Crónica: “La Didáctica de los Principios Rectores del Acto Analítico”. Primer Principio*. Rosa Bardisa (Valencia)

1ª Definición:

El psicoanálisis es una práctica de la palabra, un pacto entre dos. Esa práctica de la palabra viene de la antigüedad griega. Lain Entralgo en su texto, “La curación por la palabra en la antigüedad clásica”, habla del ensalmo, la plegaria y la palabra bella y sugestiva que producirá en el sujeto que la oye una armonía del alma. Para el psicoanálisis no se trata de seducción, sino que esa práctica se encuadra en la sesión analítica en donde se reúnen el analista y el analizánte en una sesión de duración variable según la práctica lacaniana, con una única regla “diga lo que se ocurra”.

2º ¿Por qué una persona hace una demanda de análisis?
Siempre porque algo de su vida no funciona y le hace sufrir, puede ser el trabajo, la pareja, los hijos, en definitiva, es el vínculo social, el vínculo con el otro lo que nos hace sufrir. Y lo que el individuo trae en un primer momento a la sesión analítica para la escucha del analista.

3º El sujeto habla de sus síntomas, de los que puede decir y le duelen, y el dolor de lo que no puede decir, y en este punto recordando a Gustavo Dessal quiero explicar, brevemente, el término síntoma. Proviene de la terminología médica y el psicoanálisis se apodera de él para referirse en principio a trastornos que no tienen una base orgánica. Freud utilizó el término en el sentido que hemos dicho pero apunta aún más allá del mero trastorno en la línea de lo que el síntoma dicho por el paciente pone de manifiesto. Para Lacan, el síntoma es lo que lleva al sujeto a pedir de un análisis para desembarazarse de él. Lacan en el Congreso de Estrasburgo en 1968 al comparar psicoanálisis y psicoterapia dijo textualmente: “Si hay psicoanálisis es porque el síntoma lejos de su naturaleza mentirosa (como se venía diciendo), es de naturaleza verídica”.

Posteriormente, J.-A. Miller afirma que el abordaje del síntoma en Lacan se sitúa entre algo que miente y algo que no puede engañar (real).
El síntoma no está para ser domesticado como pretende la psicoterapia, sino para extraer de él algo de la verdad del sujeto en análisis.

La clínica analítica, como señaló Miguel Bassols, empieza a ser algo extraño en los tiempos de la psicoterapia. La clínica analítica no tiene DSMIV, con todas sus clasificaciones de síndromes, no tiene protocolos, ni sistemas de evaluación. En un tiempo en que todo se mide, la clínica analítica no tiene estándares para todos, es una clínica del uno por uno y eso implica que para cada sujeto particular hay alguien -el analista- que escucha también de un modo particular y siguiendo a Freud procurando olvidar los saberes adquiridos.

Siguiendo a Gustavo Dessal, los síntomas deben de escucharse en el mundo en que se desarrollan, por eso los síntomas cambian como la cultura cambia. El tiempo actual en nuestro mundo desarrollado es un tiempo extraño para el sujeto -no habla del individuo- elidido de todos los discursos, excepto del analítico, tiempos de miedo e inseguridades.

Freud en un texto de 1938 señala que la razón ha abandonado al ser humano y como anuncia Jacques Lacan, en una de sus primeras obras “Los complejos familiares” de 1938, el Otro carece de consistencia y la imagen paterna se ha difuminado, todo aboca a un mundo más brutal y en la clínica del caso a caso (psicoanálisis) ¿qué vendrá a sustituir la función de la castración?

La mundialización ha cambiado las reglas del juego social, o sea, los vínculos sociales que crean los humanos para entenderse mínimamente. Los individuos son pequeñas máquinas de goce, la máxima aspiración de los seres hablantes es el derecho a gozar en libertad, concepto éste convertido casi en delirio para el hombre actual. La persona que viene a análisis tiene que creer (consentir) que el síntoma no está para ser curado sino para hablar de él, para decir algo de su verdad de ser.

Cuando esa verdad produce efectos en el analizánte, algo se modifica en su relación a él mismo y a su entorno indicando que algo de su inconsciente se mueve y remueve el síntoma.

