El niño en el discurso. Por Jesús Ambel (Granada)

REDACCIÓN: Por su interés insertamos el presente POST. Es simplemente el anuncio de un Grupo de Investigación que se va a constituir en Granada, coordinado por Jesús Ambel. En buena parte está tomado (en algunos párrafos es textual) de la editorial del número 10 de la revista EL NIÑO, una revista que muchos añoramos, y que se editaba en Barcelona bajo la responsabilidad de la psicoanalista lacaniana Anna Aromí. En este POST se desprende un discurso acerca del niño, a tener en cuenta, y susceptible de comentarios de los internautas que trabajan con niños o tienen algo que decirnos...

EL NIÑO EN EL DISCURSO ANALÍTICO

Curso 2006-2007
La angustia en la clínica actual con niños y adolescentes

En la clínica infantil y juvenil actual constatamos que el uso reiterativo de términos como “indicadores”, “protocolos”, “riesgos”, “convivencia, “coordinación”, “trastornos”… nos llevan, además de aburrirnos, al olvido de la existencia de una causalidad que es psíquica (y no genética y no biopsicosocial).

El grupo de investigación es una experiencia de reflexión clínica, un cruce del psicoanálisis con el derecho, la ciencia, la salud, la educación y lo social. La interdisciplina que queremos supone consecuencias: los debates sobre cada uno de los casos clínicos que veremos, repercutirá en la práctica de los profesionales de las disciplinas concernidas y de los jóvenes estudiantes que comienzan. Pensamos en unos profesionales que todavía dan la palabra a los niños y a los adolescentes con (y no para) los que trabajan, en unos profesionales curiosos y dispuestos a ir a contracorriente frente a la tendencia actual a la práctica única que ahoga la subjetividad en los botones presinápticos, en la neuroimagen o en el protocolo de las guías clínicas estandarizadas.

El psicoanalista lacaniano puede asegurar públicamente que es posible tener en cuenta de qué deseo dependen los fracasos, los rechazos, las buenas intenciones, los desconciertos y las demás dificultades subjetivas. El recurso al psicoanálisis no es la adopción de un nuevo ideal sino el paso a una ética que hace frente a las consecuencias de la psicologización de las masas y la biologización del dolor de existir.

La angustia no es el miedo, no es una emoción psicofisiológica. Desde Freud, la angustia tiene un estatuto particular, indica un punto crucial para el sujeto. Lacan lo formuló de la manera siguiente: la angustia es un afecto que no engaña. Desangustiar quiere decir que se trata de introducir una cuestión sobre el deseo: el sujeto se angustia cuando no sabe lo que el Otro quiere de él. Por eso, eliminar la presencia del Otro en el abordaje de la angustia es apuntar a lo peor.

Texto de referencia: Lacan, J., “Nota sobre el niño”, en El analiticón, Correo-Paradiso nº 3, Barcelona, 1986, pp. 16-17.

REDACCIÓN: Más información de esta inciativa de creación del Grupo de Investigación, en la Red:
http://www.icf-granada.net/