Entre el peronismo fordista y el kirchnerismo contra-hegemónico | Jorge Alemán

jorgeAleman-02Subyace a menudo en la escritura de una síntesis que dé cuenta de los temas recorridos en una entrevista, la tentación periodística de ornamentar la breve introducción con saberes de quien funge como entrevistador. Es un recurso válido; no es éste el caso.

La función de una entrevista es lograr que el pensar y decir de quien es convocado para la conversación tenga prioridad. Esta es una entrevista que requirió de dos tiempos, dos épocas, y surge de los cambios experimentados en el país a nivel político, social y cultural. El origen, una propuesta realizada a Jorge Alemán, vía chat, antes de las elecciones de Octubre de 2015. La maduración, en Marzo de 2016, cuando la realidad de la Argentina viró profundamente con relación al paradigma reformista implementado durante los doce años de Kirchnerismo. Una reforma inconclusa y ocluida.

Sobre esas profundas transformaciones trata la siguiente charla con Jorge Alemán, el militante que en los años setenta se exilió en España, con 25 años, como consecuencia de la ferocidad monstruosa y letal que la dictadura cívico militar implementó en Argentina como parte de un programa represivo para la región. Psicoanalista y referente de lo que se denominó izquierda lacaniana, poeta, fundador de la primera revista lacaniana de Madrid, Serie Psicoanalítica, ensayista, Consejero Cultural de la Embajada Argentina en España desde 2004, pensador inquieto, capaz de moverse entre los intersticios conjugados de la reflexión que va de Heidegger y Lacan, pasando por Freud hasta llegar a Gramsci y Laclau; autor de libros como “Lacan: Heidegger”, “El inconsciente. Existencia y diferencia sexual”, “Derivas del discurso capitalista. Notas sobre psicoanálisis y política” y los libros de poesía “Invasiones y leyendas”, “Sobre hospicios y expertos navegantes”, “Iguanas y Patética” y “No saber”.

En diálogo con La Tecl@ Eñe, Alemán analiza la experiencia kirchnerista, sus vinculaciones con el peronismo y el populismo, la figura de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, la acción demoledora de la máquina granmediática sobre la presidente mujer, y el ascenso y coronación de Mauricio Macri como actual presidente de los argentinos.

La Tecl@ Eñe: ¿Cómo define la experiencia política inaugurada en Argentina en 2003 denominada Kirchenrismo?

Jorge Alemán: De entrada, más allá de su pertenencia al peronismo histórico, por distintas razones en el kirchnerismo han surgido de un modo contingente una serie de articulaciones de diversas experiencias de lo político que exceden, aun reconociendo que no hubiesen tenido otra posibilidad de surgir en otra parte, al peronismo. En primer lugar por una diferencia histórica, que hace a las distintas épocas del Capitalismo, el peronismo histórico es del tiempo "fordista", existe como tal en la clase obrera como sujeto político, la movilización de masas es una experiencia colectiva fundante, etc. Mientras que el kirchnerismo juega integralmente su partida en el interior del Neoliberalismo, que dicho sea de paso, es una formación histórica que es difícil de caracterizar por la capacidad de captura y producción de distintos ordenes de la realidad, una realidad que puede intervenir desde el Estado hasta incluso la producción misma de subjetividad. En este aspecto el kirchnerismo, articulando distintas tradiciones, republicanas y de izquierdas, más las liturgias y el movimiento peronista, constituyó una experiencia contra-hegemónica, una objeción al desarrollo ilimitado del Neoliberalismo.

Tñ: ¿Cómo vincularía los conceptos nacional y popular con populismo?

JA: La tradición de las democracias deliberativas e institucionalistas han reprimido el otro aspecto crucial y el más determinante de la experiencia democrática; aquellos referidos a la igualdad, la soberanía popular y, en suma, el enigmático lugar de la justicia. A mi juicio, el movimiento nacional y popular es el intento de mantener una tensión irreductible, y sin reconciliación posible, entre estas dos tradiciones democráticas: la deliberativa-institucional del liberalismo y la soberana-igualitaria de lo popular. A esa sutura inestable siempre a punto de descoserse, entre estas dos corrientes históricas, podemos denominarla populismo.

Tñ: ¿Esa experiencia política es inescindible de una estructura superior e histórica como lo es el peronismo? ¿Puede prescindir el kirchnerismo del peronismo, es decir, con el peronismo sólo no alcanza, o termina definiendo la estructura y su potencia histórica?

JA: Como provengo de una familia peronista, y siempre he pensado que en Argentina es incompatible ser de izquierda y a la vez ser antiperonista, me permito también en este caso ser "antiesencialista". No considero al peronismo, como hacen algunos, el fundamento último de la Nación que se manifiesta, según las distintas épocas, a partir de distintos fenómenos históricos, que son meras manifestaciones del mismo "ser nacional". Esta metafísica peronista no es peronismo; el peronismo es una invención política que surgió desde un lugar vacío, se autonombró como Justicialismo, fue hasta ahora la experiencia más determinante en la emergencia de la voluntad popular con vocación emancipatoria, pero no es una esencia que hay que custodiar, ni un nombre del Padre que si se retira todo se disuelve y se fragmenta. El peronismo es un gran legado histórico, una gran herencia simbólica donde siempre se puede escuchar la voz de los desposeídos y la lealtad con nuestros caídos; pero lo político, si quiere ser popular, transformador y creador cómo sólo puede serlo el pueblo cuando irrumpe, exige siempre la invención política nueva, prácticas discursivas que no estén devoradas por las inercias institucionales de entrada, experiencias singulares de lo Común, y en este aspecto siempre está por indagar qué nombre corresponde a estas experiencias. El kirchnerismo brindó una gran superficie de inscripción para las mismas, pero los acontecimientos hablarán y nos dirán si sigue siendo un nombre válido para la emergencia, siempre contingente y nunca asegurada de antemano, de una voluntad popular.