4º Pero ¿qué es el inconsciente? El analizánte no sabe de aquello que está en el origen de sus síntomas, él se limita a soportarlos. En principio no quiere saber nada de la castración, nada de que no hay que saber sobre lo sexual. Esta es, básicamente, la visión de Jacques Lacan.

En Freud y Lacan hay una diferencia sobre el concepto de inconsciente: para Freud el inconsciente está formado por todo aquello que ha sido separado de la conciencia por la represión. En su primera tópica, la estructura psíquica está formada por consciente, preconsciente e inconsciente, en la segunda, por ello, yo y superyó.

Para J. Lacan el inconsciente en un primer momento de su enseñanza está estructurado como un lenguaje y se rige por las leyes del lenguaje y sus propiedades. La más clara evidencia de la sustancia del inconsciente es cuando un lapsus irrumpe en el discurso con su efecto sorpresa, poniendo de manifiesto algo de la verdad del ser hablante. Las formaciones del inconsciente, sueños, actos fallidos, lapsus, van revelando algo del ser de verdad del hablante. Lacan añade que el sujeto está dividido por su propio discurso.

Para Lacan pues hay una doble división, una debida a la incidencia del significante en el deseo y la división debida a la pulsión sexual que incide en la represión.

5º La interpretación: distintas formas de interpretar en Freud y Lacan, porque parten como hemos dicho de dos concepciones algo distintas del inconsciente.

Para Freud interpretar es develar, descifrar, descubrir lo reprimido que se atisba a través del sueño, del lapsus, del equívoco y traerlo a la conciencia. Esta acción interpretativa ya tendría un cierto valor curativo, aunque Freud desde el inicio de sus enseñanzas siempre previno a los analistas del “furor curandis”, puesto que, como hemos dicho antes, si se domestica el síntoma, la verdad queda olvidada.

Para Lacan, la interpretación no debe dar sentido a los síntomas y sufrimientos del sujeto, sino devolver al analizánte algo del sin-sentido a través de un significante enigmático para el sujeto. La interpretación se dirige a la causa del deseo atrapado en las palabras. Esta interpretación puede darse en forma de puntuación, alusión, enigma, equívoco.

Lacan va evolucionando en su teorización de la práctica clínica. Estas dos formas de interpretar parten, como hemos señalado, de dos teorizaciones del inconsciente, pero tanto Freud como Lacan coinciden en responsabilizar al sujeto de aquello que le acontece.

La relación con el inconsciente del analista y el analizánte no es la misma, el analista debe estar analizado o en análisis, y ya debe haber hecho un recorrido y ha podido aislar algo de su deseo de analista y desembarazarse de identificaciones. El analista interpreta en alguna de las formas que hemos dicho antes y el analizánte interpreta la interpretación, obligado a ello por lo ambiguo y enigmático que para él resulta lo que le devuelve el analista; pero con la interpretación algo de su inconsciente se pone a funcionar en forma de sueños, lapsus o actos. La interpretación, en definitiva, intenta mover, molestar la defensa.

6º La transferencia: Freud la definió como amor: amor engañoso, ilusiorio, transferir al analista las cargas del sujeto. Lacan lo definió como la atribución de saber al analista.

Bibliografía:

-. Revista Lapsus nº 4, reseña del libro de Lain Entralgo “La curacion por la palabra en la antigüedad clásica” realizada por Adolfo Santamaria analista de la ELP.

-. Jacques Lacan “Los complejos familiares” Escritos ed Siglo XXI. Buenos Aires

-. Jacques Lacan“Función y Campo de la Palabra en Psicoanálisis. Escritos ed Siglo XXI Buenos Aires

-. Sigmund Freud “Compendio de Psicoanálisis”. Obras Completas ed Biblioteca Nueva Madrid año 1938

-. Blog de la ELP “Por una política del síntoma” Llevar al sujeto hasta su división mas próxima, por Miquel Bassols.

* Conferencia dictada en el Espacio “La didáctica de los Principios del Acto Analítico”, en la Sede de la Comunidad de Valencia de la ELP. Responsable: Mimí Bayarri