La infancia bajo control. Vilma Coccoz (Madrid)
La Escuela Lacaniana de Psicoanálisis invita a su tercer Foro que, con el título La infancia bajo control, tendrá lugar en Sevilla, el día 2 de junio de 2012.
Tres son ya una serie: el tercero se une al primero, que tuvo lugar en Barcelona en junio de 2010, Lo que la evaluación silencia. Un caso urgente: el autismo. Y otorga un sentido nuevo al segundo, realizado en junio de 2011, en Madrid, Las servidumbres voluntarias.
El Foro es un acontecimiento de la comunidad analítica, un encuentro ciudadano y amistoso con otros discursos comprometidos en la salvaguarda de la subjetividad y la cultura, en franca oposición a la ideología de la evaluación.
El Foro es un momento de conclusión luego de un tiempo de elaboración que, en este caso, cuenta con eventos que se llevan a cabo en las distintas comunidades y sedes de la ELP; con comentarios y textos y, también, con un sustancioso material audiovisual.
En este caso la organización del Foro de Sevilla ha distribuido un documental emitido por Televisión española
http://www.youtube.com/watch?v=4uY84ylCA7A
y un extraordinario film de animación:
http://www.youtube.com/watch?v=OfWge0t0dk8&feature=youtu.be
El documental homónimo del Foro, realizado por Marie-Pierre Jaury en 2010, está siendo proyectado y comentado en distintas ciudades de la geografía española, en lugares diversos y representativos para la ciudadanía, en la serie de actos preparativos del Foro de Sevilla.
En ocasión de su presentación en Cruce (1), la psicoanalista, miembro de la ELP, Vilma Coccoz, presentó el acto de proyección y debate con las palabras que a continuación transcribimos.
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LA INFANCIA BAJO CONTROL. Vilma Coccoz
Es ya un hecho admitido y comentado desde los más diversos ámbitos de la sociedad, el carácter fabuloso de las transformaciones que se están produciendo en la civilización a causa de la llamada revolución tecnológica.
Los profundos cambios que percibimos en muchos aspectos de nuestras vidas, se hacen sentir, ¿cómo no?, en el estado actual de los discursos. Ciertos conceptos, ciertos juicios que parecían referencias inamovibles en la conformación de nuestra realidad o, al menos, que podían considerarse estables, presentan, actualmente, un carácter líquido, según la expresión de Bauman. Conceptos tales como familia, educación, transmisión, autoridad, se vuelven porosos, escurridizos. Sufren una mutación sin precedentes.
Lacan había demostrado que los discursos, concebidos como modos del lazo social, como formas distintas de ordenamiento de la realidad social, no se constituyen de cualquier manera, sino que responden a una lógica muy precisa de funcionamiento y, por lo tanto, desde el punto de vista de su lógica interna, no existen mil maneras de construir un discurso. Lacan les redujo sólo a cuatro.
Sin embargo, años después, tuvo que rendirse a la evidencia y admitir el quinto, el discurso capitalista, -surgido de una transformación del discurso del amo-, al que calificó de endiabladamente astuto. Uno de los caracteres específicos del discurso capitalista es haber conseguido eliminar la dimensión de la verdad, de manera tal que, incluso la denuncia de sus efectos, aún siendo muy verdadera, acaba siendo engullida por su movimiento voraz hasta anular su eficacia.
Pier Paolo Pasolini, en una entrevista realizada en 1975, recientemente publicada por el periódico La República (2), reflexionaba acerca de la transformación antropológica que se estaba produciendo en Italia debido al imperio consumista. El fascismo-clerical, aún con su comparsa de conceptos absolutos de Dios, familia, patria, ejército, no había conseguido cambiar el carácter de los italianos.
En cambio, constataba que el consumismo trae aparejado un fascismo muchísimo peor porque destruye el humanismo. El fascismo, como régimen totalitario, enmarcado en el discurso del amo, puede generar la revuelta, la insurrección.
Ante un régimen totalitario es posible fraguar una oposición. En cambio, el consumismo tiene un alcance totalizante, advertía el artista.
El consumismo posee un carácter medusante, tantalizante, que dirían los franceses, penetra en nuestros poros sin que nos demos cuenta. El consumismo induce la sugestión, se distribuye insidiosamente, todo lo traga y lo transforma en el imparable cómputo de valores mercantiles. Uno de sus triunfos evidentes ha sido la operación en torno al término seguridad hasta convertirlo en un concepto absoluto, en un significante amo que ordena nuestras existencias. El horror de las personas es quedar fuera... del trabajo, de la sociedad, de lo admitido. Por consiguiente, el valor esencial es mantenerse a salvo, estar seguro y, la consecuencia inmediata, intentar eliminar aquello que perturba el orden, la supuesta seguridad. Frágil orden ficticio conseguido a fuerza de movilizar el afecto más primario, el miedo.
En este marco, se comprende que la preocupación por atrapar las raíces biológicas de la delincuencia, -uno de los factores de perturbación de la seguridad- se haya extendido rápidamente. Una nueva forma de la infancia diabólica se pergeña con las investigaciones psicológicas, inspiradas por la ideología de la evaluación. Los avances científicos pregonan el diagnóstico precoz de los futuros violentos, de los fuera de las normas o asociales. Los denominados expertos nutren sus tests y protocolos con presupuestos suculentos aportados por la industria farmacológica. Y así están consiguiendo medicar con psicotrópicos a una población de pequeños cada vez más pequeños, con el argumento de que la agresividad, la impulsividad de hoy serán, mañana, delito. Está escrito en el funcionamiento cerebral, aseguran.
Esta nueva forma de manipulación de la infancia, por medio de la incontestable y aplastante superioridad del adulto sobre el joven se cobija en el efecto hipnótico que trae aparejado el adjetivo científico, cuya sola invocación sirve para acallar muchas voces, y muchas conciencias.
Pero es un hecho que, un importante campo de la investigación, otrora desinteresada de la ciencia, sirve hoy a imperativos intereses que dictaminan los mercados.
En ocasión de una asamblea del Movimiento 15M del Barrio de Chamberí, el escritor José Luis Sampedro afirmaba que el Dios Dinero tiene los días contados. En la época de los griegos, decía, Dios era el Hombre, luego Dios fue Dios. Más tarde, fue desbancado por la Razón, suplantada, a su vez, por el Dinero.
Al igual que Freud, que enunciaba en medio de la catástrofe de la Gran Guerra que el deber del viviente es conservar la Vida, Sampedro se pronunciaba a favor de un nuevo Dios al que servir. Nuestro deber, el del ser humano, es servir a la Vida. Somos la vanguardia de la Vida, clamaba, debido a la complejidad de la que estamos hechos los seres de palabra.
Cada ser de palabra es la encarnación única de una compleja realidad que va más allá de nuestra biología. Se puede sucumbir al canto de las sirenas que reiteran su estribillo machacón: la raíces de nuestra conducta están en la genética, en el quimismo cerebral, ¡está demostrado, es científico!. Se puede sucumbir, pero no nos enseña nada. Al contrario, la sabiduría anida en el conflicto interno, en las disidencias que sufrimos en el camino de nuestra formación y en el que la educación tiene un valor fundamental.
El discurso analítico nos enseña cada día la capacidad de creación infinita de adaptación a esta realidad que manifiesta el ser humano. La sutil y poderosa combinación en la que nacen las elecciones decisivas de nuestras vidas, el imprevisible efecto que alcanzan las palabras y los silencios de nuestros próximos en nuestra manera de ser, la singular materia de la que están hechos nuestros pensamientos y deseos inconscientes. La práctica analítica ha verificado que las dificultades y los síntomas de la infancia tienen un valor relacional, por eso es en el marco de una relación de palabra, la analítica, donde el síntoma entrega sus secretos, donde se descifran sus enigmas.
Cada ser tiene el legítimo derecho a hacer su recorrido vital, tejido con lo heredado y lo azaroso. Perfilado por lo que escoge y lo que rechaza, sin tener que rendirse a oscuros dioses que dictaminan, ya desde sus primeros pasos, que su destino ha sido escrito en caracteres científicos.
Nosotros tenemos el deber de proteger ese derecho, es decir, de proteger la palabra, que es proteger la Vida.
Notas:
1-. El acto fue coordinado por Vilma Coccoz, responsable del Departamento de Psicoanálisis con niños y Mónica Unterberger, responsable del Espacio Madrileño de Psicoanálisis con niños.
2-. Debo a nuestro colega italiano Maximiliano Rebeggiani el descubrimiento de esta referencia en su texto: Totalizzante ma non Totalitario (inédita)