Tñ: Tiene el kirchnerismo una dimensión de goce que tiende a enfrentar recurrentes ciclos de agotamiento o crisis de esa distribución del goce, que se puede graficar en los ciclos fatídicos de diez años de bonanza y luego los consecuentes procesos de situaciones de ajuste. Es decir, ¿hay un goce en el consumo, en la  redistribución, en la conquista de derechos, que se agota, que acaba como parte interior de lo que se denomina proyecto para pasar a otras instancias?

JA: Esta pregunta me hace acordar a una broma-pensamiento de mi amigo, el pintor Daniel Santoro, que dice que una vez que se quemó el "parquet" la fiesta ya terminó y hay que pasar a otra cosa. Es muy cierto lo que usted señala; parece haber un límite estructural, en estos modelos subordinados a la exportación de materias primas que se abastecen de ello para iniciar lógicas distributivas del ingreso distintas. La ventaja interesante es que al ser experiencias pos-revolucionarias se hacen sin armas, sin matar o morir, pero a la vez son limitadas y no por déficit de los gobiernos, o errores, etc., sino por limitaciones estructurales. En estos modelos de transformación nunca se reconoce cuál es el punto de no retorno, cuándo se franquea la línea, porque al darse en el interior del neoliberalismo nunca se franquea del todo, tal como lo sugiere su pregunta. Por ello, en este aspecto hay que hacer del carácter inconsistente y parcial de nuestros proyectos una verdadera causa para siempre seguir insistiendo.

Tñ: ¿Qué mecanismos psíquicos y afectivos se dieron en el rechazo agresivo a la figura de la Presidente?

JA: Es mujer y sabe hablar. Analizaba políticamente la situación y advertía sobre las líneas de fuerza en juego y no se echaba para atrás; hablaba en cualquier foro sin ningún miedo y sin ningún complejo. Para los medios argentinos, que debo reconocer que en cinismo y en perversión es difícil ganarles, llevan años dedicándose de un modo muy meticuloso a la difamación personal, y no es fácil encontrar en otras televisiones o medios masivos del mundo, tantos monstruos juntos con tantos años de rodaje, digo que los medios argentinos fueron trabajando la idea de presentarla como voraz, creída de sí misma, soberbia, etc., hasta instalar la mediocridad que ahora gobierna.

Tñ: ¿Cuál es su visión sobre el hecho de que tras doce años de kirchnerismo, el destino o futuro político y social se haya resuelto en una expresión de derecha como lo es la alianza Cambiemos?

JA: Lo que fue un éxito de la derecha mediática fue instalar al gobierno kirchnerista con la imagen de que se había apoderado del estado y de la vida social, como una suerte de Gobierno totalitario que manejaba todos los hilos. Allí comenzó el sueño de aquellos sectores medios que imaginan vivir sin sobresaltos, ni antagonismos ni militancia, ni ninguna voz política que los interpele. Es dormir tranquilos en el grado cero de la política, y Cambiemos les prometió la vuelta a la "normalidad”.

Éste para mí fue el gran recurso de la Derecha, ocultar la fragilidad que tiene siempre un proyecto cuando se propone como contra-hegemónico al Neoliberalismo. Luego el entusiasmo retórico inevitable de cierta militancia agregó lo suyo. No estábamos en el Estado, apenas en el gobierno, y tocando en todo caso algunas puertas del Estado. Y, sobre todo, confrontados con algo que tiene todo el tiempo del mundo para volver a poner "las cosas en su Lugar". Hay que tomarse en serio que no hay ya un nombre histórico para nombrar la salida del Capitalismo.

Tñ: ¿Cómo analiza la finalización de los dos mandatos de la presidente y su conexión con las masas?

JA: Bueno, ya no hay masas, a priori, ya establecidas y a punto siempre de emerger. Ahora, como diría mi amigo Ernesto Laclau, hay que construir y articular equivalencias a partir de demandas diferentes y muy heterogéneas. Cuando esa cadena equivalencial se extiende, recién allí puede surgir un acto instituyente que sea un acto de masas. En el kirchnerismo se dieron algunos.

Tñ: ¿Qué significantes simbólicos o lingüísticos pueden observarse en las apelaciones del presidente y su equipo, al arte del acuerdo o a la enunciación del “buen vivir”, el “en todo estás vos” o “es sólo un paso” hacia un futuro mejor?

JA: Bueno, usted lo insinúa muy bien: este Presidente habla el idioma de la autoayuda, y la autoayuda es el reverso de la exigencia delirante de que la vida se vuelva una perfomance de competencia, rendimiento y empresa.

Tñ: Final: ¿Qué hay de erótico en la política?

JA: La política está siempre del lado de la pulsión de muerte, simula ser Eros por lo que cohesiona, pero esa es una pantalla para que tenga lugar el "eterno retorno de lo mismo", de la pulsión de muerte, la rutina de sus "internas" obsesivas y repetitivas; lo político, en cambio, en su dimensión nueva instituyente de lo Común y transformando el estado de la situación en un deseo de igualdad, es erótico.

Fuente: La Tec@ Eñe.