Letras Lacanianas nº 7 "Grietas de la civilización"

Editorial

Grietas de la Civilización que húndense en las subjetividades desorientadas de nuestra época...

Erigese la ciencia como Saturno devorando a sus hijos, una ciencia glotona que pide más, que va a la caza del goce de los desorientados. Esto tiene consecuencias, se piensa que es posible una identidad que desconoce el deseo que la anuda; y que puede alcanzarlo todo, ¡sin límites! Se oye un murmullo de fondo, el parloteo silencioso de los filósofos que con su blabla dicen de la existencia al reconocer la falta pero no el goce que anida en el parlêtre.

Ley y azar están presentes en la ciencia. Lo contingente produce algo nuevo que lleva las marcas imborrables de ese momento fecundo. El psicoanálisis toma nota en la subjetividad de ese encuentro contingente, marca indeleble que perdura como modo de goce. Con ello los analizantes se hacen un estilo de vida -como podemos ver en clínica, donde una joven pasa de la identificación queer al uso del haiku, gracias a la operación analítica-. Los artistas han encontrado un saber hacer con el goce, y los analistas, aquellos que han dado el paso, se conciben en este sentido como Analistas de la Escuela-Artistas.

Jacques Lacan nos dice que el psicoanalista debe dejarse enseñar por el arte, el cual encuentra su raíz en lo real, se ubica por sí mismo en el registro del sinthome. Duchamp define el arte moderno, precisa:“es lo que es hecho por un artista”; aquí se desplaza la cuestión y puede ser equiparada a la interrogación de Lacan: ¿qué es un psicoanálisis? “Es el tratamiento dado por un psicoanalista” y si se lo reconoce como tal, hará psicoanálisis; he ahí a los Analistas de la Escuela.-Artistas.

Letras Lacanianas se hace eco a esta propuesta que nos trae el testimonio de los AE, y en especial del texto: “Con cada analizante se vuelve a empezar”, del AE recién nombrado de nuestra comunidad, Santiago Castellanos.

Letras Lacanianas nos brinda tres textos relativos al arte, uno de ellos, una entrevista en la que nos dejamos enseñar por el artista que nos relata lo que encuentra en lo que hace.

Javier Codesal nos dice: “El arte trabaja por esa zona inestable donde se atisban límites”. Se interroga sobre si descubre un verdadero cuerpo, algo distinto de la imagen, que la niegue incluso. Algo más: igual que la imagen en el arte suele ser camino de paso, ¿no habrá también sobre el cuerpo un posible pasaje?”

Y entonces nosotros nos interrogamos: ¿cuál es el verdadero cuerpo? Él se aproxima con su lente en primeros planos inquietantes, para capturar eso que la imagen vela, con el pudor del que en un instante se atisba.

Aparece la muerte, la enfermedad y la inmovilidad de los cuerpos que no pueden relacionarse. Es un intento de humanizar la vida hasta en el borde que muerde la muerte.

El otro artista, limitado por la ciencia, nos presenta la anatomía de cadáveres sobre los que trabaja, para exhibirlos como si estuviesen vivos. Es la muerte que hace presente a la vida. Una pretendida inmortalización, cuya única intensión es perpetuarse en el museo de los horrores del cual es dueño, y en el que no sólo hay animales de todas las especies, sino organismos humanos en el esplendor de una actividad gimnástica. Es ver más allá del cuerpo; lo real del organismo, ¡la piel que cuelga de la mano como un colgajo! desvergüenza de un goce de carnicería que rompe con la moral civilizadora en el tratamiento del cadáver, algo que cae y que hay que sepultar, o dejar en su etimología: como cadáver, como comida para los gusanos. Aquí se presenta el cadáver para exhibir, engordando el goce del dar a ver lo que antes estaba vedado. Alimento para un ojo... que pide más...

Lo que atisba un artista se convierte en ruptura en el otro; el pudor se transforma en impudicia; el arte en ciencia; uno se ocupa del tratamiento de lo real mientras que él otro se abisma en el.

Estas Letras Lacanianas se dejan enseñar por las artistas de su época; el psicoanalista debe tocar el goce, cada vez, en cada encuentro, para convertirlo en sinthome. Para reinventar el psicoanálisis en una época sin vergüenza del goce.

Quiero agradecer a los fotógrafos, amigos, conocidos, a los pintores que con su arte embellecen a Letras Lacanianas.

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