A la conquista del cuerpo equivocado, de Miquel Missé

El excepcional libro de Miquel Missé, A la conquista del cuerpo equivocado, está llamado a ser un texto de referencia en el ámbito político contemporáneo y también un material ineludible para los psicoanalistas lacanianos, puesto que sirve para pensar cuestiones cruciales en torno a la sexuación que tocan a nuestra época.

No es éste, por tanto, un libro de ensayo cualquiera. Su reflexión está fundada en la experiencia de su autor; pero ésta no se reduce a ser un relato testimonial; de ahí su potencia y su valor. Miquel Missé logra, a través de sus páginas, hacer de su travesía vital algo que nos interpela como sujetos políticos y también como psicoanalistas.

Es un hecho: hoy en día el cuerpo ha devenido un factor de la política. Los discursos de la ciencia –de una determinada ciencia- en alianza con los avances tecnológicos, imprimieron fuertes transformaciones en la vivencia de algunos sujetos que, como respuesta a su malestar con el cuerpo, tomaron la decisión de transformarlo. Miquel Missé es alguien que, lejos de retroceder frente a ese malestar, no se conformará en clausurarlo, sino que lo escudriñará, lo analizará, lo pondrá al trabajo. Por eso, frente a la posición aceptada de forma generalizada de que un transexual es alguien que tiene una certeza, la certeza de habitar en un cuerpo equivocado, Missé se propone abrir el abanico de sensaciones, sentimientos y contradicciones que se le van presentando al contrastar sus vivencias con el imaginario colectivo. Nos invita a debatir, a preguntarnos, a cuestionar.

Nos lo relata de forma elocuente: una vez llevado a cabo su cambio de sexo, construye la idea de que “le habían robado el cuerpo”. La historia de ese robo dará cuenta de las distintas formas de cómo, el discurso médico, frente a la aparición del malestar con el cuerpo, plantifica una respuesta. Y, ¡Oh, casualidad!, ésta de novedosa no tiene nada. La fórmula es tan simple como infalible; consiste en un diagnóstico y un tratamiento: “enfermedad incurable de tratamiento crónico”. Lo de incurable se apoya nada más y nada menos que en la vieja genética, en el oscuro innatismo, y su forma contemporánea se llama cerebro. “La transexualidad es innata, está en el cerebro”, y así el tratamiento se eterniza hasta la muerte. No es difícil ver el filón en el que la garrapata del mercado va a encontrar su fuente de consumo eterno. Missé nos irá desentrañando las vicisitudes de ese crimen perfecto. Caer en las manos de estos vendedores de felicidad, sin tiempo ni espacio para elaborar el propio recorrido, es lo que finalmente constituye la trampa mortal para los sujetos.

Si bien Missé parte de la posición de que el género es una construcción social, que frente a la imposible respuesta a qué es un hombre o una mujer, construimos ficciones, no pierde de vista el real que está en juego. No se trata por tanto de que, puesto que es una construcción, podamos decir cualquier cosa. Así el sexo biológico, la identidad de género y la expresión de género serán cuestiones que pone en juego para hacernos reflexionar sobre el funcionamiento de esas construcciones y cómo están afectadas por los discursos de época.

Será gracias a que él no abandonó nunca la posibilidad de dejarse enseñar por el malestar que llegará a reflexiones muy pertinentes, y que tocan de lleno a los postulados psicoanalíticos. El cuerpo siempre –y no sólo en l*s transexuales- es fuente de padecimiento, y la sexualidad, en sí misma, es el pathos del sujeto. Ella, la sexualidad, siempre tropieza, siempre hace síntoma. Por eso la respuesta a ese malestar, tal como propone el psicoanálisis, no puede ser de otro modo que singular. No hay dos casos iguales.

En el caso de Miquel, uno de los modos de elaboración del malestar con el cuerpo, -que es un malestar con el mundo- fue participar en cierta “militancia política”. La experiencia lo llevó a buscar en movimientos sociales y asociaciones la forma, no sólo de metabolizar lo que le estaba pasando, sino también de incidir, proponer y transformar el modo de inserción de l*s transexuales en la sociedad. Y es allí, en la experiencia colectiva, con los otros, como va a surgir un abanico multicolor de cómo cada un* vive esa experiencia. La lucha de los colectivos por exigir una mirada no segregativa, irá acompañada del encuentro de experiencias –unas hermosas y otras dolorosas- que dejarán enseñanzas de profundo calado. Todo el relato que hace del boom transexual que inundará, a partir del 2010, los platós de televisión y las portadas de las revistas, es de una lucidez que vale la pena rastrear. El relato de esa Barcelona que siempre tuvo un gusto especial por las experiencias colectivas, por las luchas sociales, es apasionante. Una Barcelona que quizás hoy esté un poco adormilada y desconectada de todo ese legado.

Este libro reivindica la singularidad que nos habita en tanto parlêtres, en tanto seres hablantes. No retrocede ante ello, incluso estando advertido del rechazo que pueda llegar a producir en aquellos que no quieren oír hablar de la brecha incurable que nos habita. Y nosotros, psicoanalistas, sabemos que no hay peor forma para hacerla crecer que negarla.

Aceptar que el malestar de vivir es estructural jamás justifica la renuncia, más bien todo lo contrario. El camino de Missé apunta hacia adelante, a la conquista del cuerpo equivocado. Ese “equivoco” –por el que los lacanianos tenemos un gusto especial- esa “equivocación sobre el cuerpo”, en la que están basadas todas las teorías del innatismo transexual, es el que le permitió darse cuenta del robo –un “inocente” o inconsciente robo- y sólo a partir de eso, emprender el camino de la conquista, de ésos que se van haciendo en la medida en que se recorren: ése es el camino del síntoma. Y es porque este libro es el resultado de esa sintomatización, que tiene la fuerza y la capacidad de transmitirnos algo, y no sólo a l*s transexuales.

Lacan gustaba de este poema de Antoine Tunal, que ilustraba sus desarrollos sobre la sexuación:

"Entre el hombre y la mujer, hay amor. Entre el hombre y el amor, hay un mundo. Entre el hombre y el mundo, hay un muro"1.

Pues bien, este libro, tal como su autor lo dice, es una ventana dibujada sobre ese muro. Una posibilidad de apertura sobre nuestras certezas y prejuicios, fraguados en nuestra terrible dificultad para pensar más allá de nosotros mismos. Una ventana que va al encuentro con el otro, sin negar la heterogeneidad que nos conforma y que introdujo ese virus alienígena que se llama lenguaje y que parasita, desde antes de que nazcamos, nuestro cuerpo.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. Escritos 1. Buenos Aires, Siglo veintiuno editores, 2002, p. 278.