“¿Una cuestión de tener?”. Ana Castaño (Madrid).


“¿Una cuestión de tener?”

La Ciencia no deja de sorprendernos en su afán de querer dar cuenta de cualquier comportamiento humano; Para ello diseña costosísimas investigaciones en busca del determinismo biológico que lo explicaría todo. En esta ocasión la necesidad de encontrar un sentido le ha tocado a la mujer, como reseña Javier Sampedro en su artículo titulado “Cuando ella tiene uno de esos días” (El País 30 de Enero del 2007). La Dra. Berman ha realizado un estudio, merece la pena leerlo, en el cerebro de 15 mujeres mediante resonancia magnética funcional para demostrar que el mítico TPM (el trastorno premenstrual) es una realidad “científica”. La conclusión es que el ciclo menstrual, -en su primera fase llamada folicular-, activa “el circuito de recompensa” cerebral, circuito que es el responsable del comportamiento y fija “todo lo que nos puede llegar a gustar”. Por tanto, en esta fase del ciclo, caracterizada por tener más estrógenos, las mujeres somos más susceptibles para llevar a cabo cualquier desastre: adicciones varias, emociones alteradas, más deseo sexual, etc, etc. Este planteamiento no escapa a la dialéctica fálica del tener que orienta al mundo, el problema está, como bien señala el psicoanálisis, que además del tener, el sujeto se constituye en una falta en ser al estar atravesado por el lenguaje que afectará a su subjetividad, en cada uno de una manera particular. En las mujeres esto se complica por la relación que pueden tener con el goce, más allá del falo. Es precisamente este goce femenino, que escapa a la palabra, el que no se puede determinar.
¿Podríamos reducir las grandes figuras femeninas como Antígona, Medea o el alma bella a tener los estrógenos elevados?. Esto sí que es un chiste. ¿No creen?

Ana Castaño (Madrid)