció la colaboración que el Ayuntamiento de San Sebastián a través  de Donostia Kultura viene realizando para el desarrollo de esta actividad. Este año y dado que la sala que se nos venía ofreciendo se quedaba pequeña debido a la numerosa asistencia, estrenamos un nuevo espacio. Se trata del salón de actos cedido por “San Telmo-Museoa”. Rosa Ruiz subrayó que contar con una sala en un museo de arte no es por casualidad, sino que este lugar que hemos encontrado para alojar el discurso analítico, nos permite realizar una conexión con otros ámbitos afines al Psicoanálisis como son el arte y la creatividad.

 

 

Contábamos para esta ocasión, como ponente con la inestimable presencia de una psicoanalista en Paris, Marie Hélèlene Brousse. Abría el Ciclo de conferencias,  con el título: ¿Qué es lo traumático?,

Comenzó la conferencia diciendo que a pesar de que el trauma  es de importancia histórica para el Psicoanálisis  no es un concepto fundamental, como el inconsciente, la repetición, etc.

Para el Psicoanálisis cada persona es un traumatismo y está en oposición a la definición más general , que define el trauma como acontecimiento extraordinario general a todas las personas que lo sufren. Explicó como colaboró  con un servicio  de atención a las situaciones traumáticas en  la ciudad de París.  Señaló que se  considera traumático la aparición de un acontecimiento imprevisible, algo que sobrepasa los medios de tratamientos racionales y afectivos que tienen las personas. Así se recurre a esos servicios con la idea de que en tales situaciones hablar es una  buena solución. Pues bien, en estos equipos se dieron cuenta que en algunos casos,  hacer hablar directamente a las personas sobre la situación era catastrófico, ya que impedía llevar a cabo una versión personal del acontecimiento y reanimaba la angustia al hablar otra vez sobre lo que había pasado. Entonces tenemos la definición del trauma como acontecimiento imprevisible, imposible de pensar, sin sentido y hay también el sentido que tiene el traumatismo en Psicoanálisis.

Ya en Freud hay dos ejes en relación al trauma. Al principio tenemos la definición del trauma en relación a la histeria: se trataba de la escucha y confesión de las pacientes mujeres de Freud que confesaban en su infancia la seducción sexual por parte de un hombre de la familia, especialmente el padre, aunque no siempre. De modo que Freud empezó a pensar que la histeria tenía un origen traumático, hasta el momento que le empezó a parecer un poco extraño que todas las mujeres histéricas hubieran sido seducidas y abusadas por el padre. De modo que aceptó que había estado buscando algo en la realidad de los hechos, en la historia infantil de sus pacientes , sin tomar en cuenta la dimensión de la realidad psíquica. Es decir, que a partir de estas consideraciones hay la posibilidad de relacionar el trauma con el fantasma. Y pensar el fantasma como una interpretación de lo que no pudo ser nombrado, simbolizado en la vida de un sujeto. Cada vez que se plantea un enigma en relación a fenómenos del cuerpo, la primera interpretación que viene para salir de lo oscuro, de lo impensable,  es una interpretación en términos de fantasma. Es decir,  “el otro me…”  ”Se puede poner cualquier verbo: “el otro me pegó, el otro me humilló” Se trataría de atribuir en un escenario lo que no tiene autor, a un autor, para dar cuenta del efecto de goce en el cuerpo y no de placer. El afecto corporal que surgió en un momento dado, como un cortocircuito, demasiadas sensaciones, y entonces es el fantasma el que organiza un poco las cosas. Marie-Hélène comentó que se han hecho muy populares  términos  como “abuso” “perverso narcisista”  y son muy usados en Internet.

Hay otra vía que Freud descubre al escuchar a los soldados que habían sufrido heridas psíquicas en la atmósfera de la guerra. Había muchas interpretaciones de su situación, tales como que eran cobardes y no querían volver al frente, pero lo que Freud notó fue la repetición de la situación, del momento traumático. En vez de olvidarse del momento, lo que pasaba era que lo vivían una y otra vez. Así Freud puso en cuestión su teoría del principio del placer,  como lo que organiza la vida psíquica y el  funcionamiento del inconsciente y escribió “Más allá del principio del placer , dando a la pulsión de muerte un lugar fundamental. Entonces el trauma, por segunda vez, se demuestra que tiene una relación con lo que muchos años después Lacan nombrará como el goce y también con la repetición. Estas dos vías, la línea del fantasma y la vía de la pulsión de muerte son las dos coordenadas que permiten escuchar en los tratamientos los eventos dichos por el sujeto traumáticos.

La idea es que no hay vida humana sin trauma, el problema es definir las consecuencias del trauma. Lo que es vivido como traumático implica  tres elementos: El trauma escapa al sentido. A su vez los especialistas del trauma señalaron que  cuando alguien ha vivido un suceso tipo tsunami, actos de terrorismo, etc., algo que se da siempre es que el  sujeto desconfía de los medios de elaboración en los que confiaba antes. Por ejemplo, en la posibilidad de previsión, cálculo estadístico, etc. Todos estos medios simbólicos ya no le valen al sujeto. El sujeto dice: “A mí me pasó” y si no se puede decir un riesgo cero, el sujeto se siente en riesgo de que ocurra. Esta reacción se aclara desde el Psicoanálisis que define el inconsciente en tres dimensiones de organización psíquica: imaginario, simbólico y real. El trauma es lo que jamás hubiera podido imaginar. El trauma no encuentra nominación posible en las posibilidades de tratamiento  imaginario y simbólico que tiene un sujeto. Es lo real, imposible de imaginar, de prever, e imposible de vivir.

El trauma escribe una discontinuidad en el discurso en el que nos encontramos definidos. Discurso singular para cada uno, de modo que el mismo acontecimiento puede ser traumático para un sujeto y no para otro, por ejemplo, en la misma familia. En el Psicoanálisis no hay trauma genérico, y  no hay un proceso idéntico para salir del pos-trauma. Cada vez hay que tomarse el tiempo para pedir a las personas, qué era lo que le resultaba insoportable en la situación.

El tercer elemento en la teoría del traumatismo analítico es que el trauma ocurre en la infancia. Y siempre implica un evento a posteriori. Tiene que despertar una marca anterior,  que no fue notada ni por el sujeto ni por su entorno. Implica un traumatismo inconsciente. Siempre hay trauma uno inconsciente,  y que si no es accionado por otro evento posterior puede no tener ninguna importancia...

Marie-Hélène Brousse, citó un párrafo del Seminario 11 en el que el mismo Lacan nos comenta en su experiencia de padre, una escena cotidiana en la que el niño llama al Otro parental y la consecuencia sintomática ante la no respuesta y partida del padre.

Para finalizar, y rápidamente antes de iniciarse un tiempo de preguntas y comentarios, señaló que en el trauma lo importante tiene que ver con el momento de la separación del sujeto y del objeto.

Las conferencias divulgativas orientadas por el Psicoanálisis lacaniano en San Sebastián se han hecho un lugar en la ciudad!

Reseña realizada por Maribel Aranjuelo

(Socia de la Sede de San Sebastián de la ELP